miércoles, 12 de marzo de 2025

Futbolistas que jugaron con Maradona y con Messi

Privilegiados. Son apenas cinco, un puñado selecto de jugadores que podrán contarle a sus nietos que han compartido el mismo equipo con dos de los más grandes que dio el fútbol mundial: Diego Maradona y Lionel Messi.

Artículo publicado en VAR Deportivo, en abril de 2024

En la foto que sigue aparecen muchos cracks que compartieron partidos benéficos de la Fundación PUPI, obra que lleva adelante Javier Zanetti. Se los ve al Kun Agüero, a Marcelo Gallardo, a Lionel Scaloni, a Diego Simeone… Pero no, la consigna no se trata de haber compartido un encuentro de este tipo, sino de esos cinco futbolistas que compitieron oficialmente al lado de uno y del otro. De los que jugaron junto a Diego Maradona y luego junto a Lionel Messi.


Entre el retiro del mejor 10 del mundo y la aparición del nuevo mejor 10 del mundo hubo un paréntesis de seis años: Diego jugó su último partido el 25 octubre de 1997, con la camiseta de Boca Juniors, y Leo debutó en el Barcelona el 16 de noviembre de 2003. Pero hubo cinco futbolistas que pegaron ese salto, cinco, nada más:

El primero que lo consiguió fue el volante Cristian González. El Kily había llegado desde Rosario Central y fue compañero de Diego en Boca Juniors en la temporada 1995-96, en la que compartió 26 partidos. Su primera vez fue en la victoria xeneize 2-1 sobre la selección de Corea del Sur y la última, una derrota ante Estudiantes de La Plata. Luego siguió su carrera en el Zaragoza español.

Ya con la selección argentina clasificada al Mundial de Alemania, por Eliminatorias, el 9 de octubre de 2005 ante Perú disputó su único partido con Leo. Ese fue, además, el primer encuentro oficial que Messi jugó en suelo argentino: aquella noche jugó con el número 19 porque el 18, el que había usado meses antes para consagrarse campeón mundial Sub-20, era propiedad del Kily González.

Lo de Juan Román Riquelme fue providencial. Llegó desde Argentinos Juniors a Boca en 1996, con Carlos Bilardo como entrenador y Diego Maradona como figura excluyente. Sólo coincidieron en dos partidos: un amistoso frente a Universidad Católica (Chile) y contra Argentinos Juniors, en el Torneo Apertura 1997, ya con Héctor Veira al mando. Como un signo del destino: en ese Superclásico de octubre de 1997, Diego salió tras el primer tiempo y fue reemplazado por Riquelme. Esos 45' minutos fueron los últimos que el 10 disputó oficialmente, sin saberlo, fue el cierre de su carrera.

Ya consolidado como figura internacional, Román formó con Messi una dupla de máxima calidad en las Eliminatorias y el Mundial Alemania 2006, la Copa América Venezuela 2007 y los Juegos Olímpicos Beijing 2008. En total fueron 21 partidos juntos. Cuando Riquelme dejó la selección, Leo heredó el número 10.

Carlos Navarro Montoya dejó el arco de Boca Juniors en 1996 y para la temporada siguiente el Bambino Veira pidió a Roberto Abbondanzieri, de Rosario Central. Alternó la titularidad primero con Sandro Guzmán y luego con el colombiano Óscar Córdoba. Atajó en partidos como compañero de Maradona: los mismos dos que también disputó Riquelme, más el encuentro contra Newell's Old Boys, por el Apertura.

Desde 2004 hasta 2008, el Pato se adueñó del arco argentino: con la selección nacional compartió con Messi desde su debut en 2005 hasta las Eliminatorias para Sudáfrica 2010 (no fue convocado al Mundial). En el medio, jugaron juntos la Copa del Mundo Alemania 2006 y la Copa América Venezuela 2007. Fue el único portero que compartió equipo con ambos cracks.

Después de su aparición fulgurante en Estudiantes de La Plata, Juan Sebastián Verón, llegó a Boca Juniors en 1996, bajo la conducción de Carlos Bilardo. El 17 de marzo la Brujita hizo su debut en una tarde soñada en Parque de los Patricios: marcó su primer gol, y jugó por primera vez a la par de Diego, en el empate 1-1 con Huracán. Su estadía xeneize fue breve: después de apenas 17 encuentros oficiales, se marchó a Italia para incorporarse a la Sampdoria.

