viernes, 4 de febrero de 2022

Descubren reliquias del fútbol en Ecuador

Entre mayo de 1911 y julio de 1915 había existido la Liga Deportiva Guayaquil, la primera entidad multideportiva del Ecuador. Aunque en mayo de 1912 organizó su primer torneo de fútbol, no era una asociación puramente futbolística. Ante la desaparición de la Liga se propuso la fundación de la Asociación de Football: se destacó el Club Nacional pero desde 1918 a 1920 no se realizaron campeonatos debido a la desaparición de la Asociación. 

Recién el 25 de julio de 1922 grupos de jóvenes de la ciudad se reunían en los salones de la Sociedad de Empleados para dar vida a la Federación Deportiva Guayaquil (más tarde Federación Deportiva del Guayas). Así se iniciaba el futbol como deporte federado en Ecuador.

Poco se conserva desde aquellos días, hace un siglo. Pero el hallazgo de un magnifico grupo de trofeos históricos del futbol guayaquileño, los primeros de Ecuador, ha permitido recuperar el rico patrimonio futbolístico que representa los orígenes de ese deporte en el país. Se trata de una serie de copas, todas ganadas por el Racing Club, como parte de una fascinante historia que empezaba a escribirse en aquel 1922. Y junto a ellas, una bandera con el magnífico escudo bordado.

Claro, el nombre llamó a confusión de los historiadores. ¿Estaban ante trofeos ganados por el histórico club de Avellaneda? Los años no concordaban con los grandes triunfos del equipo argentino, dominador de la década anterior. Se trataba en realidad del mítico club de Guayaquil, fundado por el 30 de septiembre de 1916 en el local de la Compañía Salamandra, del Cuerpo de Bomberos. Participaron de aquella creación los hermanos Carlos, Alberto y Eduardo Puig Arosemena junto a Alberto Roca Boloña, Federico y Guillermo Cornejo, Bolívar Sierra, Jorge Swett, José Luís Tamayo, Miguel Rivas Vergara y Abigail Valero.

Como primer presidente fue nombrado Roca Boloña y por sugerencia de Carlos Puig se optó por una camiseta blanca con franja central azul, pantalón y medias negras.

Con la participación de 14 equipos, aquella Federación Deportiva Guayaquil organizó en 1922 el primer y mayor campeonato de futbol disputado hasta ese momento en Ecuador. El 24 de septiembre de ese año, ante Washington, Racing Club tuvo el honor de inaugurar el estadio que la Federación levantó en los terrenos del polígono de tiro del Regimiento Sucre Nº 2, donde hoy están los estadios Ramón Unamuno y Yeyo Uraga. 

Tras superar a Rocafuerte, Washington, Liga Deportiva Universitaria, Guayaquil Sporting y 9 de Octubre, llegó el 11 de diciembre: la final frente a Oriente, el favorito. Fue un 3-0 indiscutible ante una multitud, para coronarse como el primer campeón del torneo de Guayas, que se disputaría hasta 1950. El título recobra valor con la perspectiva histórica: es la primera conquista del fútbol federativo ecuatoriano. Esa tarde Racing Club formó con: Lombeida; Miguel Rivas, Millán; Dresner, Arturo Puig Arosemena, Pedro Pombar; Eduardo Tamayo, Antonio Vallejo, Carlos Puig Arosemena, Guillermo Landívar y Cucalón. Los goles los anotaron Cucalón, Arturo y Carlos Puig Arosemena, quien terminó siendo el goleador.

Carlos Puig Arosemena, fundador de Racing Club
en 1916 y capitán campeón pionero en 1924.

En 1924, Manuel Seminario Sáenz de Tejada resultó electo presidente de la incipiente Federación y promovió cambios fundamentales en beneficio del deporte ecuatoriano. De la mano del dirigente Sáenz de Tejada, un adelantado a su tiempo, llegó la afiliación directa de Guayaquil a la FIFA, que luego cederían a la Federación Deportiva Nacional, precursora de la actual Federación Ecuatoriana de Futbol.

