lunes, 27 de diciembre de 2021

Aruba: en el paraíso también rueda una pelota

Los turistas conocen la isla caribeña de Aruba por sus playas hermosas, la temperatura agradable durante todo el año y la amabilidad de sus habitantes. Pero lo que muchos no saben es que los arubeños están locos por el fútbol.

Artículo publicado en FIFA Magazine, en febrero de 2003.
Por PABLO ARO GERALDES

Hacia el sudoeste el sol se funde en el turquesa de las aguas del Caribe. Cae la noche sobre Aruba y miles de turistas dejan las paradisíacas playas en busca de otro tipo de diversiones. Unos regresan a las cubiertas de los cruceros, otros llenan restaurantes y casinos. Todo es bullicio y alegría en la costa de Oranjestad.

Pero no solamente allí hay movimiento y caras felices. A unas cuadras, el Estadio Guillermo Próspero Trinidad está encendiendo sus luces para una nueva jornada de fútbol local. Los hinchas del Estrella y del Dakota empiezan a darle color a las tribunas, compartidas pacíficamente con los simpatizantes del Caravel y del Britannia, los rivales en segundo turno.

¿Por qué hay fútbol un martes por la noche? ¿Es tan barata la electricidad como para mantener los reflectores encendidos durante cuatro horas? No, en absoluto. Lo que ocurre es que la hora del balón recién comienza cuando termina la jornada laboral, ya que ninguno de los jugadores arubanos vive del fútbol.

Como Kenrick Brandshaw, delantero del Estrella, que de lunes a viernes atiende una de las ventanillas del registro civil de la isla. O como Gerald Zimerman, el lateral derecho que se pone la camiseta del Britannia luego de estar al volante de los camiones de carga que distribuyen mercaderías. Una rutina similar a la que cumple Román Aparicio, el volante del R.C.A., después de trabajar en el suministro de comidas del aeropuerto Reina Beatrix.
Los tres integran la selección nacional que, para sorpresa de todo el Caribe, eliminó en marzo de 2000 a Puerto Rico en las eliminatorias del Mundial 2002. Los tres le quitan horas al descanso y a sus familias para alimentar la pasión del fútbol: “Una hora antes de cada partido nos encontramos todos en el estadio. El tiempo suficiente para hacer ejercicios de calentamiento, cambiarnos y escuchar el himno antes del silbato inicial”, explica Brandshaw. “Los entrenadores están acostumbrados a sufrir bajas en sus formaciones, ya que los compromisos laborales a veces no se pueden postergar. La mayor parte de los empleos de Aruba está vinculada al turismo, y la atención de los visitantes es una prioridad nacional”.

Un crisol de razas
La isla tiene una población que apenas sobrepasa los 100,000 habitantes, y cuenta con 32 clubes repartidos en 3 divisiones. El porcentaje de futbolistas es elevado, pero no alcanza para perfilar torneos de alto nivel. “En nuestros campeonatos hay varios jugadores latinoamericanos que contribuyen a mejorar la calidad de juego. Antes había muchos argentinos; ahora tenemos colombianos, algunos peruanos, y otros de Curaçao”, cuenta Nilo Croes, el presidente de la Arubaanse Voetbal Bond (AVB).

La tarea de mantener un torneo competitivo no es fácil. Los pocos buenos jugadores que surgen se van a probar suerte en Holanda. Es lo que ocurrió con Hernández, Croes y Escalona, tres promesas que los aficionados de la isla no llegaron a disfrutar.

De Aruba todavía no ha surgido ningún fenómeno de la pelota, pero el panorama futuro tampoco deja lugar a las ilusiones: “Si pensamos en futbolistas como Gullit, Rijkaard, Seedorf, con orígenes en Surinam, o Brian Roy, de Curaçao, nos damos cuenta de que el día que aparezca una estrella, su destino estará en Holanda”, se resigna Croes.

Los arubanos hablan papiamento, una lengua que nació hace casi cinco siglos en la vecina Curaçao y resume en palabras la historia multicultural de la isla, cuya población proviene originalmente de 40 países.

Increíblemente, tan diversos orígenes encontraron en Aruba una fusión pacífica, algo que también se refleja en el fútbol. Brandshaw, Zimerman y Aparicio son una muestra del encuentro de culturas que se dio en este paraíso natural. Sus ancestros llegaron, en algún momento, de Europa, África y América, respectivamente.

