sábado, 29 de enero de 2022

Eugenio Mosso, el primer argentino en el fútbol europeo

¿Cuál fue el primer futbolista sudamericano que triunfó en Europa? Mucho antes que los cuatro oriundi que se consagraron campeones del mundo con Italia en 1934, incluso antes de que Julio Libonatti fuera el primero traspasado por un club (de Newell's Old Boys al Torino) en 1925, el mendocino Eugenio Mosso se calzó la maglia granata del Torino en 1910.

Mosso padre había nacido a mediados del siglo XIX en Santo Stefano Belbo, comuna de Cuneo, en el Piamonte, a apenas 60 kilómetros de Turín. Junto a su madre emigraron a la Argentina y se afincaron en la provincia de Mendoza. Tuvo siete hijos en la Argentina, pero en 1910 Mosso decidió volver a su tierra. En 1910 los hermanos Francisco, Benito, Eugenio y Julio Mosso llegaron a Turín y se sumaron al club Torino. Dos años más tarde los cuatro jugaban con la camiseta granata.

En el primer derby de la temporada 1912-13, el 17 de noviembre de 1912, en el Stadio di Corso Sebastopoli, Juventus cayó 0-8 ante Torino y cinco de los ocho goles llevaron la firma de la familia Mosso: tres de Eugenio y dos de Francesco. Más de un siglo después, sigue siendo el resultado más abultado del clásico turinés.

Eugenio, el de la foto, marcó un hito el domingo 5 de abril de 1914: fue el primer extranjero que vistió la maglia azzurra de la selección italiana. Aquella tarde, ante unos nueve mil espectadores en el Stadio Marassi, de Génova, Italia empató 1-1 con Suiza. Los locales formaron con Giovanni Innocenti - Modesto Valle, Renzo De Vecchi - Giuseppe Parodi, Virgilio Fossati, Luigi Barbesino - Eugenio Mosso, Angelo Mattea, Aldo Cevenini, Amedeo Varese y Carlo Corna.

Aquella selección fue elegida por una Comisión Técnica formada por siete miembros (Umberto Meazza, Hugo Rietmann, Vincenzo Nino Resegotti, Francesco Franz Calì I, Vittorio Pedroni II, Alfredo Armano II y Edoardo Dadin Pasteur I) y guiada en la cancha por "mister" William Thomas Billy Garbutt, el entrenador inglés del Genoa, que hizo prevalecer al bloque de ese equipo que tres meses después ganaría el Campionato Italiano, formado por los dos mediocampistas laterales Parodi e il Corazziere Barbesino y los dos mediocampistas Mattea y Varese, mientras que del Pro Vercelli en declive salieron el arquero Innocenti, el lateral derecho Valle y el lateral izquierdo Corna. Para completar el "Método" llamó del Inter al centrehalf Fossati (capitán) y al centreforward Cevenna Cevenini y los de la banda derecha del debutante Mosso III y del lateral izquierdo del ídolo de la afición del Génova, el juvenil il figlio di Dio De Vecchi, que llegó con ese partido a su decimoquinta presencia en la selección italiana.

Una escena de aquel Italia-Suiza, en Génova: Mattea remata hacia el arco helvético.

La crónica recogida por Stefano Massa reseña: "En el primer tiempo hubo predominio de los anfitriones, que se adelantaron a los 26' con un disparo de Mattea I, que sorprendió al arquero suizo Edmund Bieri, engañado por la elevación cercana a él de Cevenini I, pero seis minutos después se unió por una diagonal de la banda derecha a unos quince metros del medio lateral izquierdo Charles Wyss II (al final de un vuelo de unos cuarenta metros que los dos laterales azules no pudieron oponer), al que Innocenti trató torpemente de resistir con una patada. En la segunda parte fueron los rossocrociati los que asediaron el área italiana, teniendo varias ocasiones de gol, la más sensacional de las cuales fue el travesaño al final de Neumeyer II".

Además de ser el primer extranjero en una selección italiana, Eugenio fue el primer sudamericano en una selección en toda Europa. Para distinguirlo de sus hermanos la prensa lo identificaba como Mosso III. Los conocidos también lo llamaban Genio, como un apócope de Eugenio. Había nacido en Mendoza el 10 de agosto de 1895. Jugó en el Torino hasta 1925, con la salvedad de las cuatro temporadas suspendidas por la Guerra Mundial. Solía desempeñarse como centreforward. Las crónicas de la época dicen que tenía buena técnica y un disparo muy potente. 