Además de promover y crear la federación nacional y ceder desinteresadamente todas sus afiliaciones internacionales, la Federación Deportiva Guayaquil construyó el primer Estadio Nacional y organizó el primer campeonato disputado en Ecuador por una asociación afiliada a FIFA. Con 16 equipos en disputa, la competencia por el primer trofeo fue todo un récord.

En ese 1924, Racing Club nuevamente escribió otra página gloriosa: a falta de dos fechas para culminar el torneo, un potente cabezazo de Carlos Puig Arosemena selló la victoria sobre Rocafuerte y se coronó campeón de forma anticipada. Con un récord impresionante de 41 goles a favor y solo 14 recibidos, Racing Club celebró con 12 victorias, 2 empates y una sola derrota, por sobre equipos más experimentados, como Packard, la Liga Deportiva Estudiantil, Norte América y Oriente.

Época dura para el futbol, que no permitía sustituir jugadores; con partidos que se disputaban en una sola jornada que iniciaba a las 7 de la mañana. Los dirigentes eran jugadores, y eran los futbolistas quienes arbitraban partidos de los otros equipos. Eran otros tiempos, donde se ponderaba el espíritu deportivo y la camaradería.

El Racing Club de 1924, primer campeón de la Federación Deportiva Guayaquil.

Los trofeos obtenidos por Racing Club entre 1922 y 1933, en esos albores del fútbol institucionalizado en Ecuador, incluyen las copas ganadas en los primeros campeonatos ecuatorianos de 1922 y 1924 (foto de la izquierda) además de la bandera oficial del club, llevada por los jugadores durante la ceremonia de inauguración del Stadium Nacional de Guayaquil. Sin embargo, el objeto más preciado es un pequeño folleto impreso en 1919 que se ha podido conservar desde esa época y contiene los Estatutos de Racing Club, probablemente el documento más antiguo de este extinto precursor del futbol ecuatoriano.

Estos trofeos históricos fueron recuperados luego de permanecer en el anonimato durante muchos años, cuando fueron adquiridos en Guayaquil a la familia Puig Arosemena. En su momento habían sido ofrecidos a la Federación Ecuatoriana de Fútbol, entidad que inexplicablemente desestimó la propuesta que le hubiera permitido exhibirlas y mantener la tradicion de las grandes capitales futboleras. Es que los directivos de la FEF desconocían de la afiliacion de Guayaquil a la FIFA un año antes (1924 en vez de 1925) y no le dieron importancia a esa información trascendente.

Durante una reunion con la FEF, para explicar la importancia histórica de estos trofeos y su significación -ya que testimoniaban la afiliacion a FIFA en 1924- el Secretario General en ese entonces se limitó a responder que "eso era historia antigua, un año más o un año menos no camba nada"... Desconocimiento y desprecio por la historia.

Ahora estas joyas de los labores del fútbol de Ecuador forman parte de la colección de Soccer Legends en Miami, lo que permitirá reconocer y homenajear los logros deportivos de estos dirigentes y jugadores pioneros, tal como lo hacen los mejores museos y colecciones de nivel internacional en Manchester o Madrid.

domingo, 23 de enero de 2022

Goles son amores

Goleadores, romperredes o artilleros, según la tradición. Topscorers, pichichis, buteurs o capo cannonieri, según el país. A lo largo de más de un siglo de fútbol se fueron acumulando récords de goles, números que llevan detrás nombres e historias desconocidas.

Artículo publicado en la revista Fox Sports, en junio de 2008, actualizado en enero de 2022.
Por PABLO ARO GERALDES

Los goleadores son los principales generadores de alegría para los hinchas. Y para quienes recopilan estadísticas son los proveedores de una materia prima que puede parecer fría, pero que suele esconder historias curiosas, encerrar anécdotas desconocidas.

