Entrevista publicada en la revista Fox Sports, en mayo de 2007.
Por PABLO ARO GERALDES
El mexicano Carlos De los Cobos asumió el mando de la Selección Salvadoreña y en esta nota hace un diagnóstico del fútbol cuscatleco.
La Selección Salvadoreña inicia una nueva etapa, con la esperanza de que esta vez el cambio sea radical. Lejos quedaron en la memoria del aficionado las clasificaciones a las Copas del Mundo de 1970 y 1982; tan lejos como ese puesto número 158 del ranking de la FIFA. Será simplemente un juego matemático, es verdad, pero aparecer detrás de países como Sri Lanka, Liechtenstein o Swazilandia no deja de ser una dolorosa comparación. El trabajo que llevará adelante Carlos De los Cobos será arduo, pero nadie desconoce esta realidad. Lo importante es que La Azul ya empezó a transitar ese camino. El técnico ya seleccionó a sus primeros hombres, pero habrá más convocatorias, como él lo explica: “Tengo una lista de 30 a 40 jugadores. En los partidos de fogueo los iré rotando. De aquí a la Copa de Naciones tendremos una idea más clara. La Selección es abierta, el partido contra Honduras fue el primer compromiso internacional para un grupo que llevaba mucho tiempo sin jugar”.
–¿Cuál fue su primera impresión después de ese partido?
–A pesar del resultado, me gustó la actitud del equipo, encaró bien el partido, se entregó, pero Honduras fue mejor. Lo importante es que el grupo tiene ganas de hacer las cosas bien. Así, los resultados llegarán.
–¿Qué es lo primero para hacer?
–En la Primera División hay 10 equipos. Si contamos que cada uno tiene 4 extranjeros, cada semana hay solamente 70 jugadores en condiciones de ser seleccionados. Yo tengo que mirarlos a todos y también hacer un seguimiento de los que juegan en la Segunda División.
–¿Buscará descendientes de salvadoreños fuera del país?
–Es verdad, hay una enorme comunidad salvadoreña que reside en el exterior. Contando solamente a los que viven en los Estados Unidos, hay muchos jugadores jóvenes que se pueden tomar en cuenta.
El regreso de Ronald Cerritos al país marcó otro punto de inflexión en el fútbol salvadoreño. No porque el delantero haya cambiado el Houston Dynamo por San Salvador, sino porque con su vuelta ya no hay futbolistas salvadoreños en el fútbol extranjero. Países con mucha menos tradición que El Salvador tienen embajadores en torneos importantes.
–¿Qué le dice este dato? ¿Es un síntoma, una consecuencia...?
–Las cosas cambiaron desde 1982, cuando El Salvador llegó al Mundial de España. La verdad es que los países de la región crecieron futbolísticamente y El Salvador, no. Guatemala llegó cada vez más lejos, Panamá jugó la final de la última Gold Cup y se metió en el hexagonal final de las Eliminatorias... El Salvador ni siquiera llegó a esa ronda en busca de un lugar en la Copa del Mundo. Nos quedamos lejos, por eso el trabajo que hay por delante será mucho.
–Ante este panorama, ¿por dónde se debe empezar?
–Hay muchos aspectos en los que trabajar dentro y fuera de la cancha. El tema psicológico es fundamental en el fútbol de hoy. El jugador salvadoreño tiene calidad, ya lo ha demostrado, pero suele fallar en el aspecto emotivo. Para pensar en ganadores, tienen que salir ganadores. En la Selección que manejo hay lugar para todos los que sepan ganárselo. Todos vamos a poner el máximo empeño para devolver a El Salvador a su nivel de juego.
–¿Intentarán organizar desafíos fuera de la zona de la Concacaf?
–Claro, hay que buscar experiencia ante rivales más duros. En la medida en que se jueguen más partidos contra rivales sudamericanos y europeos se irá forjando un juego de mayor nivel. No hay que tenerle miedo a competir si se quiere crecer. Hay que aprovechar las fechas FIFA de aquí hasta la disputa de la Copa de Naciones, que será en casa, en febrero próximo. En eso está trabajando la Federación y Jaime Rodríguez, que es el coordinador de Selecciones.
–Venezuela, pensando a largo plazo, levantó marcadamente su nivel; hoy, Richard Páez recoge sus frutos. Tienen jugadores en Europa, cada vez ganan más partidos...
–Ese es uno de los espejos en los que mirarse. Venezuela hace poco más de una década salía humillada en cualquier partido. Hoy se la respeta y eso es fruto de un trabajo planificado y bien hecho. En El Salvador también se pude hacer.
–¿Qué es lo que más escasea en el fútbol salvadoreño?
–Como en todo el mundo, los goleadores y los hombres de creación son una pieza muy valiosa. El Salvador no es la excepción, por eso hay que buscarlos. Mi trabajo principal será con la Selección Mayor, pero también estaré con la Sub 23 y de manera indirecta tendré contacto con las juveniles, debe ser un proceso integral.
–En las últimas décadas, el fútbol salvadoreño descendió y parece que las soluciones que se ensayaron siempre fueron a corto plazo, que reinó la improvisación…
–Esa es la palabra, improvisación. Pero hay que luchar contra eso, buscar apoyo para sostener un proyecto… Claro, esto es fútbol y los resultados siempre mandan.
–Su contrato dura cuatro años, ¿puede desarrollar su idea en ese tiempo?
–Para armar un proyecto bien planificado, a largo plazo, se podría pensar en el 2014. Pero hay una realidad ineludible, esto es fútbol y los resultados mandan. Hay que trabajar pensando en Sudáfrica 2010.
–Antes de eso está la Copa de Naciones, ¿tendrá allí una medida?