La revista del Torino recoge un testimonio de Vittorio Pozzo sobre su proverbial potencia: "Mosso III debe buena parte de su popularidad en las canchas al potente disparo que tiene. Es, si se quiere, un tiro algo uniforme y predecible para los movimientos que lo preceden, pero sigue siendo un tiro extraordinariamente efectivo debido a la tremenda fuerza con la que la pelota da en el blanco. Quizás no haya un disparo más violento en Italia que el de Mosso III. Quien puede dar fe es el arquero del Cercle Athlétique de París que en el Torneo de Pascua de 1914 en Génova, en el que participó el Torino, tuvo una aventura de novela si el público genovés y nuestros jugadores no la recordaran por la risa homérica que despertaba. Hacia el final del partido, que ganamos por 7-1, el arquero francés acababa de recuperarse de la muy desagradable impresión que le dejó un disparo de lleno de Mosso III, cuando se encontró de nuevo con Genio por delante. El cañonazo salió ultrapotente y en el rival el instinto de conservación le ganó al honor. Para evitar ser golpeado por segunda vez por un pelotazo de tanta vehemencia, se escapó literalmente del arco y se tiró al suelo de una zambullida y una de las contorsiones más divertidas jamás vistas".

En los 60 partidos que disputó, marcó 47 goles. Su mejor momento estuvo entre 1912 y 1915. El estallido del conflicto bélico lo privó de continuidad con la Nazionale.

En los años veinte era reconocido por ser un refinado comensal y -como buen mendocino- un cultor del exquisito vino, ganándose el sobrenombre de Grignulin. ¿De dónde vino este apodo? Dicen que cualquier piamontés que se precie no puede dejar de conocer y saborear al vino Grignolino, nacido y producido entre las colinas de Asti y Alessandrini. El término Grignolino debe su origen al dialectal grignòle, es decir semillas de uva.

Después de su carrera futbolística, regresó a la Argentina y murió en Godoy Cruz, Mendoza, el 4 de agosto de 1961.

domingo, 23 de enero de 2022

Goles son amores

Goleadores, romperredes o artilleros, según la tradición. Topscorers, pichichis, buteurs o capo cannonieri, según el país. A lo largo de más de un siglo de fútbol se fueron acumulando récords de goles, números que llevan detrás nombres e historias desconocidas.

Artículo publicado en la revista Fox Sports, en junio de 2008, actualizado en enero de 2022.
Por PABLO ARO GERALDES

Los goleadores son los principales generadores de alegría para los hinchas. Y para quienes recopilan estadísticas son los proveedores de una materia prima que puede parecer fría, pero que suele esconder historias curiosas, encerrar anécdotas desconocidas.

A fuerza de marcar y marcar, los goleadores se ganan un lugar en la historia. Su oficio de festejar más que los demás y de romper records les asegura el recuerdo en la memoria futbolera. Otros, signados por el destino, serán recordados no por la cantidad, sino porque abrieron el camino con un grito pionero.

LOS PRIMEROS
Ocho mil personas en una cancha uruguaya era una cifra nunca vista en 1902, una multitud jamás reunida. Pero ese 20 de julio fueron al Paso del Molino conscientes de que estarían ante un hecho histórico: la visita de Argentina era el debut de ambas selecciones y el primer match internacional fuera de las islas británicas (y algún amistoso entre Canadá y los Estados Unidos).

Esa tarde, la Celeste no fue el equipo uruguayo sino el argentino, que vistió una abrigada camiseta de ese color, con pantalones blancos y medias negras. Y con sólo 3 minutos jugados, Carlos Edgard Dickinson, de Belgrano Athletic, se metió en la historia del fútbol argentino y sudamericano al marcar el primer gol. De Buenos Aires, hijo de una familia inglesa acomodada. Había estudiado en el English High School, donde conoció a los hermanos Brown, que jugaban en Alumni. Después vivió en Suiza, Inglaterra y volvió a Buenos Aires, desde donde manejaba sus negocios agropecuarios, con campos en Corrientes, Entre Ríos, Salto (Uruguay) y el sur de Brasil. Mientras, se asoció al recientemente fundado Belgrano Athletic para jugar al fútbol. Vistió la casaca argentina en 6 partidos y marcó un solo gol: ése, el primero de todos.

