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viernes, 19 de julio de 2019

Eduard Dubinski, mártir mundialista

En 1954 el ucraniano Eduard Dubinski (Едуард Дубинський en ucraniano o אדוארד דבּנסקי, tal su nombre judío) arrancó su carrera como primer defensor central en el Lokomotiv Kharkiv, el equipo de su ciudad natal. Al año siguiente pasó al ODO Kiev, en 1956 al ODO Sverdlovsk hasta que en el '57 se incorporó al CSKA Moscú, en la capital soviética.

En 1961, sus actuaciones en el CSKA le abrieron las puertas a la Selección de la URSS, la misma que un año antes se había quedado con la primera edición de la Eurocopa al derrotar en la final a Yugoslavia. El gran desafío apuntaba a Chile, donde se realizaría la Copa del Mundo 1962. Pero allí empezaría su drama personal.

Yashin detiene la llegada de
Erkovicha. A la izquierda,
Dubinski y Neto.
En la tarde del 31 de mayo la ciudad de Arica esperaba por el debut de la Unión Soviética contra los yugoslavos, un partido que desde el día del sorteo se había promocionado como una revancha de la final de la Eurocopa. Si se anhelaba una exhibición entre el poderío soviético y la magia con el balón de los balcánicos, la realidad fue totalmente opuesta. Ese fue el primer capítulo violento de un certamen marcado por los golpes y el juego sucio. La URSS ganaba 1-0. Antes del descanso, Dubinski salía jugando desde el fondo, en una acción sin peligro alguno, cuando el delantero bosnio Muhamed Mujic le salió al cruce y con una violencia inusitada le quebró la tibia y el peroné de la pierna izquierda.

Viktor Kanevskyi y Lev
Yashin lo levantan.
El árbitro alemán Albert Dusch no vio la agresión, tampoco sus linesmen, por lo que Mujić, quien además era el capitán, no fue expulsado. Pero, indignados, fueron los propios yugoslavos quienes decidieron echarlo de la cancha. La delegación lo mandó de regreso a su país. Mujić no volvería a vestir nunca más la camiseta de la selección, pero Dubinski era llevado al hospital, con su impresionante fractura expuesta.

Los golpes siguieron y el georgiano Slava Metreveli, de la URSS, terminó con 12 puntos de sutura. Los soviéticos ganaron 2-0 y el formidable arquero Lev Yashin salvó el resultado en dos disparos de Dragoslav Sekularac y Milan Galić.

Pasado el Mundial, Dubinski se recuperó en Moscú y volvió a jugar en el CSKA, hasta 1964, año en el que pasó al KFK YuGV húngaro. La Selección ya había quedado atrás. Retornó a Ucrania en 1966 para sumarse al SKA Odessa y siguió dos temporadas más con la camiseta del Metallurg Lipetsk, en Rusia. Allí su carrera se terminó dolorosamente: tenía 33 años, podía seguir, pero aquella salvaje agresión de 1962 volvió a escena: la mala curación de la fractura le causó un sarcoma (una forma de cáncer) que tras varias cirugías derivó en la amputación de la pierna.

Estaba condenado a una silla de ruedas por el resto de su vida. Pero fue por muy poco tiempo. El 11 de mayo de 1969, a los 34 años murió por complicaciones derivadas de aquel fault asesino de Mujić.
Sus restos descansan en el sector 23 del cementerio Vagankovsky de Moscú. Nunca le faltan flores.