Una década más tarde compartió equipo por primera vez con Messi, en la Copa América Venezuela 2007. Y en el Mundial de Sudáfrica, bajo la dirección técnica de Maradona, Verón se despidió de la selección junto al rosarino.

En la segunda mitad de 1997 Boca Juniors volvió a poner los ojos en Estudiantes y se llevó al goleador Martín Palermo para potenciar aún más al plantel que comandaba Héctor Veira. Es más, fue el mismo Maradona quien insistió por su contratación. Llegaron a jugar juntos cuatro partidos del Torneo Apertura y uno de Supercopa (ante Colo-Colo, el único internacional de Diego en Boca). El último fue, sin saberlo, la despedida del fútbol de Maradona: con la victoria 2-1 sobre River Plate en el Monumental.

Y sería nuevamente Maradona el promotor de los grandes momentos de Palermo: como DT de la selección nacional lo convocó para las Eliminatorias rumbo a Sudáfrica, con 35 años. Compartió la Pulga las últimas fechas, fue artífice de la clasificación con un gol agónico frente a Perú y ya en el Mundial le anotó a Grecia un gol de rebote tras un tiro de Messi.

Cinco jugadores que quedan en la historia de Boca Juniors y de la Selección Argentina. En sus vitrinas personales, entre trofeos, títulos y récords, tienen una medalla invisible, una copa intangible: haber sido compañeros de los dos más grandes de la historia del fútbol.

domingo, 9 de marzo de 2025

Legacy numbers


El 14 de noviembre de 2019 Inglaterra aplastó a Montenegro con un 7-0 que evita todo análisis. Este encuentro marcó el partido internacional número 1000 del seleccionado inglés y como parte de las celebraciones impuso una novedad en su camiseta: los "legacy numbers", que podríamos traducir como los números del legado. 

A cada uno de los jugadores que representaron a Inglaterra en los 147 años de historia de la selección se le adjudicó su propio número, empezando por Robert Baker, el arquero que el 30 de noviembre de 1872 disputó el primer partido internacional de la historia, ante Escocia. Él fue el primero, el que recibió el número 1. El último es Tyrone Mings, el que se sumó a la lista con el número 1244.

Estos "legacy numbers" fueron estampados debajo del escudo de los leones y las rosas. Y la Football Association adelantó que estos números se conservarán en el futuro serán impresos dentro del cuello.

Para el entrenador Gareth Southgate "ser parte de este partido es particularmente conmovedor". Él vistió la camiseta inglesa entre 1995 y 2004, es el número 1071 de esta lista. Se le entregó la camiseta conmemorativa que ilustra el inicio de esta publicación.

Para este encuentro 1000 asistieron a Wembley varios capitanes que tuvo la selección inglesa y algunos de los integrantes del plantel campeón mundial en 1966.


Gary Kane, goleador del Mundial 2018, recibió el número 1207
(cliqueá en la imagen para ampliarla)


jueves, 6 de marzo de 2025

Canchas binacionales

El planeta tiene infinidad de canchas y estadios de fútbol en paisajes maravillosos, exóticos, increíbles. Pero muy pocas tienen la particularidad de estar asentadas sobre la frontera de dos países.

Este post, surge del excelente trabajo del blog Fronteras, al que recomiendo a todos los amantes de la geografía, los viajes y las buenas historias.

Diego González publicó en enero de 2018 esta recopilación de canchas atravesadas por fronteras nacionales: "Chutar desde Croacia y marcar gol en Bosnia", engancha su título. Y sí, esta curiosidad geográfica tiene un atractivo tremendo: estadios de fútbol en dos países.

Desde aquí, el texto original:

Un domingo cualquiera el FK Partizan de Kostajnica juega como local en la cuarta división de la liga de fútbol de la República Srpska. Unas pocas docenas de espectadores animan con cierta desgana a los jugadores locales mientras fuman un cigarrillo tras otro con los codos apoyados en las barandillas de un costado del campo. La hierba no está demasiado cuidada y los uniformes blanquinegros del once local lucen manchas de barro como testimonio. En un momento dado, un jugador visitante interrumpe el avance del ataque local despejando con un fuerte chut. La pelota sale por la banda y pasa por encima de la verja del campo. El utilero del equipo, un cincuentón curtido tras media vida en las categorías inferiores yugoslavas primero y serbobosnias después, masculla una maldición y se levanta del banquillo. La precaria economía del club no permite que se pierda material, así que le tocará ir a por él. Se dispone a salir del banquillo cuando recuerda algo. Del bolsillo lateral de una bolsa de deportes con los colores del equipo saca su pasaporte. Porque para ir a buscar la pelota tendrá que ir al extranjero. Bienvenidos al campo de fútbol de Kostajnica, donde se puede chutar desde un país y marcar gol en otro.
Estadio del FK Partizan Kostajnica, tomada desde el lado bosnio. Al fondo, Croacia.