Ya con rayas celestes y blancas, hubo otros 'scorers' que pueden llamarse pioneros: Alberto Ohaco, del gran Racing que motivó el apodo de La Academia, marcó el 6 de julio de 1916 el primer gol argentino en el Campeonato Sudamericano. A los dos minutos abrió la cuenta ante Chile en cancha de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires, donde Argentina ganó 6-1.

El primer gol mundialista lo hizo Luis Monti, de San Lorenzo de Almagro, a 9 minutos del final del partido ante Francia. Fue el 15 de julio de 1930, con un tiro libre que valió la victoria en el Parque Central de Montevideo, mientras los obreros terminaban el estadio Centenario con el campeonato ya empezado. En ese Mundial, Argentina fue subcampeón al perder 4-2 la final contra Uruguay.

Casi un año más tarde, el 1º de junio de 1931, Alberto Zozaya abrió una nueva era al convertir el primer gol del fútbol profesional argentino. Esa tarde su Estudiantes de La Plata derrotó 3-0 a Talleres de Remedios de Escalada.

Ya en 1960 iba a darse otro hecho 'fundacional', el debut argentino en la Copa de Campeones de América, que más tarde sería famosa como Copa Libertadores. El torneo había comenzado el día anterior, con la goleada 7-1 de Peñarol a Jorge Wilstermann, de Bolivia, y todavía no despertaba mayor interés. Ese 20 de abril, San Lorenzo recibió al Bahía de Brasil en cancha de Huracán. Era un día laborable y una escasa concurrencia fue testigo del gol de Oscar 'Coco' Rossi, el primero del 3-0. Ningún hincha de Boedo, con la pasión mostrada en esta última edición de la Copa, podría imaginar que el comienzo de esta historia continental hubiera pasado tan desatendido.

LOS PROFETAS
Desde que en 1925 el rosarino Julio Libonatti se convirtiera en el primer futbolista de América en ser transferido a Europa, infinidad de jugadores probaron suerte en tierras lejanas. A Libonatti le fue bien: dejó Newell's por el Torino de Italia, donde anotó 164 veces y quedó como máximo goleador de la historia del club.

En ligas de alto nivel competitivo, no son muchos los extranjeros que ocuparon el puesto de goleador, pero varios argentinos lo consiguieron. En Italia fueron ocho los capo cannoniere, todos romperredes de primera línea: Enrique Guaita (1935) con la Roma, Antonio Angelillo (1959) con el Inter, Enrique Sívori (1960) con Juventus, Diego Maradona (1988) con el Napoli, Gabriel Batistuta (1995) con la Fiorentina, Hernán Crespo (2001) con la Lazio, Mauro Icardi con Internazionale (2015, junto a Luca Toni, y 2018, junto a Ciro Immobile) y Gonzalo Higuaín con la Juve (2016). 

En la Liga Española hubo cuatro argentinos que se alzaron con el premio Pichichi en 16 temporadas diferentes: Alfredo Di Stéfano (1954, ‘56, ‘57, ‘58 y ‘59) con el Real Madrid, Mario Kempes (1977 y ‘78) con Valencia, Juan Antonio Pizzi (1996) con Tenerife y el romperécords Lionel Messi (2010, 12, 13, 17, 18, 19, 20 y 21) con Barcelona.

En la Premier League ingles dos argentinos grabaron su nombre como top scorers: Carlos Tevez con 20 goles en 2011 (junto al búlgaro Dimitar Berbatov) y Sergio Agüero anotó 26 en 2016; ambos lo lograron con la casaca de Manchester City.

Desde el inicio del profesionalismo se vivió un flujo constante de futbolistas uruguayos hacia la Argentina. Un flujo casi unidireccional. Sin embargo, 14 veces el fútbol charrúa consagró a un goleador nacido en las pampas argentinas.

