Actualización de la entrevista publicada en la revista Fox Sports, en junio de 2007.
Por PABLO ARO GERALDES
Tan sincero como comprometido con la Selección, el romperredes del Atlético de Madrid ruega por un cambio urgente en la mentalidad uruguaya: "Ya pasaron 57 años del Maracanazo. Hoy no se gana sólo con garra".
Si hay un futbolista uruguayo que tiene su lugar indiscutido en la Selección es Diego Forlán. Tiene autoridad y capacidad para analizar al presente de La Celeste y al contexto histórico que pone a Uruguay lejos de los momentos de gloria del pasado.
–Hay muchos uruguayos de gran nivel triunfando en Europa. ¿Es el momento para que la Selección abandone la garra y busque otro estilo de juego?
–Obviamente hay que tener temperamento, pero no soy adepto al tema de la garra. Hay que jugar más, porque con eso hace mucho que Uruguay no logra ningún objetivo. Uno mira equipos como Argentina, que tiene las mismas ganas que nosotros y juega bien...
La garra está mal interpretada. Siempre hay que dejar todo en la cancha, pero muchas Selecciones juegan muy bien, aunque no tienen la garra y la voluntad uruguaya, y ganan cosas más importantes que nosotros. Venezuela, Chile y Perú juegan a un nivel mejor que el nuestro, y es envidiable. Pero tenemos jugadores para lograr eso. Malinterpretar la garra nos viene llevando a malos resultados. El fútbol ha cambiado y los que no cambiamos fuimos nosotros; si no empezamos a cambiar, las cosas cada vez se van a complicar más. Si no jugamos bien, no hay garra que nos salve, viene cualquier Selección y sufrimos. Por ejemplo, ante Venezuela empatamos 1–1, pero durante todo el partido la pelota la tuvieron ellos. No se puede contraatacar siempre, tenemos que ser protagonistas.
–¿Esos Seleccionados apostaron a sacarse el complejo de inferioridad que tenían y se animaron a un fútbol mejor?
–No sé. Por ejemplo, Japón hace años que manda jugadores a Argentina o Uruguay porque así se perfeccionan; en Venezuela los jóvenes ven fútbol de afuera para mejorar. Habría que hacer algo similar. Ir a otros lugares y aprender lo que debemos mejorar, porque estamos muy atrás futbolísticamente con respecto a otros países. Tenemos buenos futbolistas, pero no se están logrando los resultados necesarios. Muchos uruguayos juegan en grandes equipos y consiguen cosas porque tienen calidad. Entonces, la gente se pregunta por qué no logramos objetivos cuando nos juntamos y la respuesta es que no tiramos todos para el mismo lado. Cada uno se fija en su rendimiento individual y con eso no se logra nada.
Los más agudos analistas se preguntan lo mismo. Con nombres consagrados en las más exigentes ligas, ¿por qué Uruguay no está en lo más alto? ¿Cuándo se va a animar a despegarse de ese pasado, grande, sí, pero que ya quedó para los libros de Historia?
–¿Es delicado plantear este debate en Uruguay?
–Cuando jugué en Argentina vi dónde empiezan los chicos, y desde el fútbol infantil ya tienen una técnica importante. Usan reglas del papi–fútbol: para pasar la pelota por la mitad de cancha necesitan tenerla, amagar, manejarla. Y eso se ve reflejado en la Selección, porque Argentina, en el Mundial, jugó bien. El golazo ante Serbia y Montenegro fue espectacular, después de 25 pases. Todos esos argentinos jugaban papi–fútbol cuando eran chicos, a muchos los conozco por haber sido compañero o por jugar en contra. Y son futbolistas de gran calidad porque los prepararon para el futuro. Lo mismo con los brasileños, que son muy buenos técnicamente. Hay que empezar desde abajo con los chicos, enseñándoles, entrenándolos y haciéndolos jugar bien, porque la calidad existe y jugadores van a salir siempre. Nosotros tenemos individualidades muy buenas y ojalá podamos encontrar una identidad futbolística a nivel grupal para hacer un buen papel ante cualquier Selección. Eso se necesita actualmente: jugar, tener la pelota… Si no tenemos esa identidad nos va a costar cada vez más y ante cualquiera. Si bien nuestra Selección es nueva, no tenemos identidad futbolística. Jugamos con equipos como Egipto, Libia y Georgia, que no tienen la historia de Uruguay, y ellos suman mucha más tenencia de balón que nosotros. ¡Eso no puede ser!
–Algo está cambiando allá y algo debería cambiar en Uruguay…
–Cuando estuve en Manchester United analicé cómo trabajaban con los chiquilines y era otro mundo: tenían videos de Brasil, de Ronaldinho, Ronaldo… Los entrenadores les mostraban jugadas específicas, cómo se movían los defensores, los volantes, delanteros, cómo definían… Les enseñaban los mejores movimientos a las Divisiones Inferiores. Entonces, mirando un partido de los juveniles te asombrabas, porque hacían las mismas jugadas que los grandes.
–¿Creés que este cambio de mentalidad se podrá dar en Uruguay?
–Es muy complicado, hay que cambiar muchas cosas. Hablé con Gustavo Poyet cuando estuvo trabajando con niños y le costó mucho. Es otra mentalidad, la nuestra. Estar afuera y ver otras cosas te hace dar cuenta de que es muy importante saber escuchar y saber aprender. Pero si la gente piensa que sabemos todo y seguimos recordando el Mundial del ‘50, no vamos a mejorar nunca. Ya pasaron 57 años, hay que cambiar de una vez por todas. Ganamos la Copa América, bárbaro, pero no sirve: nos está costando ir a los Mundiales. Y si bien le hemos ganado a Selecciones como Brasil y Argentina, la gente piensa que ganamos las Eliminatorias. Y hay que mejorar, pero es muy difícil. Hay que luchar contra tantas cosas que llega un momento… Paolo Montero me decía: “Mirá que ahora está Lugano, quedás vos, vas a tener que pelear”. Van pasando los años y cada vez estamos más grandes. Uno se pone en lugar de Paolo, de varios compañeros, y te das cuenta de que es muy agotador discutir todos los días.
–Una lucha permanente…
–Es así, y llega el momento en que entrás a la cancha y te olvidás de jugar. En Europa es distinto. Cuando llegué al Manchester era como volver a la liga universitaria: jugar, irte a tu casa y nada más… ¡Y estaba en
uno de los equipos más importantes del mundo! No sentía presión en lo más mínimo, no te la complicaban. Escuchan al jugador y lo único que hay que hacer es entrenar e irte a tu casa.
–Si se da, es un cambio a largo plazo…
–Es un cambio muy grande y es muy difícil que se logre. Muy difícil.
1 comentario:
a forlan le falta la doctrina ribas, y vas a ver como repunta
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