En Londres 1908 comenzó oficialmente la historia del fútbol en los Juegos. Cerrado el capítulo de Tokio, vale un repaso a estos 113 años de emociones.
Por PABLO ARO GERALDES
¿Un campeonato de fútbol entre países de diferentes partes del mundo? Antes de que existiesen los mundiales de la FIFA, el torneo olímpico era la cita que cada cuatro año determinaba quien era el mejor equipo del planeta.
En 1900 y 1904 el fútbol se presentó como un deporte de exhibición. La historia verdadera comenzó en Londres 1908 con solamente seis equipos: Gran Bretaña, Dinamarca, Holanda, Suecia y Francia, que presentó dos seleccionados. Curioso. Como se esperaba, los británicos fueron campeones; y en Estocolmo 1912 volvieron a colgarse la medalla de oro.
La Gran Guerra, como se conoció entonces a la Primera Guerra Mundial, interrumpió el ritmo cuatrienal de los Juegos. El regreso fue en Amberes, Bélgica, en 1920. Los locales fueron campeones.
Las siguientes dos citas olímpicas asombraron al mundo. En París 1924 se coronó un equipo de camiseta celeste al que los parisinos creían llegado desde África, por tener jugadores negros. Se trataba de Uruguay, el primer embajador del talentoso fútbol sudamericano. Goleó a los europeos y festejó la medalla de oro dando una vuelta a la cancha de Colombes. Desde entonces se conoce a esa celebración como "vuelta olímpica".
Los uruguayos volvieron a lo alto del podio en Ámsterdam 1928, donde derrotaron en la final a los argentinos. El toque sudamericano ya se había consolidado definitivamente e iba a repetirse en 1930, cuando Uruguay organizó la primera Copa del Mundo de la historia.
En los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1932 el fútbol estuvo ausente por un desacuerdo entre la FIFA y el COI. Al final se impuso el criterio olímpico y solamente se permitiría la participación de jugadores amateurs.
La Berlín de 1936 ya vivía bajo la sombra del nazismo y los Juegos se disputaron con la presencia de Adolf Hitler en el estadio. No pudo Alemania, pero sí Italia que, gobernada por Benito Mussolini, festejó con el saludo fascista.
La guerra de nuevo se hizo incompatible con el deporte. No hubo Juegos en 1940 ni en 1944. Volvieron en Londres 1948, cuando Europa todavía curaba sus heridas. Fue una olimpiada austera, que coronó a Suecia, con un ataque demoledor.
Después llegó el momento del bloque comunista. Como sólo se permitían futbolistas amateurs, los países del este europeo se beneficiaron, ya que sus mejores equipos eran del Estado y sus jugadores cobraban como oficiales (militares de alto rango), aunque su uniforme consistía en camisetas, pantaloncitos, medias y botines.
La medalla de oro fue en ocho ediciones consecutivas para equipos del otro lado de la Cortina de Hierro: Hungría fue campeón en Helsinki 1952, Tokio 1964 y México 1968; en Melbourne 1956 se coronó la Unión Soviética y en Roma 1960 el primer lugar fue para Yugoslavia.
La influencia de Europa Oriental duró una década más: Polonia se llevó el oro en Múnich 1972; Alemania Oriental lo consiguió en Montreal 1976 y Checoslovaquia celebró en Moscú 1980, en unos Juegos marcados por el boicot encabezado por los Estados Unidos.
Para Los Ángeles 1984 se cortó la serie: la Unión Soviética respondió con otro boicot, al que se adhirió todo el bloque oriental. Además, se empezó admitir a profesionales de Asia, África, Oceanía y el área de la Concacaf. Sudamérica y Europa podrían ir con profesionales. Francia aprovechó las condiciones y se vistió de Oro con un equipo encabezado por Michel Platini.
En Seúl 1988 los soviéticos alcanzaron su última medalla antes de desintegrarse. Lo hicieron al superar a Brasil en la final, que tenía a un tal Romario que empezaba a deslumbrar.
Para Barcelona 1992 se introdujo una novedad: el torneo de fútbol se jugaría con jugadores de hasta 23 años. Y en medio de los Juegos más alegres de la historia España se impuso a Polonia en un Camp Nou repleto. Emocionante.
Atlanta 1996 permitió tres jugadores mayores a los Sub-23 y vio por primera vez un festejo africano. Fue Nigeria, que barrió a Brasil en la semifinal y a Argentina en el último partido. Un campeón que rompió todos los pronósticos y dejó por el suelo a los candidatos.
África confirmó su crecimiento en Sydney 2000 y fue Camerún el que se colgó la presea dorada al superar a los españoles en la final.
En Atenas 2004, Argentina saldó una deuda con su rica historia futbolística y consiguió la medalla que 76 años antes se le había escapado. La de plata fue para una heroica Selección de Paraguay, que estuvo en la cita olímpica con el inmenso mérito de haber eliminado a Brasil en la clasificación previa.
Los Juegos viajaron a la milenaria China y el fútbol volvió a teñirse de celeste y blanco. En Beijing 2008 Argentina aplastó a Brasil en la semifinal y en el partido decisivo se tomó revancha de Nigeria, para alcanzar su segundo oro.
Londres 2012 supuso la tercera escala en la capital británica y la novedad de la victoria de México. Cuatro años después llegaría el momento de una reparación histórica: en Río de Janeiro 2016 Brasil consiguió finalmente la medalla dorada y pudo repetir el triunfo en Tokio 2020, que por la pandemia de covid-19 se disputaron en 2021.
Brasil, bicampeón olímpico. |
La historia del fútbol olímpico no se detiene. El 2024 París recibirá los Juegos Olímpicos por tercera vez y sumará un nuevo capítulo. Que sea el más emocionante.
Repasa el historial del fútbol olímpico
El fútbol es el deporte que menos ha sabido digerir el paso olímpico del deporte amateur al súper profesional. De hecho, ni siquiera hoy lo ha digerido. De ahí que sea más una aspiración personal de algunos jugadores que una necesidad nacional de afianzarse (al menos en España) o que veamos normas tan absurdas como la de poder reforzar con tres veteranos la selección olímpica sub'23 ...
ResponderBorrarBuenas,sobre lo del fútbol,llevan a los denominados buenos de cada deporte y me pregunto ¿y por que no del fútbol?,ya que de todos los deportes hacen eso,venga,saludos!
ResponderBorrarwww.atleti1903.blogspot.com