Por PABLO ARO GERALDES
Elegido como el número 1 del planeta por la FIFA, el mediapunta del Milan redondeó un 2007 fantástico, con los títulos de la Champions League y el Mundial de Clubes.
El Milan del segundo semestre de 2007 es apenas una caricatura del equipo arrollador que recorrió las canchas de Europa en la primera mitad del año hasta quedarse con el máximo trofeo, el de la Liga de Campeones de Europa. Los rossoneri son una penumbra, aunque mantienen un enorme mérito: es el único equipo italiano que no parece italiano. No hace un culto a la especulación, no acude a las faltas ni se resguarda en defensa.
Entre las sombras reluce un chispazo, una luz de fútbol llamada Kaká. El mediapunta brasileño al que desde hace cuatro años disfrutan en San Ciro le hace bien al fútbol. Cuando toma la pelota se da vuelta, el panorama se despeja y la cancha se le abre. Y él avanza, mirada altiva, con su zancada larga y el balón dominado. Tiene toque y tiene gol, hasta el punto de haber quedado como máximo artillero de la última Champions League.
Fue su elevado protagonismo en el equipo que comanda Carlo Ancelotti el que lo puso como máximo candidato a obtener el Balón de Oro de France Football (votan periodistas de los 53 países que componen la UEFA). Pero va más allá de las fronteras continentales y aspira también al premio mayor de la FIFA, donde está entre los favoritos de los 416 sufragantes: los directores técnicos de las 208 Selecciones nacionales y los 208 capitanes. Claro, no podrá cantar ‘bingo’: ni Dunga ni Lucio pueden votar por él. Sólo un detalle...
Mucho pasó desde que dejó Sao Paulo para iniciar su aventura en el Viejo Continente. El intenso trabajo físico que se desarrolla en el club lombardo le sumó volumen físico a sus condiciones; la mayor resistencia mejoró su juego y no faltan quienes ven semejanzas entre sus movimientos y los del holandés Johan Cruyff.
MÁS RICARDO QUE KAKÁ
El Brasil que conducía Telé Santana brillaba en el Mundial España ‘82 cuando su hermano Rodrigo intentaba pronunciar sin éxito el nombre del nuevo miembro de la familia: "Cacá... Cacá..." era lo más parecido a "Ricardo" que le salía. Desde entonces fue Cacá.
A los 12 años entró al equipo infantil de Sao Paulo. Mientras, seguía destacándose en el once del Colegio Objetivo, con el que ganó la Copa Reebok en un torneo jugado en los Estados Unidos. A los 14, fue bautizado como miembro de la Iglesia Apostólica 'Renascer em Cristo', al tiempo que se acostumbraba a las lentes de contacto para contrarrestar los 2 grados de miopía que tiene en cada ojo.
Su vida cambió el 31 de septiembre de 2000: suspendido por tarjetas amarillas en el equipo junior, aprovechó para visitar a sus abuelos en Goiania. Relajado, fue a una pileta, se tiró por un tobogán y golpeó su cabeza en el fondo de la piscina. Le dieron cuatro puntos de sutura y nadie se preocupó más.
Se entrenó dos veces pero se quejaba de dolores en la espalda. Los médicos del club descubieron que el accidente pudo haber sido muy grave: tenía fracturada la sexta vértebra de la columna y había corrido peligro de quedar parapléjico. Usó casi dos meses un collar cervical y necesitó dos semanas más para retomar su estado físico.
Se acercaba el debut en Primera y uno de los empresarios que manejaba su carrera sugirió retocar su apodo: 'Kaká' tenía mayor atractivo comercial. Igual, a algunos les sigue sonando raro. Luciano Moggi (dirigente de Juventus acusado judicialmente) dijo que su club "no compraría nunca a alguien con ese nombre". Por suerte para los milaneses, sus directivos no pensaron lo mismo.