–Del 8 al 18 de febrero El Salvador será anfitrión del torneo, que clasifica a la Copa de Oro. No queda mucho tiempo, por eso ya nos pusimos a trabajar para esa primera meta.
–Hablaba antes de la falta de goleadores. ¿Se puede pensar en el 2010 y en Ronald Cerritos al mismo tiempo?
–Es un jugador de talento indiscutible, ya lo demostró largamente en la MLS americana. El pasado fin de semana fui a ver a San Salvador, su equipo. Pero si queremos cimentar las bases de una Selección futura, debemos poner el foco en los jóvenes. Será difícil pensar en Cerritos de cara a una meta máxima como el Mundial 2010.
Páginas
▼
jueves, 27 de septiembre de 2007
martes, 25 de septiembre de 2007
Top Race, el fútbol sobre ruedas
Versión en español del artículo publicado en la revista Kicker China, en mayo de 2005.
Por PABLO ARO GERALDES
¿Cuál es el segundo deporte argentino? La discusión pasa por el básquet (campeón olímpico y subcampeón mundial), el boxeo (larga historia y tradición de campeones mundiales) y el automovilismo (22 participantes en la Fórmula 1, y la figura sobresaliente de Fangio, 5 veces campeón).
Los fanáticos de los motores suman un argumento importante para ganar este debate: se unieron al fútbol. El 24 de abril (de 2005) debutó en el autódromo de la ciudad de Paraná la categoría “Top Race V6” donde participan equipos que representan a varios de los más populares clubes de fútbol. Por Boca Juniors están Ernesto Bessone (Mondeo TRV6) y Guillermo Ortelli (Vectra TRV6); mientras que River Plate corre con Juan María Traverso (C5 TRV6) y “Cochito” López (Mondeo TRV6).
Además está el ORO Racing Team que pone en pista el Vectra de Racing Club que conduce Emiliano Spataro; a Ariel Pacho que maneja un 156 rojo con el escudo de Independiente, y a Henry Martin, que guía un Mondeo pintado con los colores de San Lorenzo. Otros clubes que se sumaron a esta nueva pasión fueron Lanús, Nueva Chicago, Arsenal y Estudiantes de La Plata.
Se trata de autos de línea, los mismos que se pueden comprar en una agencia, pero con modificaciones realizadas en su totalidad en los talleres del Top Race, ya que el espíritu de la categoría es la igualdad de las máquinas, los equipos pueden trabajar muy poco sobre la puesta a punto de los vehículos. Así, se destaca principalmente la pericia de los pilotos.
El día del debut, el podio se vistió de azul y amarillo: ganó Ortelli, segundo fue Bessone y el tercer escalón del podio fue para Henry Martin, de San Lorenzo. Ortelli, es tetracampeón del Turismo Carretera (la categoría más popular y tradicional de la Argentina) y sobre todo un fanático de Boca Juniors, que cuando vio bajar la bandera a cuadros comenzó a cantar dentro del auto las canciones de los hinchas que suelen llenar el estadio La Bombonera.
Y al igual que en el fútbol, el gran derby es Boca – River. La versión mecánica está interpretada por Bessone y Traverso, históricos rivales en el automovilismo argentino.Los seguidores de las carreras sostienen firmemente la condición de “segundo deporte nacional” y algunos más osados se atreven a ponerlo por delante del fútbol. Se apoyan en un dato incontestable: cada fin de semana las carreras reciben más espectadores que la suma de los diez partidos de Primera División.Esta pasión recién comienza. ¿Se verán en el futuro carreras con los colores de Barcelona, Juventus o Bayern Munchen?
Por PABLO ARO GERALDES
¿Cuál es el segundo deporte argentino? La discusión pasa por el básquet (campeón olímpico y subcampeón mundial), el boxeo (larga historia y tradición de campeones mundiales) y el automovilismo (22 participantes en la Fórmula 1, y la figura sobresaliente de Fangio, 5 veces campeón).
Los fanáticos de los motores suman un argumento importante para ganar este debate: se unieron al fútbol. El 24 de abril (de 2005) debutó en el autódromo de la ciudad de Paraná la categoría “Top Race V6” donde participan equipos que representan a varios de los más populares clubes de fútbol. Por Boca Juniors están Ernesto Bessone (Mondeo TRV6) y Guillermo Ortelli (Vectra TRV6); mientras que River Plate corre con Juan María Traverso (C5 TRV6) y “Cochito” López (Mondeo TRV6).
Además está el ORO Racing Team que pone en pista el Vectra de Racing Club que conduce Emiliano Spataro; a Ariel Pacho que maneja un 156 rojo con el escudo de Independiente, y a Henry Martin, que guía un Mondeo pintado con los colores de San Lorenzo. Otros clubes que se sumaron a esta nueva pasión fueron Lanús, Nueva Chicago, Arsenal y Estudiantes de La Plata.
Se trata de autos de línea, los mismos que se pueden comprar en una agencia, pero con modificaciones realizadas en su totalidad en los talleres del Top Race, ya que el espíritu de la categoría es la igualdad de las máquinas, los equipos pueden trabajar muy poco sobre la puesta a punto de los vehículos. Así, se destaca principalmente la pericia de los pilotos.
El día del debut, el podio se vistió de azul y amarillo: ganó Ortelli, segundo fue Bessone y el tercer escalón del podio fue para Henry Martin, de San Lorenzo. Ortelli, es tetracampeón del Turismo Carretera (la categoría más popular y tradicional de la Argentina) y sobre todo un fanático de Boca Juniors, que cuando vio bajar la bandera a cuadros comenzó a cantar dentro del auto las canciones de los hinchas que suelen llenar el estadio La Bombonera.
