Artículo publicado en el diario Líbero, de Perú, en mayo de 2008.
Por PABLO ARO GERALDES - Informe de Beto Tisinovich
Paciencia, determinación y triunfos. Esas tres palabras encierran la gran estadía de Sir Alexander Chapman Ferguson en Manchester United. Suma más de 21 años dirigiendo a los Diablos Rojos ingleses, que volvieron a la cima del fútbol mundial gracias a este escocés nacido en Govan el útimo día de diciembre de 1941. “Muchas cosas contribuyeron a tener éxito en este club –admite Ferguson–. La paciencia fue clave al principio. La directiva siempre me apoyó pese a los grandes cambios del sistema de juveniles, lo que nos permitió generar grandes futbolistas y dar un salto de calidad. Gracias a eso, logramos metas importantes que hoy disfrutamos”.
Comenzó como técnico en 1974, guiando al East Stirlingshire por 40 libras semanales y fue escalando hasta comandar la Selección Escocesa que jugó el Mundial México ‘86. En noviembre de ese año, Manchester United lo contrató para que lo saque del penúltimo lugar, cuando por Old Trafford se olía el descenso. Reemplazó a Ron Atkinson, pasó el desafío e inició la reconstrucción de uno de los clubes más fuertes del planeta, que en ese entonces estaba dormido.
En menos de dos años lo hizo subcampeón de la Premier League. Calmó a la afición con una FA Cup en los primeros tres años y la Recopa, frente al Barcelona, ya con Schmeichel en el arco, Bruce y Pallister en la zaga, Paul Ince y Bryan Robson en el medio, y Hugues y Brian McClair en el ataque.
Sin embargo, el equipo necesitaba un toque de jerarquía: Eric Cantona. El francés que había conducido a Leeds al título fue el impacto que precisó Manchester United para arrasar con todo. Le dio goles, liderazgo y, por sobre todo, como le gusta a Ferguson, fútbol. El escocés desarrolló con paciencia su tesoro más preciado: los ‘Fergie Boys’. Eran los hermanos Phil y Gary Neville, Sharpe, Beckham, Scholes, Ryan Giggs... Crecieron y llegaron al equipo sin prisa, bajo el amparo de Cantona. Luego se sumó Roy Keane como reemplazante del díscolo francés. Y con la compra de Andy Cole y Dwight Yorke, los Diablos Rojos se convirtieron en potencia, hasta el tetracampeonato histórico en 1999: Premier League, FA Cup, Champions League y Copa Intercontinental.
El escocés Andy Roxburgh, miembro de la comisión técnica de la UEFA y amigo de Ferguson, comentó la pasión que siente Alex por el fútbol: “Cuando dirigía al St. Mirren, en una noche en la que diluviaba, los focos iluminaban la cancha y él estaba allí, trabajando con unos treinta niños de 14 años. Lo hacía para el futuro del equipo”.
Es un DT muy ofensivo. Su estilo busca combinar por las bandas las funciones ofensivas de extremos y defensas. “A veces nos dejamos llevar por nuestro instinto de ataque, pero, si hay que morir, es mejor hacerlo cubierto de gloria”, afirma.
Dejó que Van Nistelrooy se aleje y, pese a eso, Manchester aumentó su caudal de gol. Se la jugó con Carlos Tevez, Cristiano Ronaldo y Wayne Rooney, y no lo defraudaron.
Ahora, con otra liga y otra Champions League en brazos, sigue moldeando al equipo del futuro. “Entren al campo y diviértanse”, pregona antes de pisar el césped Sir Alex Ferguson, el señor de los banquillos.
Lo de Ferguson es impensable, creo, en cualquier otro lugar donde los tiempos del fútbol se midan de otra manera. Creo que casos como el del Sir escocés demuestran la relatividad de la teoría de que el fútbol son ciclos y la necesidad de renovarlo todo desde los cimientos cuando se encadenan un par de temporadas sin títulos.
ResponderBorrarFerguson, el señor de los banquillos.