De lunes a viernes su rostro colorado y su cabellera teñida de rubio aparece por las pantallas de Fox Sports como parte de la mesa de análisis de La Última Palabra, programa conducido por el periodista argentino Fernando Niembro.
Entrevista publicada en la revista mexicana SoccerManía, en 2007.
Por PABLO ARO GERALDES
Sus palabras disparatadas y sus frases llenas de humor lo han vuelto uno de los personajes más mediáticos del futbol argentino. Pero pocos saben que en la vasta historia de Héctor Rodolfo Veira, México ocupa un lugar especial. Candidato en varias ocasiones para dirigir en México -en Cruz Azul su nombre sonó varias veces durante los 90-, el popular Bambino jugó a principios de los 70 en el Laguna, de Torreón, en donde marcó 18 goles y vivió una de las anécdotas que no se cansa de contar, cuando fue extra de un “western” en el que actuaba John Wayne. Como DT de la Selección de Bolivia, Veira vino en 1999 a México para disputar la Copa Confederaciones.
LEJOS DEL CAMPO, CERCA DE LAS CÁMARAS
Alejado de los banquillos desde hace un par de años el Bambino Veira, uno de los símbolos históricos de San Lorenzo de Almagro, con el que fue campeón, como jugador en 1968 y como técnico en 1995, renunció al banco del Ciclón en el 2005, tras la derrota ante el Cobreloa chileno (2-0), en la quinta jornada del Grupo 7 de la Copa Libertadores. Ése fue el último equipo en el que ejerció como entrenador.
Héctor Rodolfo Veira nació el 29 de mayo de 1946 en Buenos Aires, Argentina. En su etapa como futbolista fue un centro delantero que debutó con el Ciclón y saltó rápidamente a la fama al proclamarse, a los 18 años de edad, campeón de goleo de la liga argentina, en 1964, con 17 anotaciones. El resto de su carrera como jugador la realizó con Huracán, Banfield, Laguna de México (de 1971 a 1973), Sevilla de España, Comunicaciones de Guatemala, Corinthians de Brasil y Universidad de Chile.
Como técnico ha dirigido en cuatro ocasiones a San Lorenzo, conquistando el título del Clausura 95, Banfield, River Plate, club con el que en 1986 ganó el campeonato argentino, la Copa Libertadores y la Copa Intercontinental; Vélez Sarsfield (dos etapas), Cádiz de España, Boca Juniors, equipo en el que coincidió con el mexicano Luis Hernández; la Selección de Bolivia, Lanús y Newell’s Old Boys. Hace ocho meses había sido contratado para dirigir a Quilmes, pero no llegó a entrenar al plantel cervecero, ya que renunció cuando se encontraba en Alemania como comentarista de la Copa del Mundo al argumentar la falta de refuerzos.
TODO UN PERSONAJE
Héctor Bambino Veira recuerda su paso como jugador en México y algunas anécdotas de su faceta como director técnico. Tuvo un paso fugaz por Quilmes en junio del año pasado, donde asumió el cargo, pero no llegó a presenciar un solo entrenamiento, pues viajó a Alemania como comentarista para la Copa del Mundo.
- ¿Nunca más como entrenador?
- ¿Por qué no? Si me llaman con una propuesta interesante, que me dé ilusiones de lograr algo futbolísticamente, vuelvo a las canchas. Lo que pasa es que en Fox estoy muy cómodo y no me han llamado con proyectos interesantes, pero no descarto la posibilidad de volver a dirigir.
- Hace varios años su nombre sonó fuerte para dirigir en el futbol mexicano, ¿no le interesó tomar un equipo allá?
- Siempre tuve oportunidades de dirigir en México y no lo descarto. Me gusta ese futbol, ha crecido mucho y si bien deben estar un poco cansados de los argentinos, creo que somos respetados por nuestros conocimientos y porque hemos ayudado al buen desarrollo del futbol azteca.
El futbol mexicano tiene cada vez más prestigio, ya no es el futbol que viví cuando era jugador, creo que cada vez crece más. Lo veo por Fox Sports y me encuentro con un futbol lindo, con muchos goles y con mucha proyección. Además, económicamente están muy bien y proponen proyectos muy tentadores en esa parte. Están a la altura de potencias europeas.
- ¿No exagera?
- En absoluto. Seguí a México en Alemania 2006 y su entrenador (Ricardo La Volpe) y sus jugadores demostraron estar en un muy buen nivel. Eso sucede porque en sus equipos tienen exigencias y ambiciones. El Tricolor hizo un papel maravilloso en la pasada Copa del Mundo y considero que va de menor a mayor.
LA LEYENDA DE JOHN WAYNE
La historia del cine cuenta que Osvaldo Ardiles y Pelé, entre otros jugadores, actuaron en Escape a la Victoria. La leyenda cuenta que Héctor Veira fue extra en alguna película de John Wayne.
- ¿Es fábula o realidad su participación en las películas de John Wayne?
- ¡Es una realidad ab-so- lu-ta! A mí me encanta el cine y cuando era más joven tenía una pinta impresionante. Ojo, era extra, sólo estaba atrás tirando flechas (ríe con ganas). Tampoco fui amigo de él, de hecho creo que no me dijo ni "Hello", pero yo disfrutaba una enormidad. Fue cuando jugaba en México.
- ¿Por qué no se dedicó al cine?
- Es que el futbol es lo mío y el cine un hobby. Me tendría que haber dedicado más al cine porque lo disfruté una barbaridad. Actualmente voy al cine muy seguido. Soy un enamorado del cine.
- Actualmente no es cine, pero está muy cerca de las luces y las cámaras.
- Me gusta mucho y me siento cómodo con mi participación en la televisión. La respuesta de la gente en la calle es estupenda. Es una golosina difícil de dejar, una cosa de locos. Da placer ir al canal y estar rodeado de colegas (Daniel Bertoni, Norberto Alonso, Diego Latorre, Óscar Córdoba) que opinan sobre lo que más nos gusta. Hoy sí estoy más cerca de la TV, pero si un equipo me acerca un proyecto serio, me subo de inmediato al tren. El futbol, el cine, las mujeres…¡Es todo tan maravilloso, ex-traor-di- na-rio!
Playboy empedernido, seductor y divertido, una de sus frases de cabecera es: “El mundo debería tener techo, así siempre sería de noche”. Sin pelos en la lengua, responde sin ocultar nada.
- ¿Su rendimiento como jugador hubiese sido mejor sin tanta vida nocturna?
- Sin lugar a dudas. Fui un jugador con mucha magia, con técnica y táctica, pero si hubiese salido menos de noche hubiera sido un jugador fuera de serie. No es que me arrepienta de la vida que llevé, pero soy consciente de que debí ser más profesional.
- ¿Cómo se entiende que sea exigente como técnico si cuando fue jugador no tenía rectitud?
- Como jugador me gustó mucho la noche, pero como entrenador soy una barbaridad. Soy exigente conmigo mismo. A los jugadores trato de escucharlos y de aconsejarlos, de ponerme como ejemplo de lo que no hay que hacer.
- ¿Usted no tuvo consejeros?
- Era otra época. Los jugadores éramos amigos sin importar si éramos rivales. Compartíamos grandes charlas después de la cena y eso hoy no existe. Con el Coco Basile, por ejemplo, o con Mostaza Merlo éramos de salir mucho y disfrutar ese momento. Los pibes de hoy viven otros tiempos, en esta profesión hay muchas tentaciones y es bueno advertirlos.
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