A fuerza de marcar y marcar, los goleadores se ganan un lugar en la historia. Su oficio de festejar más que los demás y de romper records les asegura el recuerdo en la memoria futbolera. Otros, signados por el destino, serán recordados no por la cantidad, sino porque abrieron el camino con un grito pionero.

LOS PRIMEROS
Ocho mil personas en una cancha uruguaya era una cifra nunca vista en 1902, una multitud jamás reunida. Pero ese 20 de julio fueron al Paso del Molino conscientes de que estarían ante un hecho histórico: la visita de Argentina era el debut de ambas selecciones y el primer match internacional fuera de las islas británicas (y algún amistoso entre Canadá y los Estados Unidos).

Esa tarde, la Celeste no fue el equipo uruguayo sino el argentino, que vistió una abrigada camiseta de ese color, con pantalones blancos y medias negras. Y con sólo 3 minutos jugados, Carlos Edgard Dickinson, de Belgrano Athletic, se metió en la historia del fútbol argentino y sudamericano al marcar el primer gol. De Buenos Aires, hijo de una familia inglesa acomodada. Había estudiado en el English High School, donde conoció a los hermanos Brown, que jugaban en Alumni. Después vivió en Suiza, Inglaterra y volvió a Buenos Aires, desde donde manejaba sus negocios agropecuarios, con campos en Corrientes, Entre Ríos, Salto (Uruguay) y el sur de Brasil. Mientras, se asoció al recientemente fundado Belgrano Athletic para jugar al fútbol. Vistió la casaca argentina en 6 partidos y marcó un solo gol: ése, el primero de todos.

Ya con rayas celestes y blancas, hubo otros 'scorers' que pueden llamarse pioneros: Alberto Ohaco, del gran Racing que motivó el apodo de La Academia, marcó el 6 de julio de 1916 el primer gol argentino en el Campeonato Sudamericano. A los dos minutos abrió la cuenta ante Chile en cancha de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires, donde Argentina ganó 6-1.

El primer gol mundialista lo hizo Luis Monti, de San Lorenzo de Almagro, a 9 minutos del final del partido ante Francia. Fue el 15 de julio de 1930, con un tiro libre que valió la victoria en el Parque Central de Montevideo, mientras los obreros terminaban el estadio Centenario con el campeonato ya empezado. En ese Mundial, Argentina fue subcampeón al perder 4-2 la final contra Uruguay.

Casi un año más tarde, el 1º de junio de 1931, Alberto Zozaya abrió una nueva era al convertir el primer gol del fútbol profesional argentino. Esa tarde su Estudiantes de La Plata derrotó 3-0 a Talleres de Remedios de Escalada.

Ya en 1960 iba a darse otro hecho 'fundacional', el debut argentino en la Copa de Campeones de América, que más tarde sería famosa como Copa Libertadores. El torneo había comenzado el día anterior, con la goleada 7-1 de Peñarol a Jorge Wilstermann, de Bolivia, y todavía no despertaba mayor interés. Ese 20 de abril, San Lorenzo recibió al Bahía de Brasil en cancha de Huracán. Era un día laborable y una escasa concurrencia fue testigo del gol de Oscar 'Coco' Rossi, el primero del 3-0. Ningún hincha de Boedo, con la pasión mostrada en esta última edición de la Copa, podría imaginar que el comienzo de esta historia continental hubiera pasado tan desatendido.

LOS PROFETAS
Desde que en 1925 el rosarino Julio Libonatti se convirtiera en el primer futbolista de América en ser transferido a Europa, infinidad de jugadores probaron suerte en tierras lejanas. A Libonatti le fue bien: dejó Newell's por el Torino de Italia, donde anotó 164 veces y quedó como máximo goleador de la historia del club.

