martes, 8 de mayo de 2007

Made in Asia

Artículo publicado en la revista Fox Sports, en noviembre de 2006.
Por PABLO ARO GERALDES

El fútbol de Japón, Corea del Sur y China está en ascenso y cada vez son más los jugadores del lejano oriente que llegan a clubes europeos. Pero detrás de esta corriente hay un fenómeno de marketing ineludible. Los españoles, italianos, ingleses y alemanes ya descubrieron este negocio redondo.

A los equipos de las ligas más importantes del mundo, la adquisición de las grandes figuras del planeta les da réditos futbolísticos, que inmediatamente se traducen en divisas. Pero los europeos descubrieron una forma más directa de generar dólares frescos: incluir en sus equipos a jugadores orientales. Porque más allá de las actuaciones que ellos puedan demostrar dentro del campo, el consumismo a ultranza que contagia a japoneses, coreanos y chinos hace que todo lo que rodea al equipo se convierta en un producto con precio de venta.
Gracias al éxito de la Japan League –que comenzó a disputarse en 1993– y a la participación de su Selección en los tres últimos Mundiales, el fútbol japonés creció enormemente en popularidad hasta sobrepasar al béisbol. La Primera División se juega con una media de 18.000 espectadores por partido y se multiplica por más de cien a través de las pantallas de televisión. Pero, fanáticos como son, los japoneses quieren más fútbol.
En 1994, Kazu Miura fue el pionero que hizo pie en el calcio italiano. Llegó al Genoa gracias a la compañía Kenwood, pero en 21 partidos solamente hizo un gol y su equipo descendió. De todos modos, marcó un precedente. Después, la presencia de Hidetoshi Nakata y Hiroshi Nanami en Italia y de Shoji Jo en el fútbol español, potenció el interés de sus compatriotas por seguir estos campeonatos. En resumen: para los europeos se abrió un nuevo mercado.
En 2002, China clasificó por primera vez a un Mundial y eso hizo explotar el entusiasmo de sus aficionados. En esa Copa, Corea del Sur –además de ser anfitrión– llegó increíblemente a semifinales y sus hinchas también redoblaron su fanatismo. Para los europeos era la combinación perfecta: pasión extrema en latitudes donde el dinero no escasea. Sólo había que mirar hacia el Extremo Oriente para conquistarlo.
Japón tiene 124 millones de habitantes, cifra que supera a las poblaciones de Italia y España sumadas, y el promedio de televisores por habitante es el más alto del planeta. Si a esto se le suma el joven fanatismo de los nipones por el fútbol, la ecuación es fácil: un mercado de más de cien millones de televidentes ávidos de imágenes de sus ídolos, que se transforma en una catarata de dólares por derechos de televisación. En eso pensó Luciano Gaucci, presidente
del Perugia, cuando compró a Nakata después de su gran actuación en el Mundial de Francia. Fue un pionero en esta movida: nunca se habían pagado 5.000.000 de dólares por un jugador asiático y ése fue el dinero que cobró el Bellmare Hiratsuka por el pase. Es una cifra alta, especialmente para un club chico como Perugia, pero, en sus cuentas, Gaucci tuvo visión de futuro. En Italia, los partidos de Perugia interesan sólo a los peruginos y a muy pocos más, excepto a los grandes rivales que lo enfrenten. Pero, en Japón, las cadenas Fuji y Asaji transmitieron el calcio, o mejor dicho, a los futbolistas japoneses que allí jugaban, y pagaron por ello a los clubes, dueños de los derechos. Perugia los vendió a Japón por 3.500.000 dólares. Además, los souvenirs con la imagen de Nakata le dieron ganancias por otros 2.000.000. Con estos números, el jugador ya estaba pagado y generaba ganancias antes de que comenzara el primer partido.
Rápidos de reflejos, varios clubes empezaron a tomar en serio al fenómeno oriental. En 2001, Shoji Jo dejó al Yokohama Marinos y se convirtió en el primer japonés del fútbol español cuando firmó con el Real Valladolid. Además de reportar divisas, es un buen jugador: “Soy el Raúl japonés”, dijo al firmar su contrato. Pero no llegó a demostrar lo que prometía y el club no pudo explotar los derechos de televisación, porque ya los tenía cedidos a la empresa Audiovisual Sport. Esta companía revendió los partidos del Valladolid a la cadena estatal nipona NHK.
Hoy, el japonés Yoshito Okubo, del Mallorca, es el embajador de Oriente en la Liga Española. Antes de expandirse por Europa, el fenómeno de incorporar un asiático al club pasó por Sudamérica. Así fue que, en 2001, Boca Juniors de Argentina compró al nipón Naohiro Takahara. La realidad indica que el entonces entrenador, Carlos Bianchi, no lo quiso, pero el club hizo grandes negocios. La principal tienda deportiva de Tokio se llama “La Bombonera”, igual que el estadio de Boca, y agotó varias veces su stock de playeras azules y amarillas con el número 30... pese a que costaban 110 dólares cada una. El ídolo japonés hizo un solo gol, pero el negocio había funcionado. Cerro Porteño de Paraguay lo imitó contratando a Nozomi Hiroyama, siempre teniendo claro que perseguía un rédito económico antes que deportivo.
En la actualidad, once japoneses militan en diferentes ligas de Europa. Desde España hasta Turquía, donde juegan Yoshi Okubo (Mallorca) y Junichi Inamoto (Galatasaray), respectivamente.
La visión comercial traspasó las fronteras y llegó hasta la prestigiosa Premier League inglesa. Hidetoshi Nakata conoce bien al continente: pasó por Perugia, Roma, Parma, Bologna y Fiorentina antes de recalar en el Bolton Wanderers. “Al arribar, me propuse volver a disfrutar del fútbol. La Liga Inglesa me lo permite. En Bolton puedo divertirme jugando, es un ambiente más relajado que el de Italia”, explicó este mediocampista creativo que es mucho más que un negocio: a los 28 años su talento ya estuvo presente en tres Copas del Mundo.

