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sábado, 11 de julio de 2015

Acción sin precedentes de Israel contra el racismo del Beitar Jerusalem

En un quiebre histórico con la política anterior, el gobierno israelí convoca al Beitar Jerusalén (club de la derecha nacionalista) a discutir su política abiertamente racista de negarse a contratar a jugadores israelíes-palestinos, que se encuentran entre los mejores del país.

Traducción del artículo publicado por James M. Dorsey (*) en la web The Turbulent World of Middle East Soccer

La jugada llega semanas después de que la Israel Football Association (IFA) se adelantara por poco al pedido de resolución presentado por la Palestinian Football Association (PFA), que reclamó la suspensión de Israel en la FIFA, por su incapacidad para acabar con el racismo en fútbol israelí. En un compromiso, la PFA retiró su demanda en favor de la creación de un comité de la FIFA para supervisar los esfuerzos israelíes para atender los reclamos palestinos.

La decisión de esta semana del gobierno israelí le da credibilidad a la acusación de la PFA sobre racismo y la discriminación y critica la IFA, la única asociación de fútbol de Oriente Medio que tiene un programa de lucha contra el racismo formal, incluso si su aplicación ha sido menos vigorosa para frenar los excesos de la base xenófoba y rabiosamente racista de hinchas del Beitar Jerusalem.

Esta medida también es un reconocimiento de que las medidas disciplinarias de la IFA contra el Beitar, que tiene el peor récord de disciplina en la Israeli Premier League a causa del racismo de su hinchada, hasta ahora no han logrado convencer al club de corregir sus actitudes.

Jugadores de Beitar Jerusalén con una pancarta que dice
"partidos amistosos contra la violencia" antes de enfrentar al
Bnei Sakhnin, equipo árabe-israelí, en un ambiente muy cargado.
La IFA ha multado varias veces al Beitar, fundado como club nacionalista militante, apoyado desde sus inicios por líderes de la derecha israelí, hasta el primer ministro Benyamin Netanyahu, y quitado puntos, sanciones que no han sido suficientes para que el club actuara contra su hinchada. Para ser justos, lo mismo puede decirse del gobierno, que ha tenido múltiples oportunidades para convocar al Beitar a comparecer ante la Comisión de Igualdad de Oportunidades de Empleo del Ministerio de Economía para justificar su negativa a contratar futbolistas palestino-israelí.

Mohammad Ghadir
Una de las oportunidades más evidentes fue en 2011 cuando el delantero israelí-palestino Mohammad Ghadir (entonces en el Macabí Haifa) expresó su intención de pasar al Beitar Jerusalem, pero fue rechazado. "Me adaptaría perfecto al Beitar, y el equipo me iba como anillo al dedo. No tengo ningún reparo en mudarme para jugar para ellos", dijo en ese momento Ghadir. Beitar se negó a contratar a otros dos futbolistas palestinos, Abbas Suan y Ahmed Saba'a, que también habían aceptado jugar para el club.

La convocatoria de esta semana fue seguida por la negativa del Beitar de cumplir con el pedido de la comisión en abril de cambiar su política de no contratar jugadores palestinos. Ahora, la jugada del gobierno parece diseñada como un contrapeso al esfuerzo palestino para que la FIFA suspenda a Israel.

Sin un pretexto inmediato en el momento de negarse a contratar un jugador, el timming de la medida gubernamental parece más impulsada por asuntos locales y geopolítica. La convocatoria al Beitar contrarresta el uso del miedo anti-palestino impulsado por Netanyahu con fines electorales, una táctica que hasta fue criticada por Barack Obama, principal aliado de Israel.

Bandera con el logo del proscripto partido racista Kach.
El Beitar fue fundado en 1936 por miembros del movimiento Beitar, nacido en 1923 en Letonia, como parte de la tendencia revanchista sionista. El fundador, Zeev Jabotinsky, un exreportero de guerra ucraniano, buscó imbuir a sus miembros con un espíritu militar. El club inicialmente atrajo a muchos de sus jugadores e hinchas de Irgun, un grupo nacionalista extremo de resistencia judía paramilitar que emprendió una campaña violenta contra las autoridades del Mandato Británico. Como resultado, muchos de ellos fueron exiliados a Eritrea en los años 1940. Muchos de los miembros del grupo de la hinchada llamado La Familia (así, en español) son partidarios del proscripto Kach, el partido violento y racista que fue encabezado por el asesinado rabino Meir Kahane. La Familia suele exhibir en las tribunas símbolos de Kach.

El primer himno del Beitar refleja la política del club, glorificando a un "guerrilla armada racista y dura, un ejército que se llama hinchas del Beitar". Ese espíritu todavía florece cuando los fans de Beitar se cruzan con rivales de equipos palestinos. Su apoyo alcanza un tono febril cuando entonan cánticos racistas antiárabes y atacan el Profeta Mahoma.


Los partidos del Beitar a menudo se parecen a un campo de batalla de Medio Oriente. Los hinchas del núcleo duro del club (hombres de origen sefaradí de Medio Oriente y el norte de África que definen su apoyo como subversivo y contra el establishment ashkenazi del país) se deleitan con su condición de chicos malos. Su aversión a los judíos ashkenazi de extracción de Europa del Este, arraigado en el resentimiento contra la discriminación social y económica, rivaliza con su desprecio por los palestinos.
“Soy racista. Odio a los árabes… Si vienen musulmanes,
los fans quemaremos el club. Eso no puede ocurrir.
Árabes y Beitar de Jerusalén no se mezclan”

La Familia provocó una rara indignación nacional en 2013 cuando se desplegó una bandera afirmando que "Beitar siempre permanecerá puro" en protesta contra la breve contratación de dos jugadores musulmanes de Chechenia. Fue el uso de un lenguaje asociado con el nazismo alemán lo que desató la indignación contra esta expresión racista.

El fracaso para enfrentar seriamente a La Familia ha atrincherado percepciones palestinos de una sociedad israelí que es inherentemente racista. Ahmed Tibi, miembro palestino-israelí del Parlamento, le echa la culpa de los excesos de La Familia a los líderes políticos y deportivos israelíes: "Durante años, nadie trató de detenerlos, ni la policía, ni el club, ni la fiscalía general ni la Israel Football Association".

(*) James M. Dorsey es un alto miembro de la S. Rajaratnam School of International Studies y de la Universidad Tecnológica de Nanyang en Singapur, codirector del Institute of Fan Culture of the University of Würzburg y autor del blog The Turbulent World of Middle East Soccer, que próximamente se convertirá en un libro con el mismo título

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