sábado, 27 de septiembre de 2008

Villarreal: fiebre amarilla

La llegada de Martín Palermo revolucionó al Villarreal, un club modesto y desacostumbrado a los efectos explosivos de los pases multimillonarios. Ahora, los hinchas del Submarino Amarillo ya no se conforman con mantener la categoría. Y no es para menos: el verdugo del Real Madrid está de su lado.

Artículo publicado en la revista El Gráfico, en enero de 2001.
Por PABLO ARO GERALDES

Cuarenta mil personas viven en Villarreal. Apenas cuarenta mil. La misma cantidad de habitantes de Tartagal, en Salta, los de Villa Carlos Paz, en Córdoba, o los de Trenque Lauquen, en la provincia de Buenos Aires. Y más allá del sonoro acento de la lengua valenciana y el nivel de vida europeo (apenas un 4% de desocupación), el ritmo pueblerino de casas de puertas abiertas y siestas reparadoras, es el mismo. Pero el fútbol, de la mano de los dólares, le sumó la gran diferencia: ni Tartagal, ni Carlos Paz, ni Trenque Lauquen pueden tener un estadio tan moderno como El Madrigal; ni un equipo en la primera división nacional, como el Villarreal; ni una estrella de nivel internacional que vale 16 millones de dólares, como Martín Palermo.
No se trata de un milagro ni de una aventura de un dirigente con aires mesiánicos. Para nada. La llegada de Palermo a este modesto equipo que vive la segunda temporada en Primera División de toda su historia se debe a una pensada maniobra de ingeniería financiera. Así se maneja Fernando Roig, presidente y dueño del club desde mayo de 1997. Pagó por esta institución de Segunda nada más que 330 mil dólares, lo que vale una casa junto a las playas del Mediterráneo. Pero bajo su mando el club vivió una transformación que hace morir de envidia a los ministros de economía del Tercer Mundo. El último presupuesto que operó Pascual Font de Mora, el anterior presidente, ascendía a 1.7000.000 dólares. Hoy esa cifra creció un 1.200% hasta alcanzar los 22 millones de dólares y las proyecciones pronostican un aumento de la mano de la "cantera", las divisiones inferiores. Pero el presupuesto no es lo único que se multiplicó en Villarreal: la pasión de sus tranquilos habitantes empezó a levantar temperatura a medida que los resultados se daban y la prometida llegada a la elite des fútbol español se hizo realidad. De los 3.800 socios que pagaban su cuota hace cuatro años, pasó a 15.500; y con la firma de Palermo ya hay otros 1.500 vecinos haciendo cola para obtener su carnet. No es poco, el padrón va a crecer un 10 por ciento.

Pueblo chico, esperanza grande
El Ayuntamiento de Villarreal es el propietario del estadio El Madrigal. Hoy entran 17 mil personas, casi la mitad de la población, pero cuando Roig se hizo cargo de esta nueva empresa sólo tenía capacidad para 3 mil. Este crecimiento tuvo que resolverse con el ingenio de los arquitectos: como está rodeado por calles angostas, las nuevas tribunas casi pasan por encima de las casas de enfrente. Y seguirá creciendo, ya que el plan final calcula un "aforo" de 21 mil espectadores. Para evitar la burocracia municipal, Roig ya adelantó el dinero necesario para la ampliación (13 millones de dólares), que el Ayuntamiento y la Generalitat (gobierno provincial) deberán devolverle dentro de diez años. Hay que hacer lugar, porque las promesas del presidente se van haciendo reealidad: ganó el ascenso por primera vez en la temporada 1997-98. Al toque descendió pero volvió a meterse en Primera. Mucho de golpe para un equipo que hasta 1992 jugaba en Tercera División, la cuarta en orden detrás de la Primera, Segunda y Segunda B. Eran épocas donde los jugadores se juntaban en un bar para cobrar el sueldo, que no se parecía en nada al contrato que acaba de arreglar Palermo. Pero lo dólares y el progreso no pueden cambiar el alma ni las costumbres de una ciudad pequeña, fundada hace 726 años, que tiene un solo hotel importante y ningún cine. Por eso los hinchas siguen pegados a sus costumbres, y son muy diferentes a los que llenan estadios para ver al Barcelona o al Real Madrid. En un pueblo donde no hay mucho para hacer, ir a ver al Villarreal es el mejor programa y se vive en familia.
Héctor Folgado Miravet es presidente de la Peña Sang Groga (sangre amarilla) y trabaja también en la agrupación que reúne a todas las peñas. "Nuestro aliento no tiene nada que ver con los ultras ni con las barras. Comenzamos hace tres años con el objetivo de animar a la afición. Preparamos banderas, y antes de los partidos importantes inflamos unos 30 mil globos. No somos otra cosa que un grupo de amigos que se unen con una misma ilusión. Por eso en las tribunas de El Madrigal podréis ver gente de todas la edades: niños, abuelas...".
-¿Qué es Palermo para ustedes?
-Que venga al Villarreal es un salto cualitativo, habrá un antes y un después de Palermo en la historia del club.
-Por eso tanta locura...
-Aquí en España hubo una especie de revolución: fuimos unas 500 personas al aeropuerto de Valencia, y le hicieron entrevistas en todo tipo de programas de televisión, no sólo en los deportivos. Últimamente somos el centro de atención de todas las emisiones deportivas. Toda España está sorprendida.
-¿Por qué tienen tanta buena onda con los argentinos?
-Es que la Argentina es una cuna de jugadores estupendos. Y todos los argentinos que vinieron aquí tuvieron un nivel muy alto.