En ligas de alto nivel competitivo, no son muchos los extranjeros que ocuparon el puesto de goleador, pero varios argentinos lo consiguieron. En Italia fueron ocho los capo cannoniere, todos romperredes de primera línea: Enrique Guaita (1935) con la Roma, Antonio Angelillo (1959) con el Inter, Enrique Sívori (1960) con Juventus, Diego Maradona (1988) con el Napoli, Gabriel Batistuta (1995) con la Fiorentina, Hernán Crespo (2001) con la Lazio, Mauro Icardi con Internazionale (2015, junto a Luca Toni, y 2018, junto a Ciro Immobile) y Gonzalo Higuaín con la Juve (2016). 

En la Liga Española hubo cuatro argentinos que se alzaron con el premio Pichichi en 16 temporadas diferentes: Alfredo Di Stéfano (1954, ‘56, ‘57, ‘58 y ‘59) con el Real Madrid, Mario Kempes (1977 y ‘78) con Valencia, Juan Antonio Pizzi (1996) con Tenerife y el romperécords Lionel Messi (2010, 12, 13, 17, 18, 19, 20 y 21) con Barcelona.

En la Premier League ingles dos argentinos grabaron su nombre como top scorers: Carlos Tevez con 20 goles en 2011 (junto al búlgaro Dimitar Berbatov) y Sergio Agüero anotó 26 en 2016; ambos lo lograron con la casaca de Manchester City.

Desde el inicio del profesionalismo se vivió un flujo constante de futbolistas uruguayos hacia la Argentina. Un flujo casi unidireccional. Sin embargo, 14 veces el fútbol charrúa consagró a un goleador nacido en las pampas argentinas.

El primero fue Atilio García, juninense que con la camiseta de Nacional rozó el promedio de un gol por partido (hizo 208 en 210) y quedó ocho veces al tope de la tabla de artilleros (1938, ‘39, ‘40, ‘41, ‘42, ‘43, ‘44 y ‘46). Fallecido en 1973, conserva aún varios records: es el jugador que anotó más goles en un año (52 en 1938); es el máximo goleador de los clásicos, con los 34 goles que le hizo a Peñarol... y ninguno de penal. Y para ganarse el amor eterno de los hinchas bolsos, es quien más goles hizo en un clásico: cuatro en el 5-1 del 8 de diciembre de 1940. Impresionante.
Otros tres argentinos brillaron en Montevideo: Juan Hohberg, goleador en 1951 y ‘53, con Peñarol, Luis Artime, máximo cañonero de las temporadas 1969, ‘70 y ‘71, con Nacional, y Gonzalo Bergessio,  que lo logró en 2018 también con Nacional.

En Portugal se consagró goleador en 2008 Lisandro López, que hizo 24 para el Porto campeón. Fue un digno sucesor de Héctor Yazalde, máximo anotador en 1974 y ‘75 con la camiseta de Sporting Lisboa. En la primera fue además Botín de Oro europeo, con sus 46 goles; una marca tremenda, solamente superada por los 47 que hizo el rumano Dudu Georgescu en 1977, para el Dinamo Bucarest.

Los franceses tuvieron durante una década el privilegio de disfrutar a dos goleadores de excepción. Primero fue Carlos Bianchi, con Reims (1974, ‘76 y ‘77) y luego con Paris Saint Germain (1978 y ‘79); lo imitó el ítalo-argentino Delio Onnis, goleador con Monaco (1975 y ‘80), Tours (1981 y ‘82) y Toulon (1984).

LOS INALCANZABLES
Por definición, ningún récord es imbatible. Pero de acuerdo al fútbol de hoy, éstos parecen inalcanzables. Son los delanteros que establecieron una marca histórica en una liga. Y ahí irrumpió Lionel Messi, aplastando todas las marcas existentes.