El primero fue Atilio García, juninense que con la camiseta de Nacional rozó el promedio de un gol por partido (hizo 208 en 210) y quedó ocho veces al tope de la tabla de artilleros (1938, ‘39, ‘40, ‘41, ‘42, ‘43, ‘44 y ‘46). Fallecido en 1973, conserva aún varios records: es el jugador que anotó más goles en un año (52 en 1938); es el máximo goleador de los clásicos, con los 34 goles que le hizo a Peñarol... y ninguno de penal. Y para ganarse el amor eterno de los hinchas bolsos, es quien más goles hizo en un clásico: cuatro en el 5-1 del 8 de diciembre de 1940. Impresionante.
Otros tres argentinos brillaron en Montevideo: Juan Hohberg, goleador en 1951 y ‘53, con Peñarol, Luis Artime, máximo cañonero de las temporadas 1969, ‘70 y ‘71, con Nacional, y Gonzalo Bergessio,  que lo logró en 2018 también con Nacional.

En Portugal se consagró goleador en 2008 Lisandro López, que hizo 24 para el Porto campeón. Fue un digno sucesor de Héctor Yazalde, máximo anotador en 1974 y ‘75 con la camiseta de Sporting Lisboa. En la primera fue además Botín de Oro europeo, con sus 46 goles; una marca tremenda, solamente superada por los 47 que hizo el rumano Dudu Georgescu en 1977, para el Dinamo Bucarest.

Los franceses tuvieron durante una década el privilegio de disfrutar a dos goleadores de excepción. Primero fue Carlos Bianchi, con Reims (1974, ‘76 y ‘77) y luego con Paris Saint Germain (1978 y ‘79); lo imitó el ítalo-argentino Delio Onnis, goleador con Monaco (1975 y ‘80), Tours (1981 y ‘82) y Toulon (1984).

LOS INALCANZABLES
Por definición, ningún récord es imbatible. Pero de acuerdo al fútbol de hoy, éstos parecen inalcanzables. Son los delanteros que establecieron una marca histórica en una liga. Y ahí irrumpió Lionel Messi, aplastando todas las marcas existentes.

El rosarino es el único que logró ocho veces el premio Pichichi al máximo goleador de la Liga española. En sus 17 temporadas con el club catalán (2004-2021) se trepó al podio histórico de la Liga: anotó 474 goles en 520 partidos. Dejó muy relegado al vasco Telmo Zarra, que con la camiseta de Athletic Bilbao anotó 251 entre 1940 y 1955. Atrás quedaron el mexicano Hugo Sánchez (234) y el argentino Alfredo Di Stéfano (228).

Messi es el máximo goleador en una edición de la Liga: en la temporada 2011-12 metió 50, una bestialidad. Y es el máximo goleador de la historia con una misma camiseta: sumó 672 goles con Barcelona, superando los 643 goles que hizo Pelé con el Santos entre 1956 y 1974. El listado de marcas batidas por Leo podría llevarse páginas enteras.

Entre los inalcanzables aparece de nuevo Onnis. Debutó en Almagro en 1966, dos años más tarde pasó a Gimnasia y Esgrima La Plata y en 1971 se marchó a Reims, la tierra del champagne, donde comenzó a edificar su record: con 299 goles es el máximo anotador de la historia del campeonato francés. El Tano, como lo llamaban por su nacimiento en Roma, quedó por delante de monstruos del gol como Bernard Lacombe, Roger Piantoni, Just Fontaine, Jean-Pierre Papin y el propio Carlos Bianchi.

Es el único argentino que alcanzó la cima en una liga de alto nivel, ya que al podio del profesionalismo local subió el paraguayo Arsenio Erico, que con 293 en Independiente no pudo ser alcanzado por Ángel Labruna (292), en cifras que siguen siendo revisadas y sucitan polémicas. El fantástico artillero guaraní llegó a Avellaneda a los 17 años, mientras su país sufría la fraticida Guerra del Chaco, en 1934. Sus goles fueron fundamentales para los dos primeros títulos rojos del profesionalismo, en 1938 y ‘39.

Otros destacados goleadores de una liga europea fueron Uwe Seeler (404 en Alemania, entre 1954 y 1972), Jimmy Greaves (357 en Inglaterra, entre 1957 y 1972), Fernando Peyroteo (330 en Portugal entre 1937 y 1949) y Silvio Piola (274 en Italia entre 1929 y 1954).

