Las dos caras del mediocampista de Boca Juniors. Gozos y sombras del argentino premiado por Fox Sports en Español como "Mejor Futbolista Latino de 2007".
Artículo publicado en la revista Fox Sports, en enero de 2008.
Por PABLO ARO GERALDES
En la neblinosa Londres de 1886, el prestigio del Doctor Henry Jekyll era tan grande como el temor que infundía el depravado delincuente Edward Hyde. Solamente Robert Louis Stevenson, autor de la novela "El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde", sabía de antemano que ambos eran una misma persona. Esta historia se convirtió en un clásico, y también en sinónimo de una psicopatología: el desdoblamiento de personalidad.
El argentino Juan Román Riquelme es uno de los jugadores más talentosos del mundo… cuando está feliz. Cuando no, es blanco de insultos de las más variadas verbas y procedencias, excepto de los hinchas de Boca Juniors, que sienten por él un cariño incondicional. Es que en el cuerpo del ‘10' del campeón de la Copa Libertadores conviven dos personalidades: el volante apático e inexpresivo que baja el ritmo de todo el equipo, y el talento explosivo capaz de acarrear a todos sus compañeros a victorias y títulos que se explican solamente por su presencia.
Detesta las entrevistas y toda exposición pública. "Parecía un fakir debutante", lo definió un reportero que dialogó con él. Sólo acepta entrevistas hechas por sus pocos periodistas amigos; no habla, pero cuando lo hace despliega conceptos muy firmes y deja en claro que nadie va a pasarlo por arriba.
Su incómoda tensión ante la prensa se termina al entrar al césped: allí es el torero que domina la escena con ansias de trascendencia.Sus virtudes saltan a la vista; es una de las máximas figuras de la Copa Libertadores a partir de su pie derecho exquisito y su aura de líder. Para conocerlo más, vale repasar su historia. Don Torcuato, en la periferia de Buenos Aires, es un barrio de contrastes. En su geografía conviven mansiones lujosas y modestísimas casillas improvisadas para (sobre)vivir. A Román el destino lo puso de este último lado: allí nacieron él y sus nueve hermanos menores. Allí siguió viviendo cuando la vida la regaló una sonrisa, y se convirtió en el sustento de su familia.
Llegó a Boca desde las inferiores de Argentinos Juniors por 800 mil dólares, una cifra altísima por un juvenil que ni había debutado en Primera, pero su sueldo apenas pasaba los 1500. La calidad de su fútbol pronto lo llevó a ser referente del plantel... pero con el mismo salario. Allí surgieron las peleas con el presidente del club: "Que Macri no mienta más, gano apenas 1500 pesos", ventiló a los medios.
Fue tres veces campeón argentino, ganó la Copa Libertadores y la Intercontinental. La pelea con la directiva continuó. En 2001, en un juego contra River, el histórico rival, celebró su gol llevándose las manos a las orejas y se paró, desafiante, ante el palco presidencial como diciendo: "Ahora escucho su oferta". Después le bajó el tono a la polémica, argumentando: "Mi hija ama al Topo Gigio, por eso hice ese gesto". Por supuesto, nadie le creyó. El festejo fue un clásico. Pronto subió la apuesta: "Después de junio, por el mismo dinero, me voy a jugar con mis amigos". Marcos Franchi, su representante, fue declarado ‘persona non grata' por la dirigencia boquense y Riquelme retrucó: "Yo pido lo que creo que merezco, ni un peso más, ni un peso menos". La relación se había roto.
En 2002, el secuestro de su hermano Cristián (lo devolvieron a salvo) hizo que fuera vendido: "No voy a ser más futbolista en Argentina; tengo miedo", dijo el jugador, que además tenía problemas con el DT Oscar Tabárez. Pasó al Barcelona por 13 millones de dólares. Pero Louis Van Gaal no lo utilizó como armador, Riquelme no se sintió cómodo y no tuvo buen nivel. Si en Argentina los rivales de Boca lo llamaban "pecho frío", por su aparente indiferencia y falta de emociones, en España lo bautizaron "Tristelme".
Suena raro en el fútbol mercantilizado de hoy, pero los millones no son lo que moviliza a Román, aunque pelee con celo por el dinero que le corresponde: para jugar bien necesita sentirse feliz en la cancha. Y encontró esa felicidad en Villarreal, un club pequeño de una ciudad más pequeña todavía. En sus cuatro temporadas fue la joya, el más mimado. Guió al modesto Submarino Amarillo hasta la semifinal de la Liga de Campeones y dejó un recuerdo de 39 goles. Pero Villarreal fue otra muestra de dualidad: así como fue el futbolista más importante de la historia del club, también fue excluido por un desplante a Fernando Roig, el presidente: tras la licencia navideña y de fin de año de 2006, Riquelme exigió volver más tarde a las prácticas que el resto del plantel , algo que no fue aceptado. Pero igual se tomó ese privilegio y el directivo consideró que había desafiado a su autoridad y resolvió que no vista más la camiseta amarilla. El entrenador Manuel Pellegrini actuó en consecuencia.
