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lunes, 16 de octubre de 2023

La chilena

El vasco Ramón Unzaga había nacido en Deusto, cerca de Bilbao, en junio de 1892. Cuando tenía 14 años, su padre decidió que la familia emigraría a América, y terminaron asentándose en el puerto de Talcahuano, en Chile. Enseguida se identificó con esa nueva tierra enmarcada entre la cordillera de Los Andes y el océano infinito.

Estudió contabilidad en el Colegio de los Padres Escolapios en Yumbel y cuando egresó empezó a trabajar en el departamento de contabilidad de las minas de carbón de Schwager. Cuando cumpló 18 años adoptó la nacionalidad chilena. Practicaba varias disciplinas del atletismo y también era bueno en la natación, pero por sobre todo se le daba por jugar al fútbol entre aficionados a este novedoso deporte. Cuando llegó a los veinte años, se incorporó al equipo de Schwager, donde se destacó y lo sumaron a un seleccionado de Talcahuano.

Ramón Unzaga
El 16 de enero de 1914, su equipo Escuela Chorera jugaba un partido en el Estadio El Morro y en una jugada dibujó una extraña pirueta: había quedado de espaldas al arco adversario y como el balón le bajaba delante de sus ojos, se recostó en el aire y lo pateó por encima de su cuerpo. Los espectadores y luego los periodistas empezaron a llamar a esa acción “chorera”.

Ya convocado al equipo nacional de Chile, y como capitán, repitió el recurso en el primer campeonato sudamericano, en 1916, en Buenos Aires. La prensa argentina lo rebautizó “chilena”. Era algo nunca visto, novedoso y colmado de estética. El periodismo uruguayo llamó Unzaga “Trizaga”, porque decían que valía por tres, por su técnica, más allá de acrobático movimiento.

En 1920 jugó su segunda Copa América, en su patria adoptiva, de nuevo con la cinta de capitán. No lo sabía, pero era su despedida del certamen y del seleccionado. Chile no participó en las ediciones de 1921 y 1923, mientras que en la de 1922 no fue convocado. Y el último día de agosto de 1923 lo sorprendió un ataque cardíaco cuando tenía apenas 31 años. El estadio El Morro fue rebautizado con su nombre.

La chilena llevaba la patente de Unzaga, pero tendría otro continuador chileno con final trágico. Aunque no era David Arellano quien había creado esa pirueta, nadie la dibujaba mejor que él. Liviano y de frágil contextura, el santiaguino se acostaba en el aire, de espalda al arco, y voleaba hacia atrás por encima de su alma. Se identificó tanto con este gesto que muchos creían que él era el inventor.

Arellano jugaba en Magallanes pero junto a sus hermanos y un grupo de entusiastas decidió que la mejor manera de expandir las prácticas deportivas era fundar un nuevo club. Fue así que se reunieron en el bar “Quita penas” de Santiago y el 19 de abril de 1925 dieron nacimiento a Colo- Colo. Ni sospechaban que, pronto, la flamante institución que honraba en su nombre a un cacique mapuche se convertiría en sinónimo del fútbol chileno. Siguiendo el espíritu pionero de Arellano, Colo-Colo fue el primer equipo de Chile que se aventuró en una gira lejana: Ecuador, Cuba, México, Portugal y España fueron testigo en 1927 de la calidad del equipo. David fue quien popularizó la “chilena” en Europa.

Y justamente en España, la madre patria que había visto nacer a Unzaga, se desata el drama en el amistoso contra la Real Unión Deportiva, en Valladolid: su hermano Pancho tira el centro, David salta a cabecear y choca en el aire con Hornia, el centrehalf. Una rodilla del español impacta en su vientre y él cae exánime mientras un murmullo helado atraviesa la cancha. Camilla, ambulancia, hospital, y un diagnóstico irreversible: peritonitis traumática. Hace casi un siglo la medicina no tenía una cura. El médico le informa el panorama a la delegación. Arellano, preso del dolor, pide un sacerdote para confesarse y cierra sus ojos para siempre. En su memoria, Colo-Colo porta sobre su escudo un luto perpetuo.

El término “chilena” está admitido por la Real Academia Española en su diccionario y es empleado por por la FIFA en las ediciones en español de sus circulares, documentos y la webs oficial. Sin embargo hay una controversia. ¿Nació en Chile en los pies de Unzaga o en el puerto peruano de Callao?

La FIFA agrega: “… en Sudamérica también es conocida como chalaca”, lo que remite a otro posible origen: Perú. Fue allí donde en 1892 un habitante de la ciudad -un chalaco, su gentilicio- ensayó con éxito la acción en un partido contra marinos ingleses, según el historiador local Jorge Basadre, autor de la “Historia de la República del Perú”, considerada la obra más relevante de la historiografía peruana del siglo XX.

El copyright de esta acrobática jugada es un motivo más de disputa entre los apasionados hinchas de Chile y Perú, otro clásico del Pacífico.

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