Y al igual que en el fútbol, el gran derby es Boca – River. La versión mecánica está interpretada por Bessone y Traverso, históricos rivales en el automovilismo argentino.Los seguidores de las carreras sostienen firmemente la condición de “segundo deporte nacional” y algunos más osados se atreven a ponerlo por delante del fútbol. Se apoyan en un dato incontestable: cada fin de semana las carreras reciben más espectadores que la suma de los diez partidos de Primera División.Esta pasión recién comienza. ¿Se verán en el futuro carreras con los colores de Barcelona, Juventus o Bayern Munchen?
sábado, 22 de septiembre de 2007
Peligro de Galacticidio
Editorial de la revista Fox Sports publicado en agosto de 2007.
Por PABLO ARO GERALDES
Suele ocurrir con los clubes habituados al éxito: tienen tolerancia cero ante un segundo puesto. Entonces, como si un subcampeonato fuese sinónimo de fracaso, empiezan a buscar responsables y no encuentran mejor manera de lamer sus heridas que saliendo a comprar futbolistas que no necesitan. En las últimas temporadas, el verano español fue testigo de la desesperación compradora del Real Madrid. Los Galácticos no aparecían y en la Casa Blanca aumentaba la compulsión de sumar nuevas estrellas.
Finalmente, después de haber gastado millones y millones de dólares en futbolistas con cartel, los madridistas celebraron la obtención de la última liga. Barcelona, verdugo del Real Madrid en las dos temporadas anteriores, había mostrado tino al momento de sumar jugadores para mantener una escuadra ganadora en los diferentes frentes que debía atacar: la Liga Española, la Copa del Rey y, sobre todo, la Liga de Campeones de Europa.
Pero, en los últimos doce meses, la vitrina culé no sumó ningún trofeo y las autoridades del club entraron en estado de pánico, al mismo tiempo que veían cómo la fuente de Las Cibeles se vestía de blanco y se embriagaba con la alegría madridista. Se contagiaron el mismo mal que tanto se le criticó al madridismo Galáctico y salieron a arrasar en el mercado.
Aunque la formación titular tenía a Ronaldinho, Messi, Deco y Eto’o (y contaba con un banquillo con nombres como Saviola y Gudjohnsen), Barcelona se abalanzó sobre Europa con un la misma voracidad compradora de su archirrival. Sumó así al defensor argentino Gabriel Milito (Zaragoza), al mediocampista marfileño Yayá Touré (Mónaco), al lateral francés Eric Abidal (Olympique Lyon) y a su compatriota Thierry Henry (Arsenal),uno de los mejores futbolistas del planeta.
El periodista español José David López ideó el término “Galacticidio”, una palabra que resume a la perfección el riesgo que afronta el cuadro catalán: "Todos conocemos a Henry, su jerarquía, su experiencia, su grado de competitividad... Todo es perfecto, un fichaje que suena a oro para una delantera temible; pero que puede traer consigo un galacticidio colectivo que Joan Laporta parece haber iniciado con esta compra".
Por PABLO ARO GERALDES
Suele ocurrir con los clubes habituados al éxito: tienen tolerancia cero ante un segundo puesto. Entonces, como si un subcampeonato fuese sinónimo de fracaso, empiezan a buscar responsables y no encuentran mejor manera de lamer sus heridas que saliendo a comprar futbolistas que no necesitan. En las últimas temporadas, el verano español fue testigo de la desesperación compradora del Real Madrid. Los Galácticos no aparecían y en la Casa Blanca aumentaba la compulsión de sumar nuevas estrellas.
Finalmente, después de haber gastado millones y millones de dólares en futbolistas con cartel, los madridistas celebraron la obtención de la última liga. Barcelona, verdugo del Real Madrid en las dos temporadas anteriores, había mostrado tino al momento de sumar jugadores para mantener una escuadra ganadora en los diferentes frentes que debía atacar: la Liga Española, la Copa del Rey y, sobre todo, la Liga de Campeones de Europa.
Pero, en los últimos doce meses, la vitrina culé no sumó ningún trofeo y las autoridades del club entraron en estado de pánico, al mismo tiempo que veían cómo la fuente de Las Cibeles se vestía de blanco y se embriagaba con la alegría madridista. Se contagiaron el mismo mal que tanto se le criticó al madridismo Galáctico y salieron a arrasar en el mercado.
Aunque la formación titular tenía a Ronaldinho, Messi, Deco y Eto’o (y contaba con un banquillo con nombres como Saviola y Gudjohnsen), Barcelona se abalanzó sobre Europa con un la misma voracidad compradora de su archirrival. Sumó así al defensor argentino Gabriel Milito (Zaragoza), al mediocampista marfileño Yayá Touré (Mónaco), al lateral francés Eric Abidal (Olympique Lyon) y a su compatriota Thierry Henry (Arsenal),uno de los mejores futbolistas del planeta.
El periodista español José David López ideó el término “Galacticidio”, una palabra que resume a la perfección el riesgo que afronta el cuadro catalán: "Todos conocemos a Henry, su jerarquía, su experiencia, su grado de competitividad... Todo es perfecto, un fichaje que suena a oro para una delantera temible; pero que puede traer consigo un galacticidio colectivo que Joan Laporta parece haber iniciado con esta compra".
miércoles, 19 de septiembre de 2007
10.000
¡10.000! No son los mercenarios griegos guiados de vuelta a casa por Jenofonte, luego de la derrota y muerte de Ciro. Perseguidos por Artajerjes II, pudieron retornar de Persia a Grecia siguiendo al discípulo de Sócrates que escribió en su obra Anábasis todo el periplo de cuatro mil kilómetros de retirada atravesando territorio hostil.