Kostajnica es un pueblo de poco más de siete mil habitantes al noroeste de la República Srpska, una de las dos entidades administrativas en las que quedó dividida Bosnia Herzegovina tras el final de las Guerras Yugoslavas. Se llamó Bosanska Kostajnica hasta el inicio de las hostilidades, cuando las autoridades serbobosnias le cambiaron el nombre a Srpska Kostajnica; después de la guerra le quitaron el apelativo étnico. No sucedió lo mismo con el hermano gemelo del pueblo. Al otro lado del río Una se encuentra Hrvatska Kostajnica, su contraparte croata. La frontera en la zona discurre mayormente sobre el río, pero justo a la altura de Kostajnica se introduce un centenar de metros tierra adentro hacia Bosnia, de manera que las dos orillas del río pertenecen a Croacia. El campo de fútbol, construido antes de la guerra, quedó dividido entre los dos países cuando se trazaron las nuevas fronteras. Una parte de una de las bandas queda en territorio croata, de manera que es perfectamente posible chutar desde un país y marcar gol en otro.

El pasaporte no es necesario para lanzar un ataque por la banda norte del campo, al menos. Tampoco para estar en el banquillo, situado en territorio croata. La policía de fronteras croata patrulla regularmente el pequeño bosque que se extiende entre el campo de fútbol y el río, y todavía no se ha dado el caso de que detengan a un recogepelotas por entrar ilegalmente en territorio de la Unión Europea. Sin embargo, la frontera no sólo cruza el campo de fútbol. Algunos edificios del pueblo terminan justo en el límite internacional, y los agricultores serbobosnios con tierras en la margen sur del río sí que han tenido que mostrar sus pasaportes, o incluso alguno ha sido arrestado. La bandera serbia ondea en el estadio, pero sólo en uno de sus bandas. En la otra, colocar una bandera sería algo peor que una provocación, y en un pueblo que conoció la guerra hace menos de un cuarto de siglo hay cosas que es mejor evitar.

Podría creerse que el caso de Kostajnica es único, pero no, no lo es. Cambiemos de continente. Nos vamos a El Arenal, Guatemala. En el pueblo hay medio campo de fútbol, y digo medio porque la otra mitad se encuentra en El Arenal, Belice. La línea imaginaria aquí es exactamente eso, imaginaria, y cruza por la medio campo la cancha. Los niños de uno y otro lado juegan al fútbol todos las semanas, pero defendiendo siempre la portería de su país. Cada domingo se juega un partido internacional, en el sentido más literal de la palabra.
Guatemala y Belice mantienen un contencioso fronterizo desde hace más de siglo y medio. Lo que hoy es Belice fue antes una colonia llamada Honduras Británica. Guatemala y el Reino Unido firmaron un acuerdo en 1859 en el que los primeros reconocían la soberanía de los segundos sobre el territorio a cambio de una serie de contrapartidas económicas, incluyendo la construcción de una carretera. Ni las compensaciones económicas ni la carretera aparecieron, por lo que Guatemala reclama unos 11.000 kilómetros cuadrados de Belice, que viene a ser la mitad del país que España nunca reconoció como británica antes de la independencia guatemalteca. Belice se independizó en 1981 pero Guatemala no reconoció al nuevo país hasta diez años más tarde, y no ha retirado su reclamación territorial. La disputa ha provocado no pocos incidentes, el último de los cuales hace un par de años acabó con el despliegue de tres mil soldados del Ejército de Guatemala en la frontera tras la muerte a balazos de un adolescente a manos de soldados beliceños.
Pese a los incidentes y la tensión fronteriza, en El Arenal, situado a cuatro kilómetros del principal paso fronterizo entre ambas naciones, los vecinos viven en armonía. Los niños de ambos lados juegan juntos y hay numerosos proyectos transfronterizos de cooperación. La gente cruza tranquilamente de un lado a otro sin ser importunada por la policía, y es normal que los beliceños acudan al médico en Guatemala y los niños chapines vayan a clases a Belice, donde la lengua oficial es el inglés. La línea fronteriza fue establecida oficialmente en el año 2001 con la mediación de la Organización de Estados Americanos, y se la conoce como Línea de Adyacencia, o, más comúnmente, como la línea imaginaria. El cruce de la frontera es libre excepto para trabajar, por lo que no se requiere tampoco ningún permiso especial para echar una pachanga. Sólo ganas de defender sobre el campo al propio país de la manera más surrealista imaginable. La alcaldía del lado chapín ha propuesto instalar un estadio de fútbol de verdad, con césped cuidado, líneas de delimitación y tribuna, para recalcar lo excepcional del lugar y elevarlo a símbolo internacional de paz y convivencia entre pueblos. Ojalá le hagan caso.
¡No se vayan todavía, amigos, aún hay más! Nos trasladamos ahora a San José de Pocitos, un barrio de la ciudad boliviana de Yacuiba, que con sus cien mil habitantes es la capital de la Provincia del Gran Chaco. Yacuiba forma un continuo urbano con la localidad de Salvador Mazza que, por estar al otro lado del estrecho río Itaperenda, pertenece a la Argentina. Sin embargo la frontera no sigue exactamente el curso del río, debido quizás al terremoto que sacudió la localidad en 1899. El derecho internacional es claro al respecto: si el río cambia su curso debido a la erosión natural, la frontera le sigue, pero si el cambio se debe a acontecimientos catastróficos o a la mano del hombre, la frontera permanece inmutable. Así pues, la línea fronteriza zigzaguea alegremente a un lado y al otro del río, que discurre ajeno a las cuitas humanas.

