Con el último penal de Neymar, Brasil exorcizó a un fantasma que lo perseguía y que cada cuatro años le repetía la misma frustración. La
verdeamarela finalmente tiene su medalla olímpica de oro y la vitrina de la
CBF puede decirse completa. Encima, el rival de la final fue Alemania, ese monstruo que para la eternidad les recordará el 7-1 del Mineirão como una pesadilla interminable. De alguna manera, esta conquista olímpica es una pequeña venganza. Pero fue algo más.
El título quedará como uno más de los tantos que cosechó el fútbol brasileño, pero estos Juegos Olímpicos le dejaron al torcedor un buen sabor, una luz de esperanza que tiene que ver con el reencuentro de un fútbol que parecía olvidado. El agosto dorado estuvo acaparado casi por la imagen del crack Neymar, pero en los nombres jóvenes que lo secundaron está la clave de esta nueva
seleçao que se viene.
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Gabriel Jesús |
Solo es cuestión de repasar las edades de estos jugadores emergentes para abrirle la puerta a la ilusión de un fútbol mejor. El que encabeza la nueva camada es Gabriel Jesús, centrodelantero del Palmeiras con todas las cualidades para retrasarse unos metros y participar del circuito de creación. Tiene apenas 19 años y ya está firmado su pase al Manchester City que comanda Pep Guardiola, club en el que debutará en enero del año próximo. La fineza de pie derecho es una llave que abre espacios y sorprende con la visión y puntería de sus balones largos y precisos al vacío que él detecta inmediatamente. Desequilibrante en el juego corto, provoca muchas faltas que benefician a todo el equipo. Aunque le pongan una camiseta violeta y turquesa, cualquiera se daría cuenta que tiene impregnado el código genético del fútbol brasileño. Tiene su medalla de oro, fue campeón mundial Sub-20 en 2015 y le tiene ganas a la Copa en Rusia.
Su tocayo Gabriel (Barbosa) también 19 años y como herencia usa una de las camisetas con más historia del fútbol mundial: la 10 del Santos. A diferencia de Pelé, Gabriel es zurdo y su apodo de Gabigol ya lo define: llegó al club a los 8 años y en su paso por las divisiones menores acumuló más de 600 goles. “Tiene la zurda de Ganso, la técnica de Neymar y la velocidad de Lucas”, es la frase con la que lo definen en Vila Belmiro. Saben que es la joya del club y este año el Barcelona firmó un contrato de prioridad en caso de venta. Ya debutó en la selección mayor, justamente reemplazando a Neymar.
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Gabriel |
Más allá de la zona de fuego, el mediocampo brasileño también ve asomar una promisoria renovación: Walace, del Grêmio, tiene 21 años y fue una apuesta de Felipão Scolari que ya pelea un lugar en la selección mayor (actuó en la Copa América Centenario), y Thiago Maia, de 19 años, es otra de las perlas zurdas que el Santos cuida con devoción.
Hambirentos de revancha, los hinchas se ilusionaron prontamente con esta nueva generación. Un buen fútbol será la manera de dejar atrás ese nombre de Alemania que se volvió un estigma para el fútbol brasileño.
Tras la consagración olímpica, las tribunas del Maracaná entonaron al unísono una estrofa desafiante:
“O campeão voltó”. ¿Vuelve el Brasil campeón?