Claudio Suárez sumó 178 presencias con la Selección Mexicana y es uno de los jugadores que más defendió a un país en la historia del fútbol. A los 38, el emperador repasa sus años en verde, blanco y rojo.
Por PABLO ARO GERALDES
Elogiado por los mejores entrenadores del mundo, el defensor mexicano Claudio Suárez fue durante 15 años un sinónimo de Selección Nacional. Un capítulo de 178 juegos que cerró para siempre, rodeado del homenaje de sus ahora ex compañeros y de toda la afición azteca. Mientras juega en Chivas USA la que, cree, será su última temporada, toma perspectiva y analiza su largo paso por el equipo nacional.
–Tuviste a todos los técnicos de los últimos 15 años. Empecemos por César Luis Menotti...
–Él fue quien me convocó por primera vez, en 1992. A todos nos dejó marcados su presencia en México. Es muy motivador y le dio un concepto diferente de juego a la Selección. Él abrió el panorama a nivel internacional, gracias a su trabajo se empezó a conocer mejor el fútbol de México. Con un estilo más alegre y abierto, el futbolista mexicano empezó a creer más en sí mismo.
–Y sin fórmulas rebuscadas…
–Absolutamente. A él le gustaba enseñarnos cómo achicar la cancha, siempre convocando a jugadores inteligentes. Me adapté perfectamente a ese sistema. El achique lo seguí aplicando en toda mi carrera, fue una de las enseñanzas más importantes. Lástima que en su época había muchos conflictos directivos...
–Después llegó Miguel Mejía Barón...
–Fue quien me hizo debutar en Primera División con los Pumas. El era un admirador de Menotti y lo hacía ver en la forma en que dirigía a sus equipos: achicar, controlar el balón, no dividirlo, atacar…
En la Copa América de Ecuador ‘93 llegamos a jugar la final con Argentina y, aunque perdimos, se dejó una buena impresión de cara a la Copa del Mundo del ‘94. Fue una de las mejores etapas que vivió la Selección Mexicana.
–¿Ese partido con Bulgaria en 1994 fue una posibilidad desperdiciada de meterse entre los ocho mejores? Porque en los Mundiales siguientes tocaron rivales muy duros...
–Sí, lo pensó mucha gente, sobre todo porque Miguel no hizo ningún cambio en ese partido. Pero la verdad es que Bulgaria tenía un gran equipo y fue un partido muy parejo en el quizá nos faltó arriesgar más. Pero pensábamos en la final de la Copa América ’93, en la que salimos a buscar abiertamente el triunfo y Argentina aprovechó para liquidarnos de contragolpe. No quisimos arriesgar de más y así llegamos a los penalties, donde fuimos eliminados. Antes habíamos ganado el “Grupo de la Muerte” por delante de Irlanda, Italia y Noruega, por los goles a favor.
–¿Cómo recuerdas el segundo período de Bora Milutinovic? El fue el siguiente...
–Fue un proceso extraño. Había una gran presión y cuando Bora tomó el mando las cosas caminaron un poco mejor. Empezó a enderezar el rumbo para las Eliminatorias de 1998 y los Juegos Olímpicos de Atlanta, combinando a varios jóvenes con gente de experiencia. Pero había un cuestionamiento generalizado: a la gente no le gustaba cómo jugábamos. México clasificó, pero finalmente lo despidieron.
–¿Cuál fue la impronta de Manuel Lapuente?
–El profe nos marcó muy bien su propuesta. Pero en la preparación para Francia ’98 tuvimos resultados muy malos. Incluso, en una gira previa por Sudamérica, nos goleó el equipo de reserva de la Universidad Católica de Chile. En Europa también nos fue muy mal, lo único rescatable fue que estuvimos lejos de todo el mal ambiente que se generaba en México, donde la prensa decía que nos regresáramos y todas esas cosas.