Este afecto es recibido por los jugadores. Rodolfo Arruabarrena aporta un poco más de color: "En la cancha las mujeres van vestidas como si fueran a cenar un sábado a la noche. Hay señoras de 60 y 70 años. El aliento es totalmente diferente al de Argentina, se vive de otra manera. El otro día nos pasó que un árbitro nos anuló mal un gol y no nos cobró un penalazo. Fue la primera vez que escuché silbidos y que le gritaran "burro" al árbitro. Fue el insulto más fuerte. ¿Te imaginás a una hinchada argentina gritándole "burro" a un árbitro?".
Además, los villarrealenses tienen un gesto especial hacia los jugadores argentinos. Entre los habitantes suelen hablar en valenciano, pero no lo usan ante los jugadores. "No te discriminan por se un extranjero ni se cierran a su dialecto. No te hacen sentir mal en ningún momento", valora el 'Vasco'.
Con la inocencia y la esperanza propias del pago chico, todos salieron a recibir a sus nuevas estrellas. Se calzaron sus "boinos grocs" (boinas amarillas), revolearon sus bufandas y volvieron a cantar "Yellow Submarine" al ritmo de los Beatles, tema que se convirtió hace años en himno y apodo del club. Así, una decena de "autocares", como llaman los españoles a los micros, tomó la ruta 340 hacia Valencia para invadir pacíficamente el aeropuerto de Manises y darle una calurosa bienvenida al nuevo ídolo. "Barça, Madrid, Palermo ya está aquí", cantaban entusiasmados los muchachos, y a ellos se sumó un coro de unos quince hinchas de Boca residentes en Valencia. El delantero respondió con distancia pero con afecto. De allí partió hacia el canal 9 de Valencia, que había pagado por la nota exclusiva.
Todos detrás de Martín, y olvidaron que al día siguiente aterrizaba la otra adquisición del Villarreal, Gustavo Barros Schelotto. Lo olvidaron todos, menos uno. Roberto Chordá tiene 21 años y trabaja de enfermero. Pero esa mañana se levantó a las 6, venció el frío y a las 7 se tomó el tren hasta Valencia. Corrió bajo la lluvia las cinco cuadras que separan la estación del aeropuerto y llegó a tiempo para darle la bienvenida al ex volante de Boca. "No quería que se sintiese solo -explica Chordá-. Había diez periodistas y yo era el único aficionado. Pensé que no iba a ir nadie".
-¿Por qué tanto sacrificio?
-Quería darle las gracias por venir al Villarreal. Me enfundé la bufanda del club, le pedí un autógrafo y que se tomara unas fotos conmigo. Voy a ir a los entrenamientos, porque seguro me recordará y quizá terminemos siendo amigos. Él vino a la sombra de Martín, pero después de conocerlo, creo que a la hora de elegir me compraría la camiseta de Schelotto.
El calor de la gente de provincia se nota en los villarrealenses. En Buenos Aires nadie soñaría con la amistad de un futbolista por el solo hecho de haberlo esperado en un aeropuerto. "Somos un poco de pueblo. Demostramos afecto y los jugadores lo devuelven", razona el hincha solitario.