Bella historia, pero no se trata de ellos. Los 10.000 son ustedes, que pacientemente fueron sumando visitas y lecturas a este modesto blog que nació con la intención de oficiar, apenas, como archivo personal.
Aquí se narran historias más cercanas que aquellas de Asia Menor, hace 2.408 años. Los tiempos cambiaron y el fútbol es una excusa para ser felices: en la Atenas de Jenofonte se exhiben los laureles de campeón europeo; a orillas del Éufrates, dominios de Artajerjes II, emperador persa, celebra el flamante campeón asiático. Grecia e Irak ya no son lo que eran. Las crónicas de batalla tampoco, pero en un campo de 120 metros por 90 se pueden recrear tantas escenas épicas como las que narraban los escritos helénicos.
10.000 fueron los hombres que inspiraron a Jenofonte para una obra, un clásico que trascendió a los tiempos. 10.000 son apenas una mínima huella en el ciberespacio, pero son también un impulso para este humilde espacio periodístico. Gracias.
viernes, 14 de septiembre de 2007
La violencia en el fútbol no es del fútbol
Columna publicada en el periódico Al Día (Chicago - EE.UU.) en mayo de 2003.
Por PABLO ARO GERALDES
Hooligans ingleses que odian a los alemanes; skindheads alemanes que odian a los judíos. Ultras Sur del Real Madrid que odian a los extranjeros, fascistas de Lazio que odian a los negros. Odio, odio y más odio. El alimento de la violencia que recorre los estadios europeos no parece ser tan fuerte en América Latina, pero el fútbol de nuestro continente está salpicado cada vez más con hechos de barbarie.
Desde las temidas barras bravas argentinas hasta las porras agresivas que están surgiendo en México, casi todos los campeonatos americanos la sufren: muertos en Colo Colo – Universidad de Chile, disparos en Alianza Lima – Universitario, destrozos en América – UNAM... Ningún torneo está exento de este mal. Ligas con menor potencial como las de Venezuela, El Salvador o Ecuador ya empezaron a conocer de cerca la cara de la violencia en sus propias tribunas.
Pero, si en Hispanoamérica prácticamente no existe el odio racial, religioso ni político, ¿qué sentimientos alientan estas conductas en las barras? Aunque los grupos de choque de las hinchadas no se encuentran politizados, como los europeos, la marginación social, la falta de horizontes y la persecución policial causan en muchos de sus integrantes la sensación de que “todo está perdido”. Y quien no tiene metas tampoco sigue un camino. En medio de la corrupción, como dice el tango Cambalache, “da lo mismo el que labura, noche y día como un buey, que el que vive de los otros, que el que mata, que el que cura o está fuera de la ley”. ¿Qué le van a hablar de Fair Play a un hombre sin trabajo, desplazado de todo bienestar social? En una sociedad donde lo único que parece valer es el éxito a cualquier costo, este sujeto encuentra en la barra el único elemento de identificación, de pertenencia, de inclusión. Esa mimetización con los colores dentro de los grupos radicalizados de las barras le hace sentirse alguien a través de la violencia, pero no es el fútbol el generador de estas conductas.
Por PABLO ARO GERALDES
Hooligans ingleses que odian a los alemanes; skindheads alemanes que odian a los judíos. Ultras Sur del Real Madrid que odian a los extranjeros, fascistas de Lazio que odian a los negros. Odio, odio y más odio. El alimento de la violencia que recorre los estadios europeos no parece ser tan fuerte en América Latina, pero el fútbol de nuestro continente está salpicado cada vez más con hechos de barbarie.
Desde las temidas barras bravas argentinas hasta las porras agresivas que están surgiendo en México, casi todos los campeonatos americanos la sufren: muertos en Colo Colo – Universidad de Chile, disparos en Alianza Lima – Universitario, destrozos en América – UNAM... Ningún torneo está exento de este mal. Ligas con menor potencial como las de Venezuela, El Salvador o Ecuador ya empezaron a conocer de cerca la cara de la violencia en sus propias tribunas.
martes, 11 de septiembre de 2007
¿Qué le falta a México?
La Gold Cup y la Copa América dejaron un sabor a frustración en el Tri. Pero más allá de haber quedado de nuevo a las puertas de la gloria, se puede realizar un balance esperanzador.
Artículo publicado en la revista Fox Sports, en agosto de 2007.
Por PABLO ARO GERALDES
Estados Unidos y Argentina ya son una pesadilla repetida para la Selección Mexicana. Son dos clásicos continentales que aparecen como un fantasma infranqueable en el camino del Tri: en la Copa del Mundo, en la Gold Cup, en la Copa América, en la Copa Confederaciones... Sin embargo, pasada la tristeza, el aficionado mexicano tiene motivos para ilusionarse con el futuro. La actuación en tierras venezolanas dejó puntos para rescatar. FOX SPORTS EN ESPAÑOL les preguntó a varios especialistas: ¿Qué le falta a México para meterse definitivamente entre los grandes? ¿Por qué llega a instancias finales y le cuesta dar el gran golpe? ¿Puede darlo?
Artículo publicado en la revista Fox Sports, en agosto de 2007.
Por PABLO ARO GERALDES
Estados Unidos y Argentina ya son una pesadilla repetida para la Selección Mexicana. Son dos clásicos continentales que aparecen como un fantasma infranqueable en el camino del Tri: en la Copa del Mundo, en la Gold Cup, en la Copa América, en la Copa Confederaciones... Sin embargo, pasada la tristeza, el aficionado mexicano tiene motivos para ilusionarse con el futuro. La actuación en tierras venezolanas dejó puntos para rescatar. FOX SPORTS EN ESPAÑOL les preguntó a varios especialistas: ¿Qué le falta a México para meterse definitivamente entre los grandes? ¿Por qué llega a instancias finales y le cuesta dar el gran golpe? ¿Puede darlo?