De este lado del océano se metió en la historia el brasileño Evanivaldo Castro 'Cabinho', con 312 goles en el fútbol mexicano de 1ª División. Entre 1974 y 1988 defendió los colores de UNAM, Atlante, León y Tigres y fue 8 veces goleador de la liga. En Uruguay la cima la alcanzó Fernando Morena, que hizo 230 entre 1969 y ‘74, la mayoría con Peñarol. Fue además goleador de 3 Copas Libertadores (‘74, ‘75 y ‘82).

Otros 'históricos' son Víctor Antelo (350 goles en Bolivia), el argentino nacionalizado Sergio Ibarra (274 goles Perú), el argentino Sergio Galván (224 en Colombia) y Ermen Benítez (191 en Ecuador).

ILUSTRES DESCONOCIDOS
No todos los nombres asociados al gol quedan en la memoria colectiva. Gestas lejanas o perdidas en el tiempo conspiran contra el recuerdo, pero no desmerecen las marcas conseguidas.

Pese a la pronunciación germana de su nombre, Arthur Friedenreich era paulista, hijo de un alemán y una brasileña. Llevaba en su piel el color materno y tuvo que luchar contra la discriminación que imperaba en el deporte a principios del siglo XX, entonces exclusivo de los círculos británicos. Entre 1909 y 1934 anotó 1.329 goles, cifra documentada que nadie pudo (y difícilmente podrá) igualar.

¿Quién conoce a Refic Resmiya? Fue el goleador de Albania con un promedio de 2,56 goles por partido en 1951. ¿Y a Archie Thompson? El australiano le hizo 13 goles a Samoa Americana, por la Eliminatoria a Japón-Corea 2002. Esa noche, Australia goleó 31-0, récord en la competencia.

Goles históricos, goles intrascendentes; siempre habrá alguien que los recuerde.

El récord del iraní Ali Daei como máximo goleador de una selección (109) fue superado por el portugués Cristiano Ronaldo (115, al 24 de enero de 2022).

lunes, 10 de enero de 2022

La camiseta Levi's de México en 1978

En la Copa del Mundo Argentina 1978 la selección mexicana decepcionó desde los futbolístico pero dejó una impronta en el diseño de sus camisetas y por llevar el logo de Levi's, una marca de jeans.

Parte de la entevista realizada en enero de 2022 para el libro Atlas Mundial de Camisetas.
Por PABLO ARO GERALDES


Leonardo Cuéllar se destacaba como extremo izquierdo de los Pumas de la UNAM y la selección mexicana y por su particular y frondosa cabellera que le valió el apodo de El León de la Metro.

En 1977 la marca estadounidense de vaqueros Levi Strauss & Co., también conocida como Levi’s, lanzó una encuesta en México buscando la “Freedom image”, la imagen de la libertad. Los creativos de la marca esperaban que las ideas giraran por el lado de los caballos salvajes, la destreza de los rodeos… pero no: la gente lo votó a Cuéllar. “Yo salí elegido por mi cabello, mi forma de vestir, mi forma de vivir, se ve que a los aficionados eso le reflejaba libertad”, cuenta 45 años después. Y sigue con la historia: “Me contrataron para hacer unos comerciales y allí conocí a Henry Sroka, directivo de Levi’s para América Latina y muy aficionado al deporte (vinculado a los Dallas Maverick del football americano)”.
Entre las grabaciones de publicidad y publicidad hubo un acercamiento de Levi’s (en México la pronuncian "liváis") con la Federación Mexicana de Futbol para ser patrocinador, ya que se venía la Copa del Mundo en la Argentina y el seleccionado azteca ya había conseguido su boleto en la zona Concacaf.

Levi’s hizo una buena oferta, superior a Adidas y a Puma, las otras dos empresas que estaban interesadas en vestir a la selección. Y así nació como una marca de vaqueros terminó en el futbol”, resume Cuéllar.

José Antonio Roca, el propio entrenador de la Selección Nacional, diseñó una camiseta alternativa que se volvió icónica: blanca con una franja central mitad verde y mitad roja.

La firma mexicana Rigg se encargó de la confección de las camisetas que el seleccionado vistió en los amistosos previos al Mundial y en los tres partidos en tierras argentinas. Ni antes ni después.

