Artículo publicado en ESPN Magazine, en enero de 2015
Por PABLO ARO GERALDES
Hace un año, si a cualquier futbolero del mundo le preguntaban por una figura colombiana de cara a Brasil 2014, la respuesta era unánime: Falcao. Pero la lesión que dejó al Tigre fuera del Mundial y aun con la incertidumbre a cuestas la selección de José Pekerman inició un periplo que entusiasmó a los amantes de este deporte, sin importar su nacionalidad. Y en ese andar deslumbrante apareció la estrella iluminada de James Rodríguez, con talento, pasión cafetera y goles.
Su carácter tranquilo y silencioso no le alcanzaba para aclararle al planeta entero que su nombre no se pronuncia “Sheims”, pero esa es la única batalla que aceptó dar por perdida. Porque desde que se despegó de su familia, a los 16 años, para lanzarse a su aventura futbolística en la Argentina, no ha parado de conquistar sus metas, de elevar la vara de sus sueños y seguir hasta alcanzarlos.
Su zurdazo inmortal, el primero de sus dos goles a Uruguay, dibujó una estela parabólica que todavía atraviesa el aire del Maracaná. Fue el gol más espectacular de la Copa del Mundo y, posiblemente, el mejor del año.
Sus 6 tantos le otorgaron el título eterno de goleador del Mundial y lo emparentaron para siempre con los nombres de Ronaldo, Gerd Müller, Mario Kempes, Eusebio o Miroslav Klose. Cuando regresó de Brasil cumplió 23 años y se subió al escalón más alto de su carrera: ponerse la camiseta del Real Madrid, club que no pudo resistir la compulsión de sumarlo a sus filas.
Con los 80 millones de euros pagados por a casa blanca al Monaco, el cucuteño se transformó en la tercera compra más cara de la historia del club, detrás de Cristiano Ronaldo (94 millones) y Gareth Bale (90 millones). Dejó atrás en esta estadística económica a Zinedine Zidane (76 millones), Kaká (65), Figo (61), Ronaldo (41) y Arjen Robben (36), entre otros. Nombre muy grandes, como los mencionados por el entrenador uruguayo Óscar Tabárez tras la eliminación, cuando comparó a James con “Maradona y Messi, es de esa clase de jugadores que logran hacer cosas porque son especiales”.
VESTIDO DE BLANCO
Su incorporación al Real Madrid puso delante del técnico italiano Carlo Ancelotti un complicado rompecabezas. Ya tenía claro que el ataque estaría a cargo de la BBC que forman Bale, Benzema y Cristiano, los que unos meses antes habían comandado la conquista de la décima Champions League. “Cuando fichamos a James hicimos las pruebas físicas y mostraron que es un jugador muy resistente. Su característica física corresponde a la de un mediocampista. No es muy rápido porque utiliza la calidad de los pies, pero es muy resistente. Puede jugar sin problemas de mediocentro”, explicó el entrenador. Era su única opción: retrasarlo unos metros y acoplarlo a un 4-3-3.
James tuvo que adaptarse, y lo hizo sin quejas: “me gusta jugar cerca del área, como mediapunta. En este esquema debo correr, pero me fui acostumbrando. Lo haré donde el mister lo disponga; estoy feliz en el Real Madrid”. Con la salida de Xabi Alonso y Ángel Di María, el equipo quedó desbalanceado en defensa. Por eso Ancelotti dispuso un nuevo rol para James, más retrasado, menos luminoso, pero igualmente determinante. Pero los primeros meses fueron de esos debates que tanto le gustan a la prensa española: ¿Tiene que jugar cerca de la línea de ataque o bajar para colaborar en la recuperación, como le reclamaba Claudio Ranieri en el Monaco? ¿Debe ser enganche o volante por la izquierda? Su perfil creativo y su excelente disparo resaltan cuando tiene libertad en la mitad de la cancha.
MÁS QUE COMPAÑEROS
Aferrado a su fe, acude cuando puede a la iglesia y se considera “muy cristiano”, pero más allá de la religión, desde su paso por el Porto tiene un “director espiritual”. ¿Cómo es eso? Se trata de Radamel Falcao, a quien se unió en 2010 en el equipo portugués y reencontró en 2013 en Mónaco. “Desde que estuve en Portugal, tengo en él a un director espiritual que viene a verme todos los meses. Siempre ha estado cerca de mí. Es un gran amigo y un gran ser humano”, contó James.
El apoyo constante de sus compañeros de la Selección Colombia fue un puntal que lo acompañó desde su aparición en la Sub-17, cuando aún jugaba en Envigado, siguió en la Sub-20 durante su estancia en Buenos Aires y se solidificó a partir del 11 de octubre de 2011, cuando Leonel Álvarez lo hizo debutar en el representativo mayor.
No solamente sus compañeros y entrenadores le brindaron su apoyo al joven talento nortesantandereano. Apenas apareció James en la selección adulta, Carlos Valderrama respondió a los hinchas nostálgicos: “No hace falta un Pibe. James ya está bien en esa posición. Hay que hacerle fuerza al hombre que está motivado y hay que apoyarlo porque yo pienso que tenemos un gran jugador. James es mi sucesor”.
Los títulos y los logros personales no se detuvieron. Asombró por su juventud en la Argentina. Confirmó su prematura madurez en Portugal. Relució en Francia y se sumó sin desentonar a las altas exigencias del fútbol de España. Y coronó el mejor año de su carrera con una reluciente medalla dorada como campeón mundial de clubes.
LA CARRERA DE JAMES RODRÍGUEZ
Nació el 12 de julio de 1991, en Cúcuta, Colombia.
Posición: centrocampista ofensivo.
Trayectoria: Envigado (2006/07), Banfield (Argentina, 2008/10), Porto (Portugal, 2010/13), Monaco (Francia, 2013/14), Real Madrid (España, desde 2014).
Selección Colombia: 32 partidos y 12 goles.
Títulos: Primera B 2007 (Envigado); Torneo Apertura argentino 2009 (Banfield); Supercopa de Portugal 2010, 2011 y 2012, Liga de Portugal 2011, 2012 y 2013, UEFA Europa League 2011, Taça de Portugal 2011 (Porto); Supercopa de España 2014 y Mundial de Clubes 2014 (Real Madrid).
Con la Selección Sub-20 ganó el Torneo Esperanzas de Toulon 2011.
Fue goleador de la Copa del Mundo Brasil 2014 (6 tantos).
Premios: Jugador Revelación en Argentina 2009. Mejor Jugador Joven de la Copa Libertadores 2010. Mejor Jugador del Torneo Esperanzas de Toulon 2011. Jugador Revelación de Portugal 2012. Mejor Jugador Joven de la Liga Francesa 2014. Mejor Gol de la Copa del Mundo 2014.
En diciembre de 2010 se casó con Daniela Ospina, antigua titular de la selección colombiana de voleibol y hermana del arquero David Ospina.
Tienen una hija, Salomé, nacida el 29 de mayo de 2013.
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