Para Adrián Vargas, columnista del sitio foxsportsla.msn.com, “el problema de la Selección es de mentalidad y falta de trabajo en fuerzas básicas. El torneo local tiene tantos extranjeros que no hay suficiente lugar para los jóvenes que pueden surgir. En este punto no creo que haya una solución: los directivos llevan años diciendo que van a reducir el cupo de extranjeros, pero no hacen nada”.
El periodista argentino Elio Rossi –también del website– afirma que el equipo de Hugo Sánchez puede mejorar, pero considera “imprescindible un cambio de mentalidad en torno al Tri. Se deben aceptar las diferencias sin que esto implique la eliminación del ‘otro’. Aquellos que reivindican cuestiones futbolísticas y de liderazgo que La Volpe hizo correctamente no deben ser lanzados a la hoguera. Si algo tuvo el equipo de Ricardo fue una mentalidad de hierro. Hay que desterrar la frase ‘jugamos como nunca, perdimos como siempre’ ”.
Andrés Cantor, periodista de Telemundo y Fútbol de Primera, también ve un déficit de fortaleza anímica: “El día que los futbolistas mexicanos tomen conciencia de su verdadero valor individual y colectivo, que realmente se crean mejores (lo demostraron con resultados) que la mayoría de los países sudamericanos, que su entorno deje de condicionarlos con el ‘sí, se puede’, ese día México podrá dar el salto que le falta para poder ganar los partidos importantes”.
La opinión de Roberto Vargas, director de SoccerManía, da lugar al optimismo: “Se dice, después de la derrota ante Argentina, que ése es el techo del Tri, pero no lo creo. En el fútbol hay paternidades, y la de la Albiceleste sobre México es clara. ¿Por qué se le puede ganar a Brasil y no a Argentina? Es un misterio. La generación que obtuvo el Mundial Sub-17 será un parteaguas en la historia de las selecciones mexicanas. También hay que esperar la confirmación de jóvenes como Nery Castillo, Correa, Pinto y otros que no fueron convocados en esta etapa, pero seguro aparecerán en el camino a Sudáfrica 2010. Esta Selección puede crecer”.
Adrián Vargas insiste con la balanza comercial: “Argentina tiene más de 700 jugadores en el extranjero y nosotros, máximo, 15. Esto no es curarse en salud, es una realidad muy lamentable para el balompié azteca, por cierto. ‘Los argentinos pueden hacer cuatro o cinco Selecciones’, comentó Hugo Sánchez, y la verdad es que nosotros, con trabajo, armamos una. ¿Por qué? La respuesta es simple: porque nuestros directivos siguen aferrados a bloquear al jugador mexicano. Los argentinos y los brasileños son exportadores, nosotros somos importadores. Esa es la gran diferencia”.
Es verdad que México está por debajo de los grandes monstruos, pero también es cierto que se instaló sobre el resto de los países sudamericanos. Para Mario Concha, del diario La Prensa de New York, “nunca llegará a ser como Argentina o Brasil, pero hoy está un escalón más arriba que Uruguay, Colombia y Paraguay. En definitiva, México ya es una potencia de respeto en el continente”.
Para Rossi, el que imponía respeto a todos era el equipo de La Volpe: “Ese que ganó la Copa de Oro e hizo ‘parir’ y temblar de miedo a Argentina en Alemania. Es la base de este México de Hugo. Con una ventaja extraordinaria: Nery Castillo, una de las mejores apariciones de esta parte del mundo. Tiene al magnífico Torrado. Guardado será casi un ‘veterano’ en Sudáfrica... ¡con 23 años! ¿Cómo no va a disponer de un futuro venturoso este equipo?”. Y Rossi concluye con un mensaje esperanzador: “Hugo es un gran entrenador y tiene mentalidad ganadora. He allí su mayor desafío: cambiar –aunque tenuemente, insisto– la mentalidad de sus dirigidos. Entonces sí habrá futuro. De vos depende, México lindo y querido”.
El periodista argentino Elio Rossi –también del website– afirma que el equipo de Hugo Sánchez puede mejorar, pero considera “imprescindible un cambio de mentalidad en torno al Tri. Se deben aceptar las diferencias sin que esto implique la eliminación del ‘otro’. Aquellos que reivindican cuestiones futbolísticas y de liderazgo que La Volpe hizo correctamente no deben ser lanzados a la hoguera. Si algo tuvo el equipo de Ricardo fue una mentalidad de hierro. Hay que desterrar la frase ‘jugamos como nunca, perdimos como siempre’ ”.
Andrés Cantor, periodista de Telemundo y Fútbol de Primera, también ve un déficit de fortaleza anímica: “El día que los futbolistas mexicanos tomen conciencia de su verdadero valor individual y colectivo, que realmente se crean mejores (lo demostraron con resultados) que la mayoría de los países sudamericanos, que su entorno deje de condicionarlos con el ‘sí, se puede’, ese día México podrá dar el salto que le falta para poder ganar los partidos importantes”.
La opinión de Roberto Vargas, director de SoccerManía, da lugar al optimismo: “Se dice, después de la derrota ante Argentina, que ése es el techo del Tri, pero no lo creo. En el fútbol hay paternidades, y la de la Albiceleste sobre México es clara. ¿Por qué se le puede ganar a Brasil y no a Argentina? Es un misterio. La generación que obtuvo el Mundial Sub-17 será un parteaguas en la historia de las selecciones mexicanas. También hay que esperar la confirmación de jóvenes como Nery Castillo, Correa, Pinto y otros que no fueron convocados en esta etapa, pero seguro aparecerán en el camino a Sudáfrica 2010. Esta Selección puede crecer”.
