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martes, 25 de agosto de 2020

Copa Libertadores: unos pocos testigos


La inmensa popularidad de la Copa Libertadores tuvo curiosos momentos en los que las tribunas lucieron casi vacías. El sábado 8 de agosto de 1981 se dio uno de los casos más notables, en el clásico paraguayo: Olimpia y Cerro Porteño ya no tenían posibilidades de acceder a semifinales y jugaron en el estadio Defensores del Chaco prácticamente desierto. Solamente se vendieron 539 boletos aquella tarde, un hecho excepcional, que nunca volvió a repetirse. Esa escasa concurrencia fue testigo de la victoria 3-0 del Ciclón de Barrio Obrero.


Cerro Porteño 1981
Olimpia 1981

Sin embargo, esta baja asistencia registra un antecedente para destacar, ya que se trata de los dos equipos argentinos con más seguidores: como en su estadio Monumental se estaban realizando tareas de remodelación con vistas a la Copa Mundial de 1978, el 18 de mayo de 1977 River Plate recibió a Boca Juniors en la cancha de Huracán. Era el cierre del Grupo 1 y Boca ya tenía su pase a semifinales mientras River ya estaba eliminado, por lo que el derby concitó poco interés en los aficionados: “apenas” unos 5 mil espectadores presenciaron el empate sin goles. En medio de la fría noche de Buenos Aires parecían todavía menos.

La reducida hinchada de River para un Superclásico devaluado.
A lo largo de medio siglo, se dieron otros partidos en los que ya no había nada en juego y no movilizaron al gran público, pero nunca con equipos de tanto arraigo popular como los grandes de Paraguay y Argentina.

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