LA VIDA EN NEGRO Y ROJO
Fue Leonardo, el ex internacional brasileño que trabaja en el Milan, quien se lo recomendó a Silvio Berlusconi, presidente del club. El magnate iba a incorporarlo en enero de 2004 pero tuvo que desenfundar rápido 8 millones de su billetera cuando el Chelsea y el Real Madrid intentaron quedárselo. Los rojinegros lo incorporaron inmediatamente en julio de 2003.
En cuatro años se consolidó de tal modo que hoy pelea con Lionel Messi el trono de mejor jugador del mundo. En mayo, Milan conquistó su séptimo título europeo y Kaká fue el goleador de la squadra. En Italia, un equipo que intenta jugar buen fútbol se destaca fácilmente. Y en medio de la propuesta de Ancelotti, el brasileño ilumina con luz propia. Para el DT es el jugador que más cuesta remplazar: “Antes de hacerlo siempre lo debo pensar mucho, porque hasta en sus días más difíciles es de los que puede resolver un partido con una jugada, un pase”. Ancelotti está convencido de que Kaká será el jugador del año: “Más allá de quién gane los premios, creo que él tiene ventaja por los goles convertidos en la última Champions League”, aseguró. Adriano Galliani, vicepresidente del Milan, va por el mismo lado: “No hay dudas sobre el Balón de Oro, por lo que Kaká hizo y por lo que está haciendo. ¿Quién podría quitárselo? Conquistó la Liga de Campeones, fue el goleador, es el mejor jugador de la actualidad. De no ganarlo sería el fin del mundo, futbolísticamente hablando”, aclaró, algo exaltado.
Otro que se suma al coro es Arrigo Sacchi, ex técnico de la Nazionale italiana y ex director deportivo del Real Madrid: “Para mí, el Balón de Oro irá 99% a Kaká, que ganó la Champions League siendo decisivo”.
Más allá del premio, el mago del Milan sabe que su talento no tiene precio. Cuando Florentino Pérez presidía al Real Madrid de los ‘Galácticos’ bien pudo pagar los 12 millones de euros que valía este juvenil, pero sólo ofreció la mitad.
Lo sucedió Ramón Calderón en el cargo y prometió el fichaje de Kaká apenas asumió. Ofreció 25 millones y no hubo caso. Subió su oferta a 30, y nada. Más tarde se reunió con el agente de Kaká; después con su padre. Puso 40 millones sobre la mesa... 50... 60... Ahora Diogo Kotscho, jefe de prensa del jugador, confesó que la última oferta blanca trepó a 90 millones de euros. Una cifra que acalambraría cualquier mente, pero no inmuta al millonario Berlusconi.
Kaká está por firmar un vínculo de por vida con Milan. Las bases ya están pactadas y solamente falta definir el contrato de imagen. Con 6 millones netos al año, ya es el jugador mejor pagado del calcio, pero lo será aun más: pasará a embolsar 8 millones anuales. En el Milan no quieren que Kaká se vaya y él agradece todos los gestos del club, como el fichaje de Digão, su hermano menor, un zaguero central que la temporada pasada fue cedido al Rimini de la Serie B. Para Kaká, tan apegado a su familia, esta sea quizá la mejor ‘cláusula’, que por cierto es más que un gesto: su hermano cobra más de un millón de euros por año.
Todo parece simple para el jugador más codiciado del mundo. Su pulsera dice “OQJF” (que significa “O que Jesus faria”, traducido: “¿Qué haría Jesus en mi lugar?”) y es una pregunta que se hace día a día, una guía para mantenerse humilde ante el éxito y los halagos. Aunque sea el mejor futbolista del planeta.
2 comentarios:
A mí Kaká me despierta una gran admiración, no sólo porque representa la elegancia, la armonía y la pureza en el juego, sino porque simboliza además al profesional responsable, reflexivo, enamorado de su profesión y fiel a unos principios.
Saludos.
El juego de Kaká es un canto a la sencillez.
Felicitaciones por la nota!
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