Adrián Vargas insiste con la balanza comercial: “Argentina tiene más de 700 jugadores en el extranjero y nosotros, máximo, 15. Esto no es curarse en salud, es una realidad muy lamentable para el balompié azteca, por cierto. ‘Los argentinos pueden hacer cuatro o cinco Selecciones’, comentó Hugo Sánchez, y la verdad es que nosotros, con trabajo, armamos una. ¿Por qué? La respuesta es simple: porque nuestros directivos siguen aferrados a bloquear al jugador mexicano. Los argentinos y los brasileños son exportadores, nosotros somos importadores. Esa es la gran diferencia”.
Es verdad que México está por debajo de los grandes monstruos, pero también es cierto que se instaló sobre el resto de los países sudamericanos. Para Mario Concha, del diario La Prensa de New York, “nunca llegará a ser como Argentina o Brasil, pero hoy está un escalón más arriba que Uruguay, Colombia y Paraguay. En definitiva, México ya es una potencia de respeto en el continente”.
Para Rossi, el que imponía respeto a todos era el equipo de La Volpe: “Ese que ganó la Copa de Oro e hizo ‘parir’ y temblar de miedo a Argentina en Alemania. Es la base de este México de Hugo. Con una ventaja extraordinaria: Nery Castillo, una de las mejores apariciones de esta parte del mundo. Tiene al magnífico Torrado. Guardado será casi un ‘veterano’ en Sudáfrica... ¡con 23 años! ¿Cómo no va a disponer de un futuro venturoso este equipo?”. Y Rossi concluye con un mensaje esperanzador: “Hugo es un gran entrenador y tiene mentalidad ganadora. He allí su mayor desafío: cambiar –aunque tenuemente, insisto– la mentalidad de sus dirigidos. Entonces sí habrá futuro. De vos depende, México lindo y querido”.
jueves, 6 de septiembre de 2007
Robinho: Cenicienta
Artículo publicado en la revista Fox Sports, en agosto de 2007.
Por PABLO ARO GERALDES
En dos meses se consagró campeón con el Real Madrid y con la Selección Brasileña, dos de las escuadras más poderosas del planeta. Pero sus comienzos estuvieron muy lejos de este presente de felicidad.
Por PABLO ARO GERALDES
En dos meses se consagró campeón con el Real Madrid y con la Selección Brasileña, dos de las escuadras más poderosas del planeta. Pero sus comienzos estuvieron muy lejos de este presente de felicidad.
La historia del brasileño Robson de Souza bien podría ser la de la mayoría de sus compatriotas. Desde muy pequeño supo lo que son el hambre, las privaciones, la tristeza de la desesperanza…
Pensando más allá de Brasil, su historia cuadraría en la de millones de hogares en América Latina. Sin embargo, algo hizo distinta la vida de este esmirriado, casi frágil Robinho: su pierna derecha. Gracias a una habilidad casi endiablada con el balón, el joven Robson consiguió lo que todos en su patria sueñan: fama y dinero, pero, sobre todo, reconocimiento y respeto.
Como tantos cracks brasileños, su carrera comenzó en las callecitas angostas de la favela de Sao Vicente, en Sao Paulo. Descalzo, claro; un par de “chuteiras”, como llaman allí a los zapatos de fútbol, era un lujo para los magros sueldos de papá Jilvan y mamá Marina. No tenía calzado, pero tampoco lo necesitaba para pasar el día junto a sus amigos y mantener en su carita esa sonrisa que hoy es su sello distintivo.
“Vivía por y para el fútbol –contó el año pasado, antes de la Copa del Mundo–. Me tocó nacer en un barrio difícil y en un tiempo complicado. Entre mis compañeros de juegos había muchos que eran mejores que yo con la pelota en los pies, pero las circunstancias los alejaron del fútbol. Había que trabajar duro para mantener a la familia. Jugar al fútbol, en este contexto, era un lujo. Yo tuve la gracia de que mis padres se sacrificaron duramente para que pudiera hacer esto que tanto me gusta”.
Así fue que, con sólo 5 años, empezó en el fútbol de salón, en el Beira Mar. Pronto se lo llevaron al Portuarios, un equipo más grande. A los 9 años hizo 73 goles en la temporada y su fama en el fútbol infantil se hizo incontenible: Santos, donde Pelé triunfó en los ’60, lo fue a buscar.
Disfrutaba con el indoor, pero los entrenadores del equipo principal no podían dejar pasar su talento desbordante y, el 24 de marzo de 2002, debutó con el uniforme blanco: tenía 18 años y en su temporada de estreno fue campeón del Brasileirao, el torneo más importante del país más importante del fútbol.
Lo que siguió es historia más conocida: su diestra mágica desparramando rivales en Santos lo convirtió en Robishow, el rey del regate. Vino la adoración de los paulistas, luego la de todo Brasil, y más tarde ya lo elogiaban en todas las geografías.
Tras ese comienzo explosivo se marchó a Madrid con su sonrisa, la misma que dibuja junto a cada autógrafo que firma. El Real de los llamados “Galácticos” no fue tal, las ansiedades del equipo le exigieron una brillantez que aún no pudo mostrar en tierras españolas. Hace un año, su compatriota Roberto Carlos afirmaba: “Robi será el mejor futbolista del mundo en un año”. El tiempo pasó y el vaticinio del lateral no se cumplió; Robinho no es titular en el equipo. Pero esta Copa América se transformó en su plataforma de relanzamiento, un nuevo envión para su carrera, ya que sus condiciones están intactas.
