Por PABLO ARO GERALDES
Se cumplen 30 años de una de las victorias más impactantes de las Eliminatorias Sudamericanas: el 5-0 que Colombia le regaló a Argentina como visitante. Pacho Maturana, entonces entrenador de la Selección cafetera, rememora el histórico juego.
La Selección Argentina tenía dos clásicos: Uruguay y Brasil. Pero desde el domingo 5 de septiembre de 1993 se sumó uno más: Colombia.
Hace 25 años, por las Eliminatorias al Mundial de Estados Unidos 1994, el estadio Monumental fue testigo de la paliza más estruendosa que sufrió la albiceleste en toda su historia y además fue el final de un invicto de seis años como local. El 0-5 de los dirigidos por Francisco Maturana cambió para siempre la historia de los enfrentamientos Argentina-Colombia.
Fue toda una lección de fútbol de Valderrama, Asprilla, Rincón, Valencia y compañía para dejar helados a los argentinos y mandarlos a jugar un repechaje con Australia. Y Colombia sacó esa misma noche los pasajes para Estados Unidos '94.
La selección tricolor ingresó al campo de juego bajo la habitual silbatina con la que son recibidos todos los rivales de Argentina, y se retiró abrazada por una ovación. Los argentinos, exquisitos espectadores del buen fútbol, se rendían ante el arte desplegado por los colombianos.
Pacho Maturana rebobinó su memoria y trata de no magnificar la goleada: "Soy una persona muy fiel a mis principios y tengo mucha paz interior. Pienso en el presente y en el futuro, no miro al pasado. Esa goleada ya pasó y, si bien la reconozco, sólo quedó en mi recuerdo como una tarde importante en el fútbol de Colombia. No es algo que me haya marcado de tal manera que lo celebre cada año que pasa".
Igualmente reconoce que aquel día representa un antes y un después para el fútbol de su país: "Fue un partido importante, no lo voy a negar, porque significó nuestro pasaporte a un Mundial. Ganamos con autoridad, rescato más eso que el resultado. En ese partido, Colombia se graduó".
"No quiero entrar en el morbo del resultado ni celebrar cada año que pasa, más que nada por respeto a la Argentina y a mis propias convicciones", concluyó Maturana.
El once cafetero exhibió todo su abanico de virtudes y se grabó en la memoria colectiva de los argentinos como una pesadilla futbolística cuya sola mención les produce escalofrío.
La Selección Argentina tenía dos clásicos: Uruguay y Brasil. Pero desde el domingo 5 de septiembre de 1993 se sumó uno más: Colombia.
Hace 25 años, por las Eliminatorias al Mundial de Estados Unidos 1994, el estadio Monumental fue testigo de la paliza más estruendosa que sufrió la albiceleste en toda su historia y además fue el final de un invicto de seis años como local. El 0-5 de los dirigidos por Francisco Maturana cambió para siempre la historia de los enfrentamientos Argentina-Colombia.
Fue toda una lección de fútbol de Valderrama, Asprilla, Rincón, Valencia y compañía para dejar helados a los argentinos y mandarlos a jugar un repechaje con Australia. Y Colombia sacó esa misma noche los pasajes para Estados Unidos '94.
La selección tricolor ingresó al campo de juego bajo la habitual silbatina con la que son recibidos todos los rivales de Argentina, y se retiró abrazada por una ovación. Los argentinos, exquisitos espectadores del buen fútbol, se rendían ante el arte desplegado por los colombianos.
Pacho Maturana rebobinó su memoria y trata de no magnificar la goleada: "Soy una persona muy fiel a mis principios y tengo mucha paz interior. Pienso en el presente y en el futuro, no miro al pasado. Esa goleada ya pasó y, si bien la reconozco, sólo quedó en mi recuerdo como una tarde importante en el fútbol de Colombia. No es algo que me haya marcado de tal manera que lo celebre cada año que pasa".
Igualmente reconoce que aquel día representa un antes y un después para el fútbol de su país: "Fue un partido importante, no lo voy a negar, porque significó nuestro pasaporte a un Mundial. Ganamos con autoridad, rescato más eso que el resultado. En ese partido, Colombia se graduó".
"No quiero entrar en el morbo del resultado ni celebrar cada año que pasa, más que nada por respeto a la Argentina y a mis propias convicciones", concluyó Maturana.
El once cafetero exhibió todo su abanico de virtudes y se grabó en la memoria colectiva de los argentinos como una pesadilla futbolística cuya sola mención les produce escalofrío.
El entrenador argentino Alfio Basile comandaba a la selección en ese 1993 y le escapa a la conmemoración: "No quisiera recordar nunca más ese partido. Fue un aborto de la naturaleza. Fue un día en el que yo quería hacer un pozo y enterrarme".
Pasaron 25 años pero la magnitud de la hazaña colombiana no pierde su color con el paso del tiempo.
La polémica tapa de la revista El Gráfico |
Noooooooo..aún tengo amigos colombianos que em dicen "choquen los cinco". Abrazo Pablo.
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