Hicimos un trabajo físico muy fuerte y el preparador nos pedía que confiáramos en él. Así fue y, en lo táctico, Lapuente fue muy inteligente, manejó los partidos en los momentos adecuados: le ganamos a Corea del Sur y después conseguimos dos empates muy emotivos contra Bélgica, con diez hombres, y ante Holanda, favorito a ganar la Copa. En 1999 quedamos terceros en la Copa América de Paraguay y ganamos la Confederaciones, en casa. Todo iba perfecto con Lapuente hasta que hubo unos malos resultados en la Eliminatoria para el Mundial 2002 y renunció.
–Tras un interinato de Hugo Sánchez llegó Enrique Mesa…
–Con él hubo una etapa muy difícil, con la base de Toluca y Atlas, los equipos que él tuvo y que jugaban buen fútbol. Hubo muchos jóvenes a los que les pesó la playera, sintieron la presión. Dejó afuera a muchos jugadores de experiencia, pero al ver que las cosas no andaban bien, los llamó de nuevo, pero entonces ya no estaban en un buen momento. Fueron resultados malísimos, no ganábamos un juego en la Eliminatoria y finalmente Mesa sintió que la cosa no iba a caminar con él. Dio un paso al costado y recomendó al Vasco…
–Era una brasa caliente para Javier Aguirre…
–Prácticamente era un milagro clasificar. Hacíamos cuentas, porque no dependía solamente de nuestros resultados. El me llamó nuevamente y clasificamos porque Honduras dejó ir un triunfo y nosotros le ganamos el último partido. Fue un trabajo muy importante para entrar al Mundial. Pero antes de ir a Japón me fracturé un peroné y me perdí el campeonato. Después de esa lesión estuve ausente un par de años...
–Hasta que Ricardo La Volpe volvió a llamarte...
–Sí, jugué un par de partidos, tuve otra lesión que me alejó de nuevo... Me llevó a la Copa América de Perú 2004, y a partir de ahí prácticamente no jugué. La Volpe ya tenía un grupo joven que él conocía y no tuve más oportunidades hasta el llamado para Alemania 2006.
La Volpe cambió un poquito la idea de cómo jugar: más vistoso, siempre con balón controlado, jugadores con técnica… A mí me gusta mucho su sistema. Es por eso que hoy hay tantos compatriotas en el exterior.
–La defensa mexicana en Alemania 2006 fue uno de los puntos más destacados por la prensa internacional.
–Carlos Salcido y Ricardo Osorio son un ejemplo en Europa. Aunque un poco bajitos para ser centrales, son muy rápidos y muy buenos marcadores, con una gran técnica. Eso ayudó para que México pudiera tener el control del balón desde abajo. Se jugó muy bien, sobre todo contra Argentina.
–Ya sin la Selección, ¿sigues en Chivas USA?
–Sí, vine hace un año y es un fútbol que va creciendo. Como en México no hay mucha difusión de lo que pasa en la MLS, algunos piensan que es un fútbol fácil, pero no. Está complicado, hay mucha fuerza y gran contacto físico. Después de un 2005 muy pobre, en 2006 hicimos una buena campaña y llegamos a las finales. Aunque me siento bien físicamente, este año estaré diciéndole adiós al fútbol.
–¿Qué vendrá después?
–Hice el curso de entrenador, así que por ese lado estará el futuro. De todos modos, prefiero esperar unos años, prepararme más antes de ejercer. No tengo prisa.
–¿Será en México o en Estados Unidos?
–En California mi familia se siente muy a gusto. Y hay algunos proyectos aquí...
Su brazo izquierdo ya no lleva la banda de capitán sobre la playera verde número 2. Ahora, Claudio Suárez es la memoria del Tri.
claudio ha sido y sera el mejor defensa del mundo por su humildad de jugar el futbol sin intimidar al adversario por su fuerza o tamano simplemente por su capacidad y su disfrute de jugar al futbol lo hace grande y es muy dificil ver un defensa jugar asi limpio y honesto felicidades claudio y dios t d fuerzas para demostrarnos como se juega el futbol pumas 100% soy
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