Luego de que su compañero Fabio Cannavaro recibiera el Balón de Oro 2006, Robinho aseguró que quiere tenerlo de aquí a dos o tres años. “Me imagino con ese premio, es un sueño y voy a trabajar mucho para conseguirlo. Aunque sé que es difícil, no es imposible. Tengo fútbol para lograrlo”, afirmó. Y empezó bien: en Venezuela se alzó con el Botín de Oro, por ser el goleador del torneo con 6 tantos. No sólo eso: fue la manija de la Selección Brasileña que, aunque no brilló, fue la justa vencedora del certamen continental.
Robinho es de esos futbolistas a los que les cabe sin excesos el cartel de crack. Y, aunque trabajó especialmente en la sala de musculación para fortalecer sus 60 kilos (lo que pesaba cuando llegó a Madrid hace dos años), sabe que su liviandad es su fortaleza. Se desplaza entre los rivales con volatilidad, abre las zagas más recias con el balón dominado y hasta Pelé se animó a decir: “Robinho tiene todas las cualidades para superarme”. Más allá del elogio desmedido, el delantero señala sus puntos pendientes: “Tengo que mejorar mi dribbling, ser más rápido, perfeccionar mi conclusión en el área. Sobre todo eso, hacer más goles”, dijo en una entrevista luego de la Copa del Mundo Alemania 2006, cuando Brasil se despidió en cuartos de final.
Si lo que le faltaba era gol, en Venezuela acaba de saldar su deuda. Hace seis meses casi no tenía lugar en el Real Madrid de Fabio Capello. Pero las cosas cambiaron pronto: el DT italiano le dejó su lugar al alemán Bern Schuster y el estilo de juego del club merengue se acercará más a lo que el joven brasileño puede brindar. Y, después de la actuación en su primera Copa América, ya no podrán mirar hacia el costado pese a las contrataciones que hayan hecho durante el verano. Robinho podrá sentirse más cómodo con el nuevo dibujo táctico madridista, pero ya demostró con Brasil que no le vienen mal las tácticas más conservadoras, como la que llevó adelante el entrenador Dunga. “Siempre buscamos la victoria –explica Robinho–, pero sabemos que somos Brasil y que tenemos que disfrutar, jugar bien y dar espectáculo al público”.
La vida cambió para Robinho, hoy rodeado de los beneficios del éxito. Los disfruta, pero quiere más: “Sueño con ser el mejor del mundo; mentiría si dijera lo contrario. Me ilusiona enormemente, pero mi primer objetivo es triunfar en el Real Madrid y salir campeón de todo lo que disputemos. Luego, si sigo creciendo y disfrutando con el juego, las cosas llegarán por sí mismas. Tengo que ir paso a paso; todo a su tiempo”.
El flamante campeón de América apenas tiene 23 años, pero ya avisora el futuro: “Algún día le podré contar a mis hijos que, pese a las dificultades que tuve, siempre fui un niño alegre, de buen carácter y honesto, que creció y luchó para que su sueño se convirtiera en realidad”.
Pensando más allá de Brasil, su historia cuadraría en la de millones de hogares en América Latina. Sin embargo, algo hizo distinta la vida de este esmirriado, casi frágil Robinho: su pierna derecha. Gracias a una habilidad casi endiablada con el balón, el joven Robson consiguió lo que todos en su patria sueñan: fama y dinero, pero, sobre todo, reconocimiento y respeto.
Como tantos cracks brasileños, su carrera comenzó en las callecitas angostas de la favela de Sao Vicente, en Sao Paulo. Descalzo, claro; un par de “chuteiras”, como llaman allí a los zapatos de fútbol, era un lujo para los magros sueldos de papá Jilvan y mamá Marina. No tenía calzado, pero tampoco lo necesitaba para pasar el día junto a sus amigos y mantener en su carita esa sonrisa que hoy es su sello distintivo.
“Vivía por y para el fútbol –contó el año pasado, antes de la Copa del Mundo–. Me tocó nacer en un barrio difícil y en un tiempo complicado. Entre mis compañeros de juegos había muchos que eran mejores que yo con la pelota en los pies, pero las circunstancias los alejaron del fútbol. Había que trabajar duro para mantener a la familia. Jugar al fútbol, en este contexto, era un lujo. Yo tuve la gracia de que mis padres se sacrificaron duramente para que pudiera hacer esto que tanto me gusta”.
Así fue que, con sólo 5 años, empezó en el fútbol de salón, en el Beira Mar. Pronto se lo llevaron al Portuarios, un equipo más grande. A los 9 años hizo 73 goles en la temporada y su fama en el fútbol infantil se hizo incontenible: Santos, donde Pelé triunfó en los ’60, lo fue a buscar.
Disfrutaba con el indoor, pero los entrenadores del equipo principal no podían dejar pasar su talento desbordante y, el 24 de marzo de 2002, debutó con el uniforme blanco: tenía 18 años y en su temporada de estreno fue campeón del Brasileirao, el torneo más importante del país más importante del fútbol.
Lo que siguió es historia más conocida: su diestra mágica desparramando rivales en Santos lo convirtió en Robishow, el rey del regate. Vino la adoración de los paulistas, luego la de todo Brasil, y más tarde ya lo elogiaban en todas las geografías.