Alta costura, alta ganancia
La moda italiana no es sólo para las pasarelas. La ropa de fútbol con etiqueta Made in Italy se cotiza en alza en las casas de deporte de Oriente. ¿Cuáles se venden más? ¿La del Milan? ¿Juventus? ¿Inter? No, las de Torino y Messina, gracias a las incorporaciones de Masashi Oguro y Mitsui Ogasawara. Galex, la marca que vestía al Perugia, ganó 8.000.000 de dólares mientras el equipo tuvo a Nakata. Y el paso de Jo por Valladolid hizo que la firma Kelme abriera una tienda en Japón para satisfacer la demanda de pedidos que recibía a través de Internet.
A propósito de la web, en Japón y Corea del Sur está tan presente en los hogares como la televisión. Por esa razón, las páginas web de cada vez más clubes europeos incluyen una versión en estos idiomas. Todo es dinero.
Los coreanos, otros orientales de billetera gordita, sirven para graficar la otra pata de este negocio: el turismo. Para ver a Park Ji-Sung jugando con el Manchester United, se pagan en Seúl hasta 6.000 dólares por el paquete que incluye el viaje, el hotel y la entrada a Old Trafford. Si el club pagó 7.300.000 de dólares por el mejor futbolista coreano, el fichaje se recuperó sólo con la venta de merchandising y derechos. Gracias a su inclusión en el equipo, Manchester recauda millones en cada gira asiática, previa al comienzo de la Premier League. Lo mismo ocurre en Sheffield con el chino Li Tie, quien durante la temporada pasada, jugando para Everton, hizo que el club pusiera el sponsor de la camiseta en idioma chino. No importaba que nadie en el estadio lo comprendiera: a 8.000 kilómetros hay 1.300 millones de personas que saben de qué se trata. Son ellos los destinatarios de todo este marketing.
¿Hasta dónde llegará la pasión de los asiáticos por el fútbol? Los europeos no tienen la respuesta, pero apuestan cada vez más a explotar al negocio mientras dure. Después, cuando muchos clubes descubran este fenómeno, ya no será novedad y la saturación atentará contra los dólares.El planeta conoce a los orientales por sus carros y por sus artículos electrónicos. Por sus tradiciones milenarias y por su cocina. Ahora, el Imperio del Sol Naciente quiere afirmarse en el mundo del fútbol. Está probado que no es un mal negocio.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenisimo el blog y este post. Que es de la vida de Takahara el de Boca?
Saludos

ARO GERALDES dijo...

Hola amigo, Takahara está en el Eintracht Frankfurt, de la Bundesliga alemana.
Gracias por tu visita.