Artículo publicado en la revista Fox Sports, en noviembre de 2008.
Por PABLO ARO GERALDES
Cuando el fútbol era amateur, resultaba impensable que un jugador cambiase de club. ¿Por qué iba hacerlo? Hacia fines del siglo XIX, en Inglaterra los clubes llevaban cada vez más gente y una manera de atraer al público era brindar el mejor espectáculo. Así empezaron a ofrecer dinero a los cracks de otros equipos. Enseguida el profesionalismo se expandió. A principios de los años ‘30, las principales ligas del mundo ya tenían futbolistas pagos. Sin embargo la historia del fútbol registra excepcionales casos de hombres que jugaron toda su carrera con una misma camiseta. Ellos forman el “One club men”, el selecto grupo de los que defendieron un solo club.
La palabra “fidelidad” deriva del latín “fidelitas” y está vinculada a la lealtad; su significado es “servir a un Dios”. Si para las hinchas el fútbol es una religión y, como canta Bersuit Vergarabat, “la camiseta es como un Dios”, este concepto cuadra a la perfección. Hay decenas de casos de jugadores que fueron fieles a ese Dios de colores y un número en la espalda. Futbolistas que resistieron tentaciones económicas y prefirieron seguir en su club de toda la vida.
En la actualidad hay 25 jugadores que llevan al menos diez años en un mismo y único club de primera división profesional. Marcos, en el Palmeiras desde 1992, o Gary Neville, en Manchester United desde ese mismo año, son un par de ellos. Detrás de cada hombre que eligió ser fiel a un club hay una historia. Sí, una historia de amor.
EL PRÍNCIPE BLANCO
El 20 de septiembre de 1992 la categoría ‘Cadete A’ del Real Madrid enfrentaba al Alcalá, en la vieja Ciudad Deportiva. En la formación merengue debutaba un chaval de de 15 años al que todos señalaban. No por los 55 goles que había hecho en la temporada pasada con su club anterior, sino porque ese club no era otro que el Atlético de Madrid, que recién había disuelto su cantera.
Esa tarde, Raúl González Blanco hizo un gol para el 5-0 del Real Madrid. Fue el primero de los 299 que lleva marcados con la camiseta blanca. Desde ese último día del verano español del ‘92 pasaron más de 16 años y Raúl jamás abandonó al club. Ganó 6 veces La Liga, 4 Supercopas de España, 3 Champions League, una Supercopa Europea y 2 Intercontinentales. Dos veces terminó como ‘Pichichi’ (máximo goleador de la liga española) y otras dos como mayor artillero de la Champions.
El arquero Iker Casillas es otro incondicional al Madrid. Y si la fidelidad está ligada al amor, el Real lo ratificó: el 14 de febrero de este año firmó un contrato con Raúl e Iker que los vincula al club durante toda su vida. “Se celebra el Día de los Enamorados, el Real Madrid y los jugadores han demostrado que se quieren, se complementan y se necesitan, y por esa razón han decidido unirse de por vida”, expresó Ramón Calderón, presidente del club, a la vez que reconocía que ambos jugadores iban a cobrar “mucho menos de lo que se merecen porque el ejemplo y la ilusión que dan no es cuantificable”.
Los futbolistas que no cambian de equipo aprecian a quienes siguen la misma línea. Alfredo Relaño, del diario madrileño As, escribía sobre Francesco Totti, el ídolo romano: “Totti valora en Raúl algo que él mismo siente porque lo vive en sus carnes: la dificultad de enamorar año tras año a la misma afición, sin sufrir rechazo”. Pero a veces no es tan difícil serle fiel a una camiseta; basta con serlo a los propios sentimien tos. Por eso para Totti es tan natural haber rechazado ofertas de la Juventus o el Milan cuando todavía estaba en la escuela primaria. Sabía dónde quería jugar y cuando tenía 13 años se incorporó a la Roma.
Tuvo ofrecimientos para irse fuera de la muralla Aureliana y los ha rechazado uno a uno. El más fuerte le llegó en 2002, cuando tampoco quiso firmar para el Real Madrid. Tentación grande, pero no difícil de rechazar para Totti: por sobre todas las cosas es romano, tanto como el Coliseo o los motorinos que recorren a toda hora la capital italiana.
TRADICIÓN DE FAMILIA
Paolo Maldini debutó en el Milan el 20 de enero de 1985 ante Udinese, cuando tenía 16 años. Por entonces para todos era “el hijo de Cesare”, ex capitán y símbolo del club. Casi un cuarto de siglo después, hizo que Cesare sea “el padre de Paolo”. Cuando Paolo se puso por primera vez la casaca rossonera, sus actuales compañeros Alexandre Pato, Philippe Senderos y Mathias Cardacio (por nombrar sólo a algunos) todavía no habían nacido.
