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miércoles, 10 de septiembre de 2008

Paraguay: temple, fuerza y coraje

El 18 de junio el fútbol guaraní comenzará a vivir su centésimo año de vida y el aniversario lo encuentra en el mejor momento de su historia. Con trabajo, talento y sangre nueva, Paraguay se está ganando un lugar entre los de arriba. 

Artículo publicado en FIFA Magazine, en julio de 2005. 

Temple, fuerza, coraje. Palabras que describen rápidamente el estilo del fútbol paraguayo, compatibles con habilidad, sed de victoria y juego limpio. En medio de dos gigantes como Brasil y Argentina, el fútbol guaraní supo forjarse a través de un siglo una identidad con características propias. Maestros del cabezazo, sus futbolistas siempre fueron rivales duros en el contexto sudamericano, pero su potencial aparecía ensombrecido por su enormes vecinos. Hoy se está dando en el fútbol paraguayo un sano cambio de mentalidad. Hace algunas décadas, haber eliminado a Brasil en el torneo pre-olímpico hubiera significado todo el éxito. Sin embargo, esta vez se tomó como un escalón para el verdadero desafío de Atenas, donde la selección albirroja demostró su poderío y su hambre de gloria hasta conquistar la valiosa medalla de plata, la única de la historia del deporte paraguayo.

Como si se tratara de una herencia genética, esa personalidad del futbolista guaraní se transmite a las nuevas generaciones y los más pequeños son fieles al modelo. Por eso, la Asociación Paraguaya de Fútbol (APF) trabaja poniendo un fuerte acento en el futuro, conciente que los miles de niños que aman el balón escribirán las mejores páginas por venir. Para fin de junio se terminará la segunda etapa del Centro de Alto Rendimiento en Ypané, cerca de Asunción. Financiado sin ayuda estatal, gracias al proyecto Goal, la nueva casa albirroja es un lugar moderno dedicado al entrenamiento, con todas las comodidades. Y precisamente la segunda etapa pronta a inaugurarse apunta al mayor cuidado de los juveniles, con canchas, lugar de concentración, sala de prensa, consultorio médico... una infraestructura similar a la de la Selección mayor.

El fútbol como escuela 
Paraguay apuesta a un proceso de crecimiento de sus jóvenes al que denominan “escolaridad”. El país fue sede el año pasado del primer torneo sudamericano Sub 16 y lo ganó. Ese equipo fue la base del Sub 17 que jugó el premundial, en Venezuela. En los últimos mundiales juveniles, hubo una asidua presencia guaraní, pero sobre todo se dio una continuidad en el aprendizaje, con trabajo serio y respeto por esa consecución de tareas de los chicos. “Los muchachos que ganaron la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Atenas ya venían trabajando en selecciones juveniles. Se respetó esa escolaridad y los resultados empezaron a aparecer”, resume Nicolás Ledesma, director de comunicaciones de la APF.

Escolaridad, sinónimo de planificación, de objetivos. Y esos campeones Sub 16 están en plena etapa de instrucción, listos para empezar la edad competitiva. Son una generación que ya acumula experiencia y tuvo su primer festejo. 

“Los paraguayos son muy resultadistas y no quieren esperar mucho a los jugadores jóvenes, pero a esa edad, demuestran que en el fútbol paraguayo se sabe jugar, que no somos menos que Argentina y Brasil en aquello de la fantasía y la creatividad”, apunta el directivo, marcando la necesidad de respetar las etapas de aprendizaje. Cuando un jugador llega a la selección mayor, ya tiene un par de torneos juveniles en su currículum, lo que supone un crecimiento gradual, con paso por certámenes sudamericanos y mundiales juveniles. De acuerdo a este concepto de escolaridad, podría decirse que cada vez hay más egresados realizando postgrados en el exterior. Éxitos como el de Roque Santa Cruz en Alemania abren puertas a otros compatriotas.

Egresados con medalla 
Cuando volvieron de Atenas, el estadio Defensores del Chaco se llenó para recibir a los héroes. Y en esa ocasión, Nicanor Duarte, el presidente de la Nación dijo que el país debía tomar como ejemplo la estructura y organización del fútbol. “Los políticos se dieron cuenta que trabajando ordenadamente, que no es nada del otro mundo, se pueden alcanzar logros como el de la selección olímpica”, resalta Ledesma. Otra vez el fútbol mostró un camino para el resto de la sociedad.

La Medalla de plata, la emoción de ver izar la bandera paraguaya entre la argentina y la italiana, dos grandes del fútbol mundial, no son casualidad, ni fruto de un mes de fútbol de alto vuelo. Son producto de un proceso que comenzó más allá del campo de juego. Tras 12 años de ausencia, en 1998 Paraguay volvió a la Copa Mundial y de momento está consiguiendo el pasaje para Alemania 2006. En Francia 98 fue eliminado por el campeón y en Corea/Japón por el subcampeón, lo que hace más honrosa su despedida. Algo similar pasó en los mundiales Sub 20: en Argentina 2001 cayó en semifinales ante el local y campeón, y en los Emiratos Árabes Unidos ‘03 su verdugo fue España, subcampeón.

