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viernes, 28 de septiembre de 2018

El fútbol en Kiribati

Kiribati (pronunciado "Kíribas" en gilbertés), oficialmente la República de Kiribati (en inglés: Republic of Kiribati; en gilbertés: Ribaberikin Kiribati), es un archipiélago y país insular ubicado en la zona central oeste del océano Pacífico, al noreste de Australia. Está integrada por un grupo de 33 atolones coralinos y la isla volcánica de Banaba diseminados en un área de más de tres millones de kilómetros cuadrados. Entre ellos destaca Kiritimati (Isla Christmas), el atolón más grande del mundo y primer lugar poblado del planeta en dar la vuelta al calendario cada año.

Al igual que Tuvalu, está amenazado por la elevación del nivel del mar por causa del calentamiento global: un informe de la ONU de 1989 demostró que Kiribati sería uno de los primeros países en desaparecer.

Kiribati es independiente desde 1979 y se convirtió en miembro pleno de la ONU en 1999. Su capital y ciudad más poblada es Tarawa Sur. Allí se encuentra la Kiribati Islands Football Association (KIFA), órgano rector del fútbol en el país, y el Bairiki National Stadium, con capacidad para 2500 espectadores.

La población de 103 mil habitantes se reparte en el archipiélago, mitad al norte y mitad al sur de Ecuador, y atravesado también por la línea internacional de fecha: hasta el año 2000 (cuando el gobierno decidió adoptar una sola zona horaria) cruzar la nación significaba cambiar de día en día.

Selección de Kiribati
A diferencia de otras naciones del Pacífico, donde el rugby es el deporte mayoritario, en Kiribati son fuertemente aficionados al fútbol. Por eso, el principal objetivo es poder ingresar a la FIFA. Ya son miembro de la confederación de Oceanía e integran la ConIFA, pero el objetivo mayor pasa por Zúrich.

"Te mauri, te raoi ao te tabomoa" es un deseo que en el lenguaje gilbertense significa "salud, paz y prosperidad". Con este lema, cierra cada carta que Ioteba Redfern, presidente de la KIFA, envía periódicamente a la sede suiza de la FIFA para dar cuenta de fútbol en el país. El propósito de una década de insistencia es que finalmente el máximo organismo del fútbol mundial acepte a Kiribati.


El colega Stefano Fonsato (de Eurosport) dialogó con Redfern: "Si ingresamos a la FIFA tendríamos los fondos que nos permitirían construir una instalaciones mínimas para poder practicar fútbol dignamente. Pero puede ocurrir lo contrario: se darán las condiciones, pero también habrá demandas y se creará una enorme paradoja de la que es casi imposible salir", especifica el directivo.

A la FIFA le preocupa el hecho de que haya una cancha de fútbol en condiciones, pero de estos atolones a la par del nivel del mar, es imposible concebir un césped natural, sólo hay arena de coral. "Una solución -continúa Redfern- sería el campo de césped artificial (que no es reconocida oficialmente por la FIFA entre los requisitos de registro), pero ¿con qué dinero los construiríamos?". A diferencia de Gibraltar, las Islas Feroe o Guam, Kiribati es totalmente independiente y no cuenta con apoyo de otras naciones. Las empresas locales son muy pequeñas como para apoyar financieramente el proyecto.

Bairiki National Stadium
Pero Jake Kewley, DT de la selección, explica un problema aún mayor: la malnutrición. En Kiribati no hay cultivos, más allá de la palma de coco. Gran parte de la población es obesa o padece trastornos de la alimentación preocupantes. "Y esto también influye en el fútbol", dice.

A nivel local se juega cada año una liga. La primera de la que se tengan noticias se disputó en 1984. El torneo 2016 fue totalmente financiado por el gobierno de Taiwán, con el que Kiribati tiene relaciones diplomáticas debido a los derechos de pesca pagados por Taipei, además de las dos Coreas. Estos derechos son la única fuente de ingresos para la economía local, junto con algunas donaciones de Japón y Australia. El certamen es algo "desprolijo"con varios equipos mixtos entre hombres y mujeres, y muchos futbolistas que juegan descalzos. De un partido a otro los equipos se prestan los pocos juegos de camisetas disponibles y también comparten los botines.

Para cerrar, dos imágenes que emparentar al fútbol de Kiribati con la Argentina: una premiación en el estadio Bairiki en la que aparecen dos camisetas (no oficiales) de Boca Juniors y una escena en la que los protagonistas lucen casacas de la selección celeste y blanca.



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