Los vecinos de San José de Pocitos llevaban mucho tiempo pidiéndole a la alcaldía que instalara un parque para que los niños pudieran jugar en algún lugar del pueblo. El problema es que, si miramos el mapa más arriba, San José de Pocitos está encajonado entre dos ramales de la frontera argentina y el suelo no abunda. Así que finalmente cedieron e instalaron el parque en uno de los pocos lugares libres, situado justo junto a la frontera. El parque fue inaugurado en octubre de 2017 y cuenta con toboganes, columpios y, atención, un campo de fútbol con porterías metálicas. Para darle algo más de empaque se decidió instalar una pequeña tribuna en el lateral occidental del campo, sin tener demasiado en cuenta que ese trozo de terreno ya pertenecía a la Argentina.
Vista aérea del parque y la cancha de fútbol, con los hitos fronterizos señalados.

Podría aducirse en defensa de las autoridades municipales Yacuibeñas que no se habían percatado de que estaban invadiendo territorio del país vecino, si no fuera por el mojón de granito de metro y medio de alto situado justo delante de la tribuna, pegado a una de las rayas de cal del campo. El alcalde justificó la invasión con unas palabras que desde aquí suscribimos:
Vivimos en una zona fronteriza, donde, más allá de los límites territoriales y de líneas demarcatorias, está la hermandad de los pueblos
Hito fronterizo argentoboliviano, con la pequeña tribuna del campo de fútbol justo detrás.
yacuiba 2
La provincia argentina de Salta protestó airadamente por esa violación de todos los códigos municipales, regionales y nacionales (¡han instalado una grada sin permiso de obra!) y el ayuntamiento boliviano se vio obligado a rectificar rápidamente para evitar un incidente internacional, así que cambiaron de lugar las, por otro lado, más bien humildes gradas. Sin duda, una pérdida para el acervo fronterizo mundial.
Las gradas en su nueva ubicación. Nótese el mojón fronterizo a la izquierda de la imagen.
El detrás del arco de la cancha de San José de Pocitos.

¿Hemos acabado ya? ¡No! Saltemos de nuevo a la otra orilla del Océano Atlántico. Concretamente al Reino Unido. Como cualquier aficionado al fútbol sabe, cada uno de los países constituyentes del reino tiene su propia selección de fútbol y su propia liga. Chester es una ciudad inglesa y como tal su club disuputa sus partidos en el sistema de fútbol inglés. Pero a un par de kilómetros del centro de la ciudad se encuentra el límite con Gales. Cuando los mandamases del Chester City decidieron cerrar el viejo estadio de Sealand Road y construir uno nuevo, escogieron un lugar justo en la frontera galesa. El límite se encuentra en la parte trasera de la grada principal, así que cada fin de semana los hinchas del Chester FC, el club que sucedió al Chester City tras su desaparición en 2010, aparcan el coche en Inglaterra y cruzan a Gales para animar a su equipo. El estadio, sin embargo, tiene dirección postal inglesa porque la puerta principal se encuentra, por apenas unos pocos metros, en territorio inglés.