-¿Por qué Levi’s no siguió vistiendo a México?
-Quizá tenían la intención, pero no nos fue bien en Argentina, perdimos los tres partidos, por eso el contrato no se extendió en el tiempo.

-¿Salieron a la venta?
-Se confeccionaron para los jugadores, pero en las tiendas de Levi’s se vendían. Pocas. No eran tiempos de marketing deportivo. Para el que la tiene, es un objeto de colección.

-¿Usted guarda las suyas?
-Sí, las tengo por ahí, en una maleta. A veces me las piden para algunas exhibiciones. Todos las reconocen como unas joyas.



jueves, 6 de enero de 2022

Cuando Togo presentó un equipo trucho (fake)


El 7 de septiembre de 2010, Bahrein recibía a Togo en un partido amistoso de selecciones a disputarse en el Bahrain National Stadium, en Riffa. Hasta aquí, todo bien.

Los anfitriones ganaron 3-0 pero algo llamó la atención en los togoleses, además de su inusual indumentaria adidas (tiene contrato con Puma): el austríaco Josef Hickersberger, entrenador de Bahrein, comentó que estaba sorprendido por la "muy poca resistencia física para jugar 90 minutos y el pobre nivel técnico de Togo". Para el DT, esto hizo que el match fuera "muy aburrido".

Togo venía con el cartel de haber disputado la Copa del Mundo 2006 y su presencia invitaba a los aficionados a apostar con fundamento por su victoria. Algo oscuro había detrás.

La Bahrain Football Association (BFA) dijo que el encuentro se había organizado según los procedimientos oficiales de costumbre, y a través de un agente conocido durante varios años. "Todo parecía estar en orden hasta después del partido, cuando empezamos a oír que algunas personas se preguntaban acerca de estos jugadores y este equipo de Togo. Nos sorprendimos cuando nos enteramos la verdad", dijo un vocero de la BFA al Gulf Daily News. Este portavoz rechazó los informes de que el partido fue organizado por falso agente, argumentando que el intermediario en cuestión se había comportado siempre "100% bien" y ahora estaba cooperando con las investigaciones.

Por su parte, la Fédération Togolaise de Football (FTF) emitió un comunicado informando que el partido no había sido autorizado por la entidad y que el empresario togolés que arregló la realización el encuentro era un estafador. Por su parte, el Ministro de Deportes de Togo, Christophe Tchao, dijo que el equipo misterioso "fue montado por manipuladores tenebrosos con jugadores no identificados" y denunció que todo estuvo montado por un "grupo mafioso".

"Me siento herido, profundamente conmocionado por este comportamiento criminal", declaró sin vueltas Antoine Folly, miembro del comité interino de la FTF. "Las personas que son capaces de tales acciones son capaces de lo peor", agregó.

Togo todavía se está recuperando de un ataque en enero a su selección nacional en la Copa Africana de Naciones en Angola, en el que hombres armados mataron a un conductor, el asistente del gerente y un funcionario de medios e hirieron a varios más.

¿Quién será el togolés número 7 que encara ante el acecho de Abdullah Fatadi? La gente de la BFA se justifica, si hay alguna culpa de su parte, aduciendo que el vicepresidente de la entidad, Shaikh Ali bin Khalifa Al Khalifa, recibió toda la documentación oficial de los togoleses, incluyendo los pasaportes de los jugadores.

Semanas después del partido trucho, el ex asistente técnico de Togo, Tchanile Bana fue suspendido por tres años, acusado de juntar a un grupo de impostores haciéndose pasar por la selección nacional, informó la FTF. "Bana planeó la organización, la preparación y la supervisión del partido", determinó la federación.

El prontuario de Bana está sucio y ya había sido censurado por una estafa similar. Ya en julio, FTF lo había suspendido por dos años por organizar un partido en Egipto sin el reconocimiento de las autoridades deportivas de Togo.

Pero pocos en Togo creen que Bana es el único responsable, y algunos señalan a la propia federación. “No podemos sancionar solamente a Tchanile Bana solo -precisó Folly-. No puede haber actuado solo en ninguno de estos casos. Debemos arrojar luz sobre este asunto para desenmascarar y sancionar a los cómplices que pueda tener en el seno de la federación”.