No me olviden, soy Gustavo
Las dos estrellas ya están en la ciudad. Martín y Gustavo, como los llaman todos, con un aire casi familiar, casi de vecinos. Pero la pasión que despiertan haría imposible que pudiesen asomarse a la vereda, por eso optaron por buscar casa en Benicassim, un pueblito de 10 mil habitantes en la costa del Mediterráneo.
Todos hablan de Gustavo y de Martín. "Gustavo es un mediocampista con buen toque de balón y sabe asistir a la delantera -describe Chordá-. Y Martín es un depredador del área. Una pelota ante el Madrid y gol, otra pelota y la Copa ya era del Boca. En ese momento a nadie en Villarreal se le hubiera ocurrido que 45 días después Palermo fichase para nosotros, pero nuestro presidente nos dio un hermoso regalo de Reyes. Su llegada habla de la voluntad de los dirigentes de no conformarse con permanecer en Primera, quieren algo más".
Todos hablan de Martín y de Gustavo. No, todos no. Al centrodelantero Moisés García no le causa mucha gracia el revuelo generado por los argentinos y da un toque de atención: "En la semana se ha hablado más de la legada de Palermo y Barros Schelotto que del partido ante el Espanyol". Y aclaró, por las dudas, que "la plantilla está muy concentrada en el partido". Mientras los compañeros pensaban en el partido del domingo (derrota 2-1), los habitantes seguían volando de alegría. Ocho mil personas le hacían frente al frío para recibir a los argentinos. La voz del estadio anunciaba la entrada de "el mejor delantero del mundo" mientras sonaba la voz de Joaquín Sabina con el tema "Dieguitos y Mafaldas", que nombra a Palermo. El tablero electrónico repetía los mejores goles de los dos con la camiseta de Boca. Y la euforia siguió a la hora de la primera conferencia de prensa: los más de cien periodistas no entraban en la sala y tuvieron que improvisar la reunión en el restaurante de la sede.
Más allá de los medios españoles y argentinos, hubo periodistas de Alemania, Inglaterra, Francia, Italia y los Estados Unidos. Por unos días, el mundo supo del Villarreal. "Mi hermana, que vive en Londres, me ha dicho que me ha visto más de una semana por la CNN que en persona en los últimos años", comentaba el presidente Fernando Roig. Miles de flashazos y palabras de compromiso: "Esto no es un trampolín, vengo a triunfar aquí. El Villarreal no es ningún equipo de paso. Quiero llevar al club a ser grande. Yo empecé en la Argentina en un club chico y después pasé a Boca. Día a día, con trabajo, fui ganando todo lo que tengo, y es lo mismo que pienso hacer aquí". No todos le creyeron. Mientras Boca conserve el 50% del pase, todo suena a maniobra, en la que el Villarreal no es más que una vidriera para una futura venta.
Pero los hinchas lo aman. La fiesta continuó en el primer entrenamiento con las nuevas compras. Había 5 mil personas que les festejaban cada movimiento, especialmente a Palermo. "Loco, bienvenido a Villarreal", decía una bandera.
La pasión también genera ingresos. Kelme, la firma que viste al equipo a cambio de 220 mil dólares anuales, sacó a la venta una partida anticipada de 500 camisetas con el nombre de Palermo y el número 23. Ya se agotaron. A la Argentina exportarán unas dos mil.