El periodista español Enrique Cabrera lo siguió de cerca en Villarreal y escribió: "Aquí todo el mundo sabe (incluido el entrenador) que Riquelme es una estrella mundial. Pero sus pecados no son deportivos. En múltiples ocasiones se le concedieron privilegios con los que no contaban otros jugadores, y desde el club se entendía que Román era especial. Sin embargo, a ojos del club, Riquelme acabó siendo el hijo malcriado que nunca tiene bastante".
Pudo ser la gran figura de Alemania 2006 y decepcionó. Las críticas fueron feroces y respondió renunciando a la Selección porque los comentarios de la prensa afectaban a su madre. Rarísimo. Con la llegada de Alfio Basile decidió volver y es uno de los fijos en la formación albiceleste. Sin lugar en Villarreal, volvió a su amado Boca para la Libertadores 2007 y fue él la principal razón para que la Copa llegase por sexta vez al club. Finalizado el préstamo de seis meses, tuvo que retornar a España, donde no jugó. Riquelme deseaba volver a casa, pero exigió cobrar lo mismo que en Villarreal: Boca tuvo que pagar 15 millones de dólares. ¿Lo vale? En la Copa Libertadores, solamente si Riquelme está del lado del Dr. Jekyll, Boca puede soñar.
En 2002, el secuestro de su hermano Cristián (lo devolvieron a salvo) hizo que fuera vendido: "No voy a ser más futbolista en Argentina; tengo miedo", dijo el jugador, que además tenía problemas con el DT Oscar Tabárez. Pasó al Barcelona por 13 millones de dólares. Pero Louis Van Gaal no lo utilizó como armador, Riquelme no se sintió cómodo y no tuvo buen nivel. Si en Argentina los rivales de Boca lo llamaban "pecho frío", por su aparente indiferencia y falta de emociones, en España lo bautizaron "Tristelme".
Suena raro en el fútbol mercantilizado de hoy, pero los millones no son lo que moviliza a Román, aunque pelee con celo por el dinero que le corresponde: para jugar bien necesita sentirse feliz en la cancha. Y encontró esa felicidad en Villarreal, un club pequeño de una ciudad más pequeña todavía. En sus cuatro temporadas fue la joya, el más mimado. Guió al modesto Submarino Amarillo hasta la semifinal de la Liga de Campeones y dejó un recuerdo de 39 goles. Pero Villarreal fue otra muestra de dualidad: así como fue el futbolista más importante de la historia del club, también fue excluido por un desplante a Fernando Roig, el presidente: tras la licencia navideña y de fin de año de 2006, Riquelme exigió volver más tarde a las prácticas que el resto del plantel , algo que no fue aceptado. Pero igual se tomó ese privilegio y el directivo consideró que había desafiado a su autoridad y resolvió que no vista más la camiseta amarilla. El entrenador Manuel Pellegrini actuó en consecuencia.
El periodista español Enrique Cabrera lo siguió de cerca en Villarreal y escribió: "Aquí todo el mundo sabe (incluido el entrenador) que Riquelme es una estrella mundial. Pero sus pecados no son deportivos. En múltiples ocasiones se le concedieron privilegios con los que no contaban otros jugadores, y desde el club se entendía que Román era especial. Sin embargo, a ojos del club, Riquelme acabó siendo el hijo malcriado que nunca tiene bastante".
Pudo ser la gran figura de Alemania 2006 y decepcionó. Las críticas fueron feroces y respondió renunciando a la Selección porque los comentarios de la prensa afectaban a su madre. Rarísimo. Con la llegada de Alfio Basile decidió volver y es uno de los fijos en la formación albiceleste. Sin lugar en Villarreal, volvió a su amado Boca para la Libertadores 2007 y fue él la principal razón para que la Copa llegase por sexta vez al club. Finalizado el préstamo de seis meses, tuvo que retornar a España, donde no jugó. Riquelme deseaba volver a casa, pero exigió cobrar lo mismo que en Villarreal: Boca tuvo que pagar 15 millones de dólares. ¿Lo vale? En la Copa Libertadores, solamente si Riquelme está del lado del Dr. Jekyll, Boca puede soñar.
Riquelme no vale 15 millones.
ResponderBorrarSaludos.
Totalmente de acuerdo con Caligula. Roman no vale 15 millones, Vale mucho mas. Su magia no tiene precio, es sin lugar a dudas uno de los mejores enganches que existio en el futbol mundial.
ResponderBorrarRiquelme es el mejor jugador que vi personalmente, tecnicamente es impecable, le pega muy bien a la pelota, da asistencias de gol perfectas y puede aguantar la pelota cuando lo marcan mas de 2 jugadores. Como si esto fuera poco tambien hace jugar mejor al resto del equipo y dentro de la cancha el DT que ordena al equipo es el.
ResponderBorrarSin dudas uno de los mejores 10 del mundo y el mejor enganche de los ultimos 10 años.