Entrevista publicada en la revista Fox Sports, en junio de 2006.
Por PABLO ARO GERALDES
Pasaron 16 años desde que dejó de dirigir a la Selección Nacional. Sin embargo, para Carlos Bilardo el tiempo no pasa. A cada concepto, a cada anécdota, los conserva con inmaculada frescura. Pero no los guarda como recuerdos, los aplica al presente y los proyecta a la próxima Copa del Mundo. Alemania 2006 es la excusa, el disparador para que el Doctor vierta sus ideas a raudales, casi atropelladamente.
-¿Todos los Mundiales dejan un legado futbolístico?
-Pucha si dejan, ¿cómo no? Siempre queda algo. Por ejemplo lo del 2002 de Scolari: queda porque Brasil cambia su sistema. Ahora Brasil y Alemania juegan igual que lo hacíamos nosotros hace veinte años.
-Aquel fue el último cambio táctico, después sólo se vieron variantes…
-Sí, está en la revista World Soccer, ¿la leíste? Ahí ponen las diez tácticas que cambiaron al fútbol. Lo que se hizo después son adaptaciones, cada equipo se armaba según los jugadores que tenía.
-¿Qué novedad habrá en Alemania?
-No, no, no hay. Se pueden cambiar cosas todavía pero, de lo que veo, de lo que vi, no hay nada nuevo esta vez.
-Argentina va con un plantel de campeones, ¿eso pesa positivamente o les quita hambre?
-Sí, pesa, porque si son campeones quiere decir que han hecho una buena liga con sus equipos. Son tipos ganadores. Pero en la Selección es distinto, arrancás de cero.
-¿Qué espera que muestre Argentina en el Mundial?
-Que están bien, que tienen sed de revancha. Hace más de diez años que vienen trabajando juntos y ya llegó el momento en el que se tienen que ver los resultados.
-¿Se verán?
-En diez años tenés que sacar algo, con grandes, con chicos… Ya no son pibitos, ya saben qué es un Mundial, qué es lo que se viene.
-¿Está de acuerdo con la convocatoria?
-Están los que tienen que estar, no le haría grandes cambios. Está bien.
-¿En un Mundial, importa el estilo?
-Importa, importa, claro que importa cómo jugás. Si vos traés algo nuevo y lo metés, sorprendés. Tenés que prepararlo con tiempo, pero no lo podés mostrar en ningún amistoso, porque te lo graban. Sí tenés que hacerlo en los entrenamientos, y después vas a los partidos y lo hacés.
-¿Y este equipo tiene tiempo como para desarrollar eso?
-Sí, no importa que estén todos desperdigados por Europa. A mí me tocó, por ejemplo, que Burruchaga tire el centro en Nantes y cabecee Ruggeri en Madrid. Tenía que ir a Nantes y decirle a Burruchaga: “Tirá el centro acá, que llegue acá”. Y después tenía que ir a Madrid y pedirle a Ruggeri: “Decile a Michel que te tire centros que caigan acá”. Y así iba con la video, grababa a uno, iba a otro país y grababa a dos, después tomaba un avión y grababa a otros dos, y así.
-¿Y el ensamble de todo eso es posible?
-Sí, ¿cómo no? Las selecciones se juntan así. Tendrán veinte días de convivencia. Una vez allá, se terminarán todos los problemas. No todas gozan de esa ventaja.
-¿La uniformidad que hay no mata a los estilos?
-Bueno… hay que romperla. Nosotros jugábamos así y después aparecieron Holanda, Dinamarca… Entonces, la búsqueda pasa por quebrar ese sistema; tiene que haber otro.
-¿Qué es lo más importante a la hora de viajar a un Mundial?
-Que los jugadores estén bien, que tengan personalidad, que tengan clase internacional. Es como en televisión: hay presentadores que se paran delante de la cámara y es como si estuvieran en su casa, y otros a los les dicen que tienen que hablar dos minutos y se asustan. Pero los tipos que ya presentaron cientos de programas lo toman como algo normal. El Mundial es lo mismo.
-Ganar... ¿como sea?
-Eso de “como sea” se lo agregó una vez un señor. Yo dije “hay que ganar” y le pusieron: “coma, como sea” y siguieron. Hay que ganar, hay que ganar. Si vos ganás te va a ir bien, siempre y cuando tengas capacidad. Acá en FOX SPORTS, por ejemplo, no podés poner todos los días programas así nomás, no, no. Te va a ir bien si tenés un cuerpo de programación, buena dirección, buenos artistas, tenés que tener todo completo. No es “como sea”, porque, si no, terminás haciendo cosas raras. Y mirar cómo es la competencia, se mira todo. No es “como sea”. Nosotros no dormíamos, estábamos todo el día pensando.Yo iba en el avión con un papelito dibujando jugadas, y qué sale, qué no sale y tal equipo cómo juega. Acá decían que la jugada de laboratorio no sirve, que el rival no interesa. Si trabajo en FOX SPORTS me tiene que interesar ESPN, me tiene que interesar TN; si no los veo es porque estoy loco de remate.
-¿Brasil es el mejor?
-Para mí, no. Hay dos jugadores que están con un poquito de edad: Cafú y Roberto Carlos. Los brasileños están asustados por eso. Si vas a un alargue estos dos muchachos no se recuperan. No son invencibles.
-¿Cómo se le transmite al jugador el mensaje de que Brasil no es un cuco?
-Poniéndole música brasileña...
-¡¿Cóoomo?!
-Claro, cuando llegué yo, hacía doce años que no se le ganaba. Y le empecé a poner samba, samba, samba a los jugadores nuestros. A no odiar a Brasil, a quererlo: “Qué lindo que es Brasil, que lindo que es Brasil, qué buenos que son”. Si los odiás, perdés; si los querés, les ganás.
-¿Quién es el mejor hoy?
-Brasil-Argentina, Argentina-Brasil. Alemania por ser local. Si no, no. Italia, Inglaterra... Inglaterra anda bien, son esos... Si Rooney llega, Inglaterra es candidato. Es rápido, potente, difícil de marcar y define muy bien. El resto está parejo, parejo. Lo que tienen los europeos es que van a ir con cuarenta o cincuenta mil personas, van todos. Ojo: Argentina también va a tener gente. Todos los argentinos de Francia, de Italia, de por ahí, van a ir todos. Argentina va a juntar diez mil personas.
-¿Y es importante eso?
-Uhhh, claro. No sos visitante, diez mil son un montón...