Tres décadas después de ganar ese Sudamericano en Lima, otra de sus buenas selecciones se preparó para un desafío difícil: llegar a la Copa del Mundo 1970 que se jugaría en México. El Grupo 9, correspondiente a Sudamérica, puso a los peruanos junto a Bolivia y a la Argentina, el obvio favorito de todos.
Un año antes, el 17 de julio de 1968, Brasil había goleado 4-0 a Perú en el Estadio Nacional. Pero en aquella noche limeña debutó en el mediocampo un muchachito de 19 años proveniente de Alianza Lima cuyo rostro desmentía su edad: parecía un nene. Así, el Nene, le pusieron a Teófilo Cubillas, un apodo que lo acompaña hasta el presente.
Aquella eliminatoria de 1969 produjo una debacle: Perú llegó al último partido en Buenos Aires con un punto más que Argentina, en un clima tenso. Argentina necesitaba la victoria pero confiaba en obtener ese resultado, empujada por el fervor de La Bombonera. Cuando el árbitro pitó el final del 2-2, Perú se quedó con el boleto mundialista. El golpe se había consumado.
México 1970 fue el primero de los tres Mundiales de Cubillas y el escenario en el que Perú deslumbró al planeta y él demostró su enorme talento. Le marcó goles a Bulgaria, Marruecos (2), Alemania Federal y Brasil, en un partidazo ante quienes terminarían consagrándose campeones.
Tras aquel inolvidable 4-2 por cuartos de final, Pelé tuvo palabras de alto elogio particularmente dirigidas a Cubillas, a quien mencionó como su "sucesor". Para la FIFA fue el "mejor jugador joven" del certamen.
El camino mundialista hacia 1974 se terminó pronto ante una fuerte selección de Chile, pero estilo que el Perú desplegaba con Héctor Chumpitaz, Oswaldo Ramírez y Hugo Sotil seguía vivo, bajo la batuta inconfundible del Nene, que seguía creciendo, con su salto al Basel suizo en 1973 y un escalón más arriba, hacia el Porto portugués. Pero la revancha a la ausencia del Mundial 1974 llegó un año más tarde, con la consagración en la Copa América, que no se disputaba desde 1967. Esa pausa de ocho años le quitó chances a la gran generación del fútbol incaico, representada en la sapiencia de Julio Meléndez, y que sumaba a Juan Carlos Oblitas y Percy Rojas como sangre joven.
La Copa América, que estrenaba el formato sin sede fija con partidos de ida y vuelta, puso en la final a Perú y Colombia. Colombia ganó en Bogotá (1-0) y Perú en Lima (2-0), no contaba la diferencia de gol y fueron a un tercer partido, en Caracas, el 28 de octubre de 1975. Sin permiso de más tiempo de parte del Porto, Cubillas se subió igual al avión junto a sus compañeros, ya habría tiempo de ofrecer explicaciones y disculpas, el sentimiento nacional era más fuerte.
Perú ganó 1-0 y levantó por segunda vez la ansiada Copa América.
“Volví a Portugal al día siguiente y me estaban esperando todos los dirigentes y periodistas. Al entrar a la oficina del presidente pensaba que me iba a despedir, pero me felicitó por el título y por todo lo que había hecho por amor a mi país”, confesó Cubillas en entrevista con ESPN.
El abanico de sus calidades técnicas era amplio: desplegaba una técnica depurada pero también tenía potencia, a la habilidad para el amague y el regate le sumaba un repentino cambio de ritmo, y a todo eso lo coronaba con una capacidad goleadora. Encima, era un caballero.
En 1977 retornó de Europa para volver a vestir la casaca de Alianza Lima. Y con los pergaminos de campeón sudamericano, Perú llegó al Mundial Argentina 1978, donde realizó una muy buena fase de grupos. Dos goles del Nene a Escocia y tres a Irán en sendas victorias le dieron el pase a la ronda semifinal. Sumaba así 10 goles mundialistas, una cifra que solamente alcanzaron él y otros 14 jugadores en la historia.
En esa segunda ronda la selección decayó físicamente, su nivel no fue el mismo, y fue superada por Brasil, Polonia y Argentina, que terminaría quedándose con el trofeo.
En 1979 el Nene tendría un nuevo destino: los Estados Unidos, donde jugaría hasta retirarse. En esa temporada se estrenó con los Fort Lauderdale Strikers, que competía en la North American Soccer League (NASL). Pero no se alejaba de la Bicolor: en 1981 Perú pegó otro golpe camino a España 1982: eliminó a Uruguay. No pudo marcar en el Mundial, y con dos empates (ante Camerún e Italia) y una dura derrota ante Polonia, cerró su historial en la máxima Copa de la FIFA.
La despedida de España significó también el punto final a su carrera con la selección, a la que defendió en 81 partidos. Sus 26 goles sirvieron para erigirse en el máximo goleador del equipo nacional, superando al histórico Teodoro Lolo Fernández (24). Años más tarde, con calendarios con muchos más partidos por temporada, la marca de Cubillas fue sobrepasada por Paolo Guerrero (39 goles, todavía activo) y Jefferson Farfán (27).
En 1986 anunció su retiro oficial, a los 36 años. Tuvo su partido despedida junto a grandes estrellas, pero en 1987 volvió: a la tragedia aérea en la que murieron todos los jugadores de Alianza Lima, hizo que Cubillas sintiera el deber de ponerse nuevamente la casaca blanquiazul para las 13 fechas que faltaban jugarse por el campeonato peruano. Su último gol con Alianza Lima fue el 20 de marzo de 1988, en el estadio Nacional.
Para cerrar su etapa en la Florida, donde se radicó, durante 1988 defendió de vuelta a los Fort Lauderdale Strikers en la American Soccer League. Y entonces sí, se retiró definitivamente a los cuarenta años en 1989, con el Miami Sharks.
La federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol lo considera como el mejor futbolista peruano del siglo XX. Los hinchas de ese país no precisan de títulos ni de estadísticas para tenerlo en su altar mayor. 8 de marzo de 2024: Teófilo Cubillas, el jugador más grande de la historia del fútbol peruano, cumple 75 años. Pero para los amantes del buen fútbol sigue siendo el Nene.
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