Su incondicionalidad al Milan fue total. Por eso, cuando a mediados de 2009 ‘San Paolo’ juegue su último partido en el Milan, el club retirará para siempre su camiseta número 3. Bueno, ese “para siempre” es relativo, porque hay una ‘cláusula’ que prevé volver a usarla: solamente podrá vestirla su hijo Christian, quien tiene 11 años y desde hace tres es jugador de las categorías infantiles del Milan. La dinastía Maldini parece tener la continuidad asegurada.
El mismo homenaje había recibido Franco Baresi, dueño para siempre de la número 6.
SÓLO LE PIDO A DIOS...
La letra de ese himno creado por el argentino León Gieco cambió su letra en Avellaneda. “Sólo le pido a Dios / que Bochini juegue para siempre / siempre para Independiente / para toda la alegría de la gente”. Y la plegaria surtió efecto.
Ricardo Bochini jugó toda su carrera con el Rojo, fueron 19 temporadas de amor total, entre 1972 y 1991. “Mi cariño por Independiente nació cuando estaba en la pensión. Como mi viejo, yo era hincha de San Lorenzo, pero al llegar a Independiente me gustó el fútbol que se jugaba en el club, la identificación de la gente con ese estilo y conmigo: me iban a ver desde las inferiores, me apoyaron y alentaron siempre. Yo encajaba en su gusto futbolístico”, relata hoy.
–¿Pudo haberse ido?–En el ‘73, cuando le ganamos la Copa Intercontinental a Juventus, los italianos querían tenerme, pero el fútbol de Italia estaba cerrado a los extranjeros. La opción era nacionalizarme, pero ni loco me iba de mi país antes del Mundial ‘78. Mi identificación con el Rojo era tan fuerte que directamente ya ni me ofrecían nada de otros clubes. Pero claro, era otro dinero; con una oferta como las de hoy uno lo hubiera pensado...
–¿Valora la fidelidad en otros jugadores o pasó a ser algo anecdótico?–Hoy es casi imposible. Estoy de acuerdo con que los jugadores se aseguren su futuro, porque después los dirigentes se olvidan. La fidelidad hay que tenerla con la camiseta que uno viste en ese momento.
Otro nombre ligado 100% a una camiseta es el de Antonio Rattín con Boca Juniors. Vistió la azul y oro número 5 durante 14 temporadas y jamás pensó en irse. “Mi sueño, desde chiquito, fue jugar en Boca. A mi padre no le interesaba el fútbol, decía que era para vagos, él quería que yo estudiara. Pero cumplí mi sueño; Boca fue, es y va a ser todo para mí. Me dio cultura, la posibilidad de conocer el mundo, participar en política... Todo se lo debo a Boca”, relata Rattín, quien hoy es concejal de Vicente López, un distrito del Gran Buenos Aires.
Reinaldo Merlo, en River, Miguel Ángel Russo, en Estudiantes de La Plata, y Alfredo Fogel y Aldo Pedro Poy, en Rosario Central, son otros nombres ligados a una sola camiseta argentina.
¿Por qué es conocida Southampton? De allí zarpó el Titanic, pero no fue suficiente para que la ciudad sea recordada. Hizo falta un futbolista, Matthew Le Tissier, para que toda Europa la ubique en el mapa. Entre 1986 y 2000 se transformó en un ícono de la fidelidad. Hubo otros grandes jugadores que transitaron el mismo camino: Giuseppe Bergomi (19 años en el Inter), Uwe Seller (19 en Hamburgo), Giacinto Facchetti (18 en Internazionale), Chendo y Camacho (16 en Real), Sepp Maier y Klaus Augenthaler (15 y 16 en Bayern Munich), Nilton Santos (16 en Botafogo)... Más allá de metáforas, son hombres de un solo corazón.
Poy - Merlo - Bochini - Rattín - Russo |
4 comentarios:
Muy buen post, yo ya había intentado hacer algo parecido en mi blog.
Falto destacar el caso de Ryan Giggs (no solo por su carrera en Manchester sino también por rechazar a la Selección Inglesa)
me parecio excelente
HTTP://puestoenmarcha.blogspot.com
Es la primera vez que paso y la verdad un muy buen espacio. Felicitaciones!
Hola,
Gran post y decirte que el otro día Vargas, jugador que nombras en el anterior post, hizo un partidaso.
Los jugadores que signan matrimoni eterno para sus clubes, siempre son bien apreciados pese a que su juego baje en calidad.
En el Barça también hay algunos casos de estos: Puyol (9 años) y Xavi (10 años) y por lo que parece su historia va para largo.
Otro ilustre era Fran del Deportivo. Su carrera fue toda en el club de sus amores. Del 88 al 2005. Con el Depor pasó de jugar en segunda división peleando por no bajar a ganar títulos y jugar la Champions.
saludos des de capocannoniere.blogspot.com
Gran artículo, me gustó mucho. Raúl es un crack, digan lo que digan.
Saludos!
Publicar un comentario