Reflotar al submarino
A medida que la exaltación inicial se vaya asentando, los hinchas pedirán resultados. Pero los jugadores tienen bien claro cuál es el objetivo en esta Liga. "Nuestra idea primordial es salvarnos del descenso -confiesa Rodolfo Arruabarrena-. No tenemos pensada otra cosa, porque si perdemos de vista este objetivo nos puede ir mal. Después, si llega la clasificación para jugar alguna copa europea, mejor. Sería un logro gigante".
-¿Y cómo podrán contener esta euforia?
-Con la llegada de Martín empezaron a ilusionarse con algo más que salvarse del descenso, pero nosotros, mediante las declaraciones, tenemos que hacerles entender que nuestro objetivo es ése.
Folgado, de la Peña Sang Groga, prefiere no volar: "Somos reacios a soñar un poco más. Cuando tengamos 45 puntos y hayamos alejado definitivamente toda posibilidad de descenso sí, pero por ahora no queremos ilusionarnos con más cosas".
El miércoles habrá un partido presentación frente al Mónaco. Pero el debut oficial de los argentinos será contra el Rayo Vallecano, en Madrid, o contra Alavés, de local, el 4 de febrero. Mientras, entrenan con los preparadores físicos José Cabello y Manuel Lapuente. Junto a ellos, el técnico Víctor Muñoz se esfuerza por contener la ansiedad que rodea al plantel. "Se nota en el ambiente que hay mucha expectativa por Palermo -dice el entrenador-. No obstante, creo que esa ansiedad no va a perjudicar al equipo a la hora de jugar".
El Villarreal perdió con Espanyol y en los medio se reflejó la mayor expectativa por Palermo que por el partido. Decenas de fotógrafos estuvieron pendientes de Martín, quien luego de la derrota prefirió no hacer declaraciones. Gustavo, menos acosado, tiró algún comentario al pasar: "Fue un partido parejo, aunque quizá el Espanyol tuvo alguna llegada más". Después agregó que le vio "cierta personalidad" al equipo y que está "muy ilusionado" con su nuevo club. Para el mellizo, tan amigo del silencio, fue demasiado.
En el estadio Olímpico de Montjuich estuvo presente José Antonio Camacho, técnico de la Selección Española. El entrenador tiene bien presente el proceso que vive el Villarreal y rescata que "hace unos años era impensable que un club de los calificados como modestos pudiera hacer fichajes tan importantes. Ahora todo cambió y el Villarreal, además de hacer incorporaciones, no es un club que traspase futbolistas, y si llega alguna oferta interesante, sus dirigentes remiten a los clubes interesados a la cláusula de rescisión del futbolista. Palermo es un delantero muy interesante y con esto demuestra la importancia que tiene la Liga Española en la actualidad".
Michel, un histórico del Real Madrid, también opinó positivamente sobre la llegada de Palermo. "Le gusta el riesgo y merece respeto. Es un valiente y los luchadores y los valientes tienen cerca el triunfo", comentó.

La ciudad, que desplazó el cultivo de naranjas para crecer al ritmo de la mayor fábrica de azulejos de España, es testigo del crecimiento de su club. No es el único. De la mano de políticas de austeridad y compras precisas, los clubes chicos están ganando protagonismo. El Alavés y el Rayo Vallecano se acostumbraron a la mitad de arriba de la tabla y siguen firmes en cuartos de final de la Copa UEFA. Ése es el modelo que sigue Villarreal. Aunque lo miren como a un millonario caprichoso, Roig sabe bien lo que hace con su dinero. Mientras algunos históricamente grandes, como Athletic de Bilbao y Real Sociedad, no levantan cabeza y el Atlético de Madrid lucha por volver a Primera, el Submarino Amarillo apela a la ingeniería financiera y se convierte en el único equipo de España que compra un jugador a medias. Una fórmula que pronto otros clubes van a copiar, ya que el vendedor (en este caso Boca Juniors) se asegura una suma fija mientras espera que el comprador se transforme en una buena vidriera para incrementar el precio en una futura venta. Al inversor también le conviene, ya que paga menos que el valor real y se sirve de un jugador que también puede dejarle billetes frescos si logra venderlo bien.
Quizá, si hubiera pensado en todas estas posibilidades, Maradona no habría reaccionado con sorpresa al enterarse del destino de Palermo: "No me jodas...", dijo Diego imaginando que se trataba de una broma. COn los millones de Roig, la cosa parece que va muy en serio.


1 comentario:

Anónimo dijo...

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