¿Cómo se mantiene a futuro este lugar ganado por el fútbol paraguayo, para que no se quede sólo en una generación brillante? “Por idiosincrasia los paraguayos somos temerosos a los grandes cambios y se hace todo traumático. Pero felizmente en el fútbol se está viendo que somos más amigos de hacer cambios. Teníamos miedo que nos pase como a otras selecciones, que luego de una generación exitosa no tuvieron recambio”, comentan en la APF.

La fusión de gente joven en la selección da esperanzas de que la renovación no será dolorosa: ya están apareciendo jugadores de muy buen nivel como Julio Manzur u Osvaldo Díaz, que brillaron en Atenas. Nuevos futbolistas parten al exterior, como Nelson Haedo, del Werder Bremen, o Fredy Bareiro, en el Saturn de Moscú y la sonrisa vuelve a los aficionados.

No están solos, en los últimos tiempos la cantera guaraní exportó a Edgar Barreto, al Nijmegen holandés, Diego Figueredo al Valladolid, Celso Esquivel al San Lorenzo argentino, y Nelson Cuevas, que pasó por River Plate, el creciente fútbol de China y actualmente milita en Pachuca, de México. Oscar Harrison, presidente de la APF considera que el fútbol de su país "evolucionó tremendamente. Antes un futbolista paraguayo transferido al fútbol argentino tardaba un año en aclimatarse para poder jugar. Ahora, en un año se han ido jugadores como Villar, Bobadilla, Morínigo, Monges, y juegan normalmente. El argentino es un fútbol muy competitivo, y esto dice que el nuestro se está poniendo a tono, y no solamente con dos equipos, como antes". Hay muchos nombres que garantizan una materia prima de recambio y esa escolaridad también se da al llegar a la selección mayor.

Así lo resumió Antonio Colmán Rodríguez, presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales de la AFP: “Los pichones reunidos en selecciones piaban con sus tempraneras habilidades, que ya son el recambio de los próceres. Brillantes actuaciones de los grandes. No menos brillante la performance de los menudos. ¡Paraguay! Aquí y allá. ¿Transición? Nada de nada. El reemplazo ocurrió y las figuras nuevas son tan buenas que casi nadie se percató que los integrantes del seleccionado de ahora, superando el 50%, son del semillero local. Ya no enviamos al exterior materia prima bruta para reimportarla manufacturada”.

La exportación acelera los tiempos. Grandes jugadores como Carlos Gamarra, del Inter de Milán, José Saturnino Cardozo, del Toluca mexicano, y el arquero Justo Villar, campeón argentino con Newell’s Old Boys, están consagrados en tierras extranjeras. A Aníbal Ruiz, entrenador de la selección, se le hace difícil contar con sus figuras y dispone de pocas horas antes de los partidos para tener al plantel completo. Por eso, los chicos "olímpicos” ya están ganando su lugar y entran en los partidos eliminatorios. Aunque Ruiz es uruguayo, su mentalidad futbolística es netamente paraguaya y explota lo mejor de sus características.

"El recambio en la selección lo estamos procesando desde hace rato, porque cuando terminó el Mundial 2002, nos pusimos a hacer partidos amistosos para ir viendo jugadores jóvenes”, describe Harrison. Y agrega: “nos criticaban por jugar compromisos sin nuestros principales valores, pero creo que esa circunstancia nos dio la posibilidad de ver a otros futbolistas, que hoy ya están prácticamente consagrados. De los históricos, sólo quedan Gamarra y Cardozo, el resto son jugadores que todavía tienen mucho para dar. El proceso está en plena evolución".

Camino al futuro 
El salto de calidad de la última década no fue solamente futbolístico. La administración de Oscar Harrison, que cumplió diez años, logró modernizar la APF, y adecuar el trabajo al siglo XXI. “Dejamos atrás al dirigente amateur para ser profesionales”, resume Colmán Rodríguez.

Se informatizó toda la asociación, creció la difusión con la página web y la revista propia... La conducción es una continuación del trabajo serio del Dr. Nicolás Leoz, hoy al frente de la Conmebol. A principios de abril, el parlamento condonó a los clubes las deudas contraídas con la Administración Nacional de Electricidad y las finanzas no están en rojo. “La economía del fútbol paraguayo es sana; los clubes no están endeudados, como en otros países, y la APF tampoco”, puntualizó Harrison. Y el crecimiento, de cara al centenario, se da hacia el interior del país.

Históricamente, el fútbol guaraní pasó por Asunción, la capital, por eso la idea de los dirigentes es asistir a los clubes del interior, porque no todos tienen la infraestructura y la capacidad económica como para competir en el alto nivel. La intención era crear equipos para que las ciudades se identifiquen con ellos. Se acordó que el ascenso de estos clubes se dé mediante el mérito deportivo, y así fue como llegaron en muy poco tiempo equipos como 12 de Octubre, de Itaguá, que incluso entró dos veces la Copa Libertadores.

No existió la misma suerte con otras instituciones que en teoría eran de mayor potencial económico, como el Pettirossi de Encarnación, que es de una zona rica del país. Ahora está 3 de Febrero de Ciudad del Este, que también se ganó el lugar en el césped, como General Caballero de Zeballos Cué, uno de los clubes más antiguos del país.
Pero aunque este proceso de integración sea lento, ya surgen talentos: el 80% de la selección salió del interior. Además, la Copa América de 1999 dejó modernos estadios y sirvió para la unión definitiva del fútbol nacional. El centenario no podía avizorarse mejor.

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