Artículo publicado en ESPN Magazine, en septiembre de 2014
Por PABLO ARO GERALDES
La Copa Libertadores se queda en Boedo, para reparar ese hueco que desentonaba con la grandeza del club.
San Lorenzo de Almagro ya es campeón de América y se da permiso para soñar con algo más grande todavía, como será jugar en diciembre el Mundial de Clubes, donde el Real Madrid es el claro favorito. Pero vale la pena repasar el camino a lo más alto del fútbol continental.
Hace dos años, cuando San Lorenzo de Almagro salió airoso de la Promoción para evitar el descenso, sintió que empezaba una nueva etapa, que tenía que empezar una nueva etapa. Era hora de comenzar a trabajar en serio, Llegó Matias Lammens a la conducción del club, con el respaldo del animador Marcelo Tinelli, para reemplazar al presidente Carlos Abdo, que dejaba al club en una severa inestabilidad, lo que desencadenó en el llamado anticipado a elecciones.
La llegada de Antonio Pizzi como entrenador empezó a poner las cosas en orden. La dirigencia lo sostuvo cuando fue cuestionado y el rumbo se mantuvo. El tiempo les dio la razón y la obtención del Torneo Inicial 2013 fue la ratificación del camino elegido. Pero el inesperado alejamiento de Pizzi obligó a un cambio de timón rápido pero preciso, porque estaba por delante la campaña de la Copa Libertadores. Y así llegó Edgardo Bauza, el técnico que en 2008 guió a la Liga Deportiva Universitaria de Quito a su máxima conquista continental.
Hay equipos se arman de atrás para adelante. Otros se estructuran desde adelante hacia atrás. Este San Lorenzo de Edgardo Bauza tiene su génesis conceptual en el mediocampo, en esa dupla vital que conforman Juan Mercier y Néstor Ortigoza. A partir de ellos, como una estrella, se abre el juego, que contó con solidez en todas sus líneas.
Para empezar, el arquero: Sebastián Torrico fue fundamental para la obtención del Torneo Inicial 2013 y continuó con su nivel a lo largo de toda la campaña de la Libertadores. En el fondo, Julio Buffarini, Mauro Cetto, Santiago Gentiletti y Emmanuel Mas conformaron una defensa con la firmeza de los centrales y la proyección de los laterales, especialmente el incansable Buffarini.
Para mover el medio al compás de Mercier y Ortigoza estuvieron encendidos Héctor Villalba e Ignacio Piatti (que se perdió la consagración, ya traspasado al fútbol canadiense). La magia, la presencia, el alma de Leandro Romagnoli empujó a todos. Presente en todos los títulos internacionales del club, el Pipi era la parte de la hinchada sanlorencista dentro de la cancha.
En la delantera, Mauro Matos se hizo presente cuando fue necesario. A su lado terminó el uruguayo Martín Cauteruccio. Y no pueden quedar afuera los nombres del colombiano Carlos Valdés, de Ángel Correa, Nicolás Blandi, Fabricio Fontanini, Enzo Kalinski, Gonzalo Prósperi, Walter Kanneman, Pablo Barrientos, Gonzalo Verón, Juan Ignacio Caballero y Leandro Navarro, todos partícipes de esta campaña victoriosa.
En una Copa que no se caracterizó por su nivel de juego, San Lorenzo clasificó en el Grupo 1 por apenas un gol de diferencia sobre el humilde Independiente del Valle, de Ecuador. En una zona que rompió todos los pronósticos, se impuso Unión Española (Chile) y quedó en el camino Botafogo (Brasil). Como en las grandes gestas que quedan en la memoria, el componente épico de San Lorenzo guardó para el final el 3-0 sobre el conjunto carioca, con Ignacio Piatti como héroe en el Nuevo Gasómetro.
Al confeccionar los cruces de los 16 equipos que pasaron a octavos de final, se tuvieron en cuenta los puntos obtenidos y la diferencia de gol. El cuadro de Bauza quedó 15º, solamente delante de Nacional de Paraguay. Todo tendría que definirlo de visitante, salvo una hipotética final ante el conjunto guaraní, algo impensado...
Así fueron pasando Gremio y Cruzeiro, antes del paréntesis obligado por la Copa del Mundo. Fueron dos paradas bravísimas que San Lorenzo supo torcer en Porto Alegre (por penales) y Belo Horizonte. Se abría el panorama con unas semifinales inéditas, sin brasileños.
El fantasma de la altura de La Paz quedó reducido a una anécdota después del 5-0 lapidario en Buenos Aires. Esa noche, San Lorenzo mostró su mejor fútbol y aplastó sin miramientos a uno de los rivales mejor armados del torneo.
Llegó así la final inédita, contra un Nacional de Paraguay que tiene 110 años de historia en el fútbol guaraní pero nulo relieve internacional. El aguerrido conjunto tricolor ya había dejado por el camino a otros dos rivales argentinos: Vélez Sarsfield y Arsenal, por lo cual la definición asomaba como un gran signo de interrogación. Bauza estaba ante esa impensada final, la que le daba al Ciclón la chance de definir de local.
Sin conocer la victoria como visitante en toda la copa, San Lorenzo estuvo a 30 segundos de la hazaña en el estadio Defensores del Chaco, pero el empate de Nacional casi sobre el pitazo final obligó a un triunfo en el Nuevo Gasómetro.
Así se colmó el escenario que desde hace dos décadas alberga los sueños desterrados de Boedo, vibrando junto al pueblo sanlorencista unido como nunca. Abuelos, padres, hijos, nietos y el recuerdo de los que se fueron. De los que hicieron grande a San Lorenzo con la camiseta azulgrana o con el grito incansable en la tribuna.
La Copa Libertadores ya está en la vitrina. Ahora es San Lorenzo de América.
1 comentario:
Qué buen blog de fútbol tenés!!
llegué a esta página de casualidad, buscando otra cosa. Y por mi última entrada que va del gol de Ortigoza esa noche, con la cual se ganó la tan sufrida y deseada Libertadores.
https://frodorock.blogspot.com.ar/2018/04/13-de-agosto-xiii-viii.html
Felicitaciones por la dedicación a esta página
Saludos!
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