Tras ese comienzo explosivo se marchó a Madrid con su sonrisa, la misma que dibuja junto a cada autógrafo que firma. El Real de los llamados “Galácticos” no fue tal, las ansiedades del equipo le exigieron una brillantez que aún no pudo mostrar en tierras españolas. Hace un año, su compatriota Roberto Carlos afirmaba: “Robi será el mejor futbolista del mundo en un año”. El tiempo pasó y el vaticinio del lateral no se cumplió; Robinho no es titular en el equipo. Pero esta Copa América se transformó en su plataforma de relanzamiento, un nuevo envión para su carrera, ya que sus condiciones están intactas.
Luego de que su compañero Fabio Cannavaro recibiera el Balón de Oro 2006, Robinho aseguró que quiere tenerlo de aquí a dos o tres años. “Me imagino con ese premio, es un sueño y voy a trabajar mucho para conseguirlo. Aunque sé que es difícil, no es imposible. Tengo fútbol para lograrlo”, afirmó. Y empezó bien: en Venezuela se alzó con el Botín de Oro, por ser el goleador del torneo con 6 tantos. No sólo eso: fue la manija de la Selección Brasileña que, aunque no brilló, fue la justa vencedora del certamen continental.
Robinho es de esos futbolistas a los que les cabe sin excesos el cartel de crack. Y, aunque trabajó especialmente en la sala de musculación para fortalecer sus 60 kilos (lo que pesaba cuando llegó a Madrid hace dos años), sabe que su liviandad es su fortaleza. Se desplaza entre los rivales con volatilidad, abre las zagas más recias con el balón dominado y hasta Pelé se animó a decir: “Robinho tiene todas las cualidades para superarme”. Más allá del elogio desmedido, el delantero señala sus puntos pendientes: “Tengo que mejorar mi dribbling, ser más rápido, perfeccionar mi conclusión en el área. Sobre todo eso, hacer más goles”, dijo en una entrevista luego de la Copa del Mundo Alemania 2006, cuando Brasil se despidió en cuartos de final.
Si lo que le faltaba era gol, en Venezuela acaba de saldar su deuda. Hace seis meses casi no tenía lugar en el Real Madrid de Fabio Capello. Pero las cosas cambiaron pronto: el DT italiano le dejó su lugar al alemán Bern Schuster y el estilo de juego del club merengue se acercará más a lo que el joven brasileño puede brindar. Y, después de la actuación en su primera Copa América, ya no podrán mirar hacia el costado pese a las contrataciones que hayan hecho durante el verano. Robinho podrá sentirse más cómodo con el nuevo dibujo táctico madridista, pero ya demostró con Brasil que no le vienen mal las tácticas más conservadoras, como la que llevó adelante el entrenador Dunga. “Siempre buscamos la victoria –explica Robinho–, pero sabemos que somos Brasil y que tenemos que disfrutar, jugar bien y dar espectáculo al público”.
La vida cambió para Robinho, hoy rodeado de los beneficios del éxito. Los disfruta, pero quiere más: “Sueño con ser el mejor del mundo; mentiría si dijera lo contrario. Me ilusiona enormemente, pero mi primer objetivo es triunfar en el Real Madrid y salir campeón de todo lo que disputemos. Luego, si sigo creciendo y disfrutando con el juego, las cosas llegarán por sí mismas. Tengo que ir paso a paso; todo a su tiempo”.
El flamante campeón de América apenas tiene 23 años, pero ya avisora el futuro: “Algún día le podré contar a mis hijos que, pese a las dificultades que tuve, siempre fui un niño alegre, de buen carácter y honesto, que creció y luchó para que su sueño se convirtiera en realidad”.
sábado, 1 de septiembre de 2007
A por la gloria perdida
Campeones de sus ligas en el pasado, estos nueve equipos acaban de ascender desde la segunda división para retomar el lugar que la historia indica que merecen. Hacé click sobre la imagen para ampliarla.
JUVENTUS - Italia
En 2006 fue descendido a la Serie B por corrupción y volvió a lo grande.
SUNDERLAND - Inglaterra
Fue seis veces campeón inglés, aunque la última se remonta a 1936.
RACING STRASBOURG - Francia
Festejó solamente en 1979, pero es muy popular en el norte del país.
HURACÁN - Argentina
Histórico de la era amateur, celebró en 1973 conducido por César Luis Menotti.
GENOA - Italia
En 1898 fue el primer campeón del calcio. Ganó 9 títulos en total.
HANSA ROSTOCK - Alemania
Fue el último campeón de la Alemania Democrática, antes de la unificación.
RUCH CHORZÓW - Polonia
Es el mayor campeón del fútbol polaco: acumula 14 títulos.
NAPOLI - Italia
Retorna a la Serie A para soñar con los años felices maradonianos.
JUVENTUS - Italia
En 2006 fue descendido a la Serie B por corrupción y volvió a lo grande.
SUNDERLAND - Inglaterra
Fue seis veces campeón inglés, aunque la última se remonta a 1936.
RACING STRASBOURG - Francia
Festejó solamente en 1979, pero es muy popular en el norte del país.
HURACÁN - Argentina
Histórico de la era amateur, celebró en 1973 conducido por César Luis Menotti.
GENOA - Italia
En 1898 fue el primer campeón del calcio. Ganó 9 títulos en total.
HANSA ROSTOCK - Alemania
Fue el último campeón de la Alemania Democrática, antes de la unificación.
RUCH CHORZÓW - Polonia
Es el mayor campeón del fútbol polaco: acumula 14 títulos.
NAPOLI - Italia
Retorna a la Serie A para soñar con los años felices maradonianos.
PUEBLA - México
Campeón en 1983 y 1990, la Franja regresa a la elite para alegría de los poblanos.
Campeón en 1983 y 1990, la Franja regresa a la elite para alegría de los poblanos.