Jorge Larrionda: "El Fair Play se enseña con el ejemplo"

El juez internacional uruguayo, uno de los más prestigiosos de la FIFA, prefiere más educación antes que cambiar las reglas del fútbol.

Entrevista publicada en el diario Última Hora, de Paraguay.
Por PABLO ARO GERALDES

Constantemente se suelen sugerir, debatir, impulsar y hasta probar cambios reglamentarios para hacer más ágil el juego. Se proponen innovaciones tecnológicas para asistir al arbitraje, desde un chip en la pelota hasta cámaras en los postes.
Sin embargo, pocas veces se escucha la voz de los árbitros, protagonistas esenciales en estas discusiones. El uruguayo Jorge Larrionda, que dirigió tres finales de Copa Libertadores y cuatro partidos en el último Mundial, es considerado uno de los mejores jueces de la FIFA y figura entre los siete preseleccionados por la Conmebol para ir a Sudáfrica 2010. Él es muy claro al dirigir su atención a la formación de los futbolistas juveniles. “No está mal analizar estas posibles innovaciones, pero prefiero centrar mi preocupación en lograr un cambio de mentalidad en nuestros deportistas”, puntualiza Larrionda. “Antes de modificar las reglas hay que conocerlas en profundidad y respetarlas. Esto va más allá de árbitros y asistentes, interesa a todos los protagonistas del fútbol: técnicos y jugadores deben colaborar con el espectáculo, y una forma de hacerlo es respetar las reglas”, propone.
–¿Cuál es el punto que menos se respeta?
–Un aspecto del juego cada vez más reiterado y hasta “aceptado” es la simulación de faltas. Especialmente en los países latinos, donde hay todo un elogio a la viveza, a la picardía.
–¿Cómo se corrige?
–Es un tema cultural muy difícil de cambiar; sería algo utópico. Porque los espectadores a veces celebran la trampa y el árbitro es el engañado y el censurado a la vez. La FIFA insiste en nuestra ubicación y en la necesidad de saber interpretar ante qué tipo de jugada estamos. Pero el problema no está cuando se percibe la jugada sino cuando el árbitro es burlado: ahí nos molesta.
–Un camino sería sancionar a los simuladores…
–Para otras situaciones de juego que el juez no percibe, funciona el castigo de oficio. Por ejemplo, en caso de una agresión que ocurre de espaldas al árbitro, el tribunal de justicia de cada asociación puede aplicar una suspensión al jugador aunque ni siquiera haya sido amonestado. Pero ante las simulaciones esto no funciona igual: el tramposo, el que busca una ventaja incorrecta sobre su adversario, no tiene castigo, salvo cuando el árbitro lo descubre. De esta manera se le está dando un mensaje contradictorio al espectador. Cuando jugamos, todos queremos ganar, pero no de cualquier manera.
–¿Será posible inculcar esto en los niños y los jóvenes?
–En Inglaterra, por ejemplo, se vive otra cultura futbolística, la del fair play. El respeto a las reglas es algo natural, que se inculca desde el fútbol infantil. Para jugar hay que respetar al reglamento y al adversario. La base está en la educación, en la formación. No se logra de un día para otro. Por eso, una de las propuestas que hicimos en la Asociación Uruguaya de Árbitros de Fútbol es que en divisiones infantiles y juveniles se dirijan a sí mismos, que conozcan las reglas y el papel del árbitro dentro de la cancha. Queremos una “escolaridad obligatoria” en reglas de juego en las divisiones formativas, tanto para jugadores como para entrenadores.
–Es una idea digna de llevar adelante y de imitar. ¿Ve posible que se instrumente?
–Lamentablemente no tuvimos eco, no hay mucho interés en cambiar esta realidad. Nuestra intención es inculcar las reglas entre los niños, que serán los profesionales de mañana. La propuesta es refundar los valores esenciales del fútbol: el espíritu del fair play está vivo y prueba de ello es el aplauso general cuando un equipo devuelve el balón a su rival. Es la clara muestra de lo feliz que se siente la gente cuando ve acciones positivas y éticas. Ese es el camino para mejorar. Ayudemos a nuestros hijos a ser deportistas íntegros y eduquemos con el ejemplo.