La Catedral vivirá su último partido oficial tras cien años albergando al Athletic Club de Bilbao. El Levante es el último equipo que visita el histórico recinto.
Columna publicada en Goal.com, en mayo de 2013
Por PABLO ARO GERALDES
Un estadio es mucho más que una construcción deportiva. En los escalones de sus gradas, en los ladrillos de sus paredes, quedan impregnados para siempre los recuerdos de momentos de gloria y de los otros.
Sin ser inglés, sentí una gran pena cuando Wembley se inclinó ante las máquinas demoledoras. No importa que el nuevo estadio sea más grande, más moderno, más cómodo; entre aquellas torres legendarias quedaron enterradas millones de anécdotas y emociones, historias y momentos irrepetibles. El fútbol mismo.
Cuando Boca Juniors apenas insinuó que un consorcio qatarí construiría una nueva Bombonera, el pueblo xeneize se alzó como si se tratase de una cuestión de vida o muerte. Y lo es. Porque bajo los escombros se entierran gritos de gol hasta las lágrimas, bufandas al viento, promesas incumplibles, plegarias, abrazos con desconocidos... el pasado de cada uno de los que vibraron en las tribunas.
Ahora las noticias dan cuenta de la despedida de San Mamés. ¿Un siglo es mucho para la Catedral? No lo sé, pero no puedo evitar la tristeza. Nunca pude presenciar un partido allí, tuve que contentarme con guardarme la emoción de llegar hasta sus puertas una tarde de julio. Fue para mí como tocar los muros de un recinto sagrado. Mis abuelos vascos llegaron a la Argentina sin haber pisado San Mamés, pero el amor por el Athletic ya estaba en la sangre, es parte de mi más rica herencia. Por eso ahora queda este sinsabor, la certeza de saber que en el nuevo recinto podrán escribirse nuevas páginas doradas, pero los rugidos más fuertes del león quedarán para siempre retumbando en la querida Catedral y en los corazones que quienes vivimos, aun a la distancia, este sentimiento inexplicable".
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