El rosarino es el único que logró ocho veces el premio Pichichi al máximo goleador de la Liga española. En sus 17 temporadas con el club catalán (2004-2021) se trepó al podio histórico de la Liga: anotó 474 goles en 520 partidos. Dejó muy relegado al vasco Telmo Zarra, que con la camiseta de Athletic Bilbao anotó 251 entre 1940 y 1955. Atrás quedaron el mexicano Hugo Sánchez (234) y el argentino Alfredo Di Stéfano (228).

Messi es el máximo goleador en una edición de la Liga: en la temporada 2011-12 metió 50, una bestialidad. Y es el máximo goleador de la historia con una misma camiseta: sumó 672 goles con Barcelona, superando los 643 goles que hizo Pelé con el Santos entre 1956 y 1974. El listado de marcas batidas por Leo podría llevarse páginas enteras.

Entre los inalcanzables aparece de nuevo Onnis. Debutó en Almagro en 1966, dos años más tarde pasó a Gimnasia y Esgrima La Plata y en 1971 se marchó a Reims, la tierra del champagne, donde comenzó a edificar su record: con 299 goles es el máximo anotador de la historia del campeonato francés. El Tano, como lo llamaban por su nacimiento en Roma, quedó por delante de monstruos del gol como Bernard Lacombe, Roger Piantoni, Just Fontaine, Jean-Pierre Papin y el propio Carlos Bianchi.

Es el único argentino que alcanzó la cima en una liga de alto nivel, ya que al podio del profesionalismo local subió el paraguayo Arsenio Erico, que con 293 en Independiente no pudo ser alcanzado por Ángel Labruna (292), en cifras que siguen siendo revisadas y sucitan polémicas. El fantástico artillero guaraní llegó a Avellaneda a los 17 años, mientras su país sufría la fraticida Guerra del Chaco, en 1934. Sus goles fueron fundamentales para los dos primeros títulos rojos del profesionalismo, en 1938 y ‘39.

Otros destacados goleadores de una liga europea fueron Uwe Seeler (404 en Alemania, entre 1954 y 1972), Jimmy Greaves (357 en Inglaterra, entre 1957 y 1972), Fernando Peyroteo (330 en Portugal entre 1937 y 1949) y Silvio Piola (274 en Italia entre 1929 y 1954).

De este lado del océano se metió en la historia el brasileño Evanivaldo Castro 'Cabinho', con 312 goles en el fútbol mexicano de 1ª División. Entre 1974 y 1988 defendió los colores de UNAM, Atlante, León y Tigres y fue 8 veces goleador de la liga. En Uruguay la cima la alcanzó Fernando Morena, que hizo 230 entre 1969 y ‘74, la mayoría con Peñarol. Fue además goleador de 3 Copas Libertadores (‘74, ‘75 y ‘82).

Otros 'históricos' son Víctor Antelo (350 goles en Bolivia), el argentino nacionalizado Sergio Ibarra (274 goles Perú), el argentino Sergio Galván (224 en Colombia) y Ermen Benítez (191 en Ecuador).

ILUSTRES DESCONOCIDOS
No todos los nombres asociados al gol quedan en la memoria colectiva. Gestas lejanas o perdidas en el tiempo conspiran contra el recuerdo, pero no desmerecen las marcas conseguidas.

Pese a la pronunciación germana de su nombre, Arthur Friedenreich era paulista, hijo de un alemán y una brasileña. Llevaba en su piel el color materno y tuvo que luchar contra la discriminación que imperaba en el deporte a principios del siglo XX, entonces exclusivo de los círculos británicos. Entre 1909 y 1934 anotó 1.329 goles, cifra documentada que nadie pudo (y difícilmente podrá) igualar.

¿Quién conoce a Refic Resmiya? Fue el goleador de Albania con un promedio de 2,56 goles por partido en 1951. ¿Y a Archie Thompson? El australiano le hizo 13 goles a Samoa Americana, por la Eliminatoria a Japón-Corea 2002. Esa noche, Australia goleó 31-0, récord en la competencia.

Goles históricos, goles intrascendentes; siempre habrá alguien que los recuerde.

El récord del iraní Ali Daei como máximo goleador de una selección (109) fue superado por el portugués Cristiano Ronaldo (115, al 24 de enero de 2022).

jueves, 6 de enero de 2022

Cuando Togo presentó un equipo trucho (fake)


El 7 de septiembre de 2010, Bahrein recibía a Togo en un partido amistoso de selecciones a disputarse en el Bahrain National Stadium, en Riffa. Hasta aquí, todo bien.

Los anfitriones ganaron 3-0 pero algo llamó la atención en los togoleses, además de su inusual indumentaria adidas (tiene contrato con Puma): el austríaco Josef Hickersberger, entrenador de Bahrein, comentó que estaba sorprendido por la "muy poca resistencia física para jugar 90 minutos y el pobre nivel técnico de Togo". Para el DT, esto hizo que el match fuera "muy aburrido".

Togo venía con el cartel de haber disputado la Copa del Mundo 2006 y su presencia invitaba a los aficionados a apostar con fundamento por su victoria. Algo oscuro había detrás.

La Bahrain Football Association (BFA) dijo que el encuentro se había organizado según los procedimientos oficiales de costumbre, y a través de un agente conocido durante varios años. "Todo parecía estar en orden hasta después del partido, cuando empezamos a oír que algunas personas se preguntaban acerca de estos jugadores y este equipo de Togo. Nos sorprendimos cuando nos enteramos la verdad", dijo un vocero de la BFA al Gulf Daily News. Este portavoz rechazó los informes de que el partido fue organizado por falso agente, argumentando que el intermediario en cuestión se había comportado siempre "100% bien" y ahora estaba cooperando con las investigaciones.

Por su parte, la Fédération Togolaise de Football (FTF) emitió un comunicado informando que el partido no había sido autorizado por la entidad y que el empresario togolés que arregló la realización el encuentro era un estafador. Por su parte, el Ministro de Deportes de Togo, Christophe Tchao, dijo que el equipo misterioso "fue montado por manipuladores tenebrosos con jugadores no identificados" y denunció que todo estuvo montado por un "grupo mafioso".

"Me siento herido, profundamente conmocionado por este comportamiento criminal", declaró sin vueltas Antoine Folly, miembro del comité interino de la FTF. "Las personas que son capaces de tales acciones son capaces de lo peor", agregó.

Togo todavía se está recuperando de un ataque en enero a su selección nacional en la Copa Africana de Naciones en Angola, en el que hombres armados mataron a un conductor, el asistente del gerente y un funcionario de medios e hirieron a varios más.

¿Quién será el togolés número 7 que encara ante el acecho de Abdullah Fatadi? La gente de la BFA se justifica, si hay alguna culpa de su parte, aduciendo que el vicepresidente de la entidad, Shaikh Ali bin Khalifa Al Khalifa, recibió toda la documentación oficial de los togoleses, incluyendo los pasaportes de los jugadores.

Semanas después del partido trucho, el ex asistente técnico de Togo, Tchanile Bana fue suspendido por tres años, acusado de juntar a un grupo de impostores haciéndose pasar por la selección nacional, informó la FTF. "Bana planeó la organización, la preparación y la supervisión del partido", determinó la federación.

El prontuario de Bana está sucio y ya había sido censurado por una estafa similar. Ya en julio, FTF lo había suspendido por dos años por organizar un partido en Egipto sin el reconocimiento de las autoridades deportivas de Togo.

Pero pocos en Togo creen que Bana es el único responsable, y algunos señalan a la propia federación. “No podemos sancionar solamente a Tchanile Bana solo -precisó Folly-. No puede haber actuado solo en ninguno de estos casos. Debemos arrojar luz sobre este asunto para desenmascarar y sancionar a los cómplices que pueda tener en el seno de la federación”.