Como en todos los países de América, la primera pelota de fútbol llegó en el bolso de un marinero europeo. Descubierta por españoles en 1499, abandonada y tomada por holandeses, invadida por ingleses, el siglo XX encontró a Aruba como colonia de los Países Bajos. En 1954 pasó a formar parte de las Antillas Holandesas hasta 1986, cuando se separó para ser miembro autónomo del Reino de Holanda. Todos estos cambios fueron forjando una identidad propia, que en el fútbol generó un estilo que se identifica con los brasileños y los holandeses. El juego ofensivo no se discute, aun cuando los argumentos técnicos y tácticos tengan mucho por progresar. Como el papiamento, el arubano es un fútbol alegre, algo rústico, pero sin demasiadas vueltas, directo. Y agradable.

El camino del progreso
En el Caribe las enormes distancias entre las islas conspiran contra el desarrollo de competiciones internacionales; por eso, en la AVB saben que el objetivo más cercano para elevar la calidad es fortalecer el plano interno. “Estamos buscando entrenadores que den cursos para los técnicos locales, que le den empuje a nuestro fútbol”, comenta Croes. Sabe que la materia prima está, y que hace falta un artesano que la moldee. El fútbol es el deporte número uno en Aruba; superó al béisbol y cada día gana más adeptos. “Estamos muy orgullosos de poder jugar las eliminatorias mundialistas. Cuando llegó Puerto Rico y vencimos por 4-2, hubo aquí una gran algarabía. Empezamos perdiendo por 2 goles, pero nuestros muchachos remontaron el partido de manera espectacular, con 4 goles en el 2º tiempo. La revancha fue un partido mucho más fuerte y también comenzamos perdiendo 2-0, pero logramos un empate y pasamos a la siguiente ronda, fue increíble”, se entusiasma recordando el presidente. Luego el equipo cayó ante Barbados, uno de los más fuertes de la región, con jugadores que actúan en el fútbol inglés.

Ahí se terminó el torneo para Aruba, pero no los sueños de un futuro mejor. “Tengo muchas esperanzas para la próxima eliminatoria –dice Croes—, ya demostramos que podemos pasar la primera ronda. Ahora el desafío será subir un escalón, nivelarnos con los grandes de la región, como Trinidad y Tobago, Surinam, Barbados o Jamaica. Ese día va a llegar y allí nos estarán esperando México, Costa Rica o Estados Unidos”.

Igualmente, las dificultades a superar son muchas y tienen que ver con el corto presupuesto que maneja el fútbol local. Hasta el 2002 la AVB tuvo un contrato con una firma holandesa que proveía de ropa a todos los equipos nacionales, pero el acuerdo se canceló y no hubo nuevas empresas interesadas.

Por eso, la gente de la federación tuvo que diseñar su propio modelo y encargarlo a una industria textil de la vecina Colombia. Obviamente tuvieron que pagarlos; no hubo patrocinio.
Y como no hay patrocinadores para la selección, todo se hace con lo recaudado y alguna ayuda del gobierno y de la FIFA. Pero más allá de lo económico, hay colaboraciones mucho más importantes que fomentan el crecimiento del fútbol local. Hace cuatro años se celebraron en las islas San Martín los Juegos del Reino de Holanda y Johan Neeskens y Frank Rijkaard estuvieron entrenando al plantel arubano. En junio de este año, los juegos se realizarán en Aruba, y serán una nueva ocasión para aprender.

Un ejemplo de amor
A ritmo lento pero parejo, el fútbol crece mirando hacia adelante. La renovación está asegurada en la gran cantidad de jóvenes que aman el deporte. “Ante un compromiso internacional, la selección comienza a prepararse dos meses antes, sólo en los horarios libres. Pero eso no ocurre con los sub-17, ellos se organizan con un año de anticipación, como los chicos que participaron en noviembre último en Cuba, en el torneo de la Concacaf”.

Cuando la mayoría de los turistas se prepara para la diversión nocturna, decenas de futbolistas dejan sus trabajos para ir a entrenar. No importa el cansancio que arrastren de la jornada, tampoco el hecho de no recibir dinero por hacerlo. Lo mismo hacen árbitros, dirigentes, entrenadores. Nadie se fija que Aruba está en el puesto 189 de la clasificación mundial FIFA. “Fútbol es vida”, dijo alguna vez Joseph Blatter y los arubanos lo demuestran cada día con su entrega desinteresada.

“La mejor recompensa que tienen nuestros futbolistas es que la gente vaya al estadio a verlos jugar. Con eso les alcanza para ser felices”, comenta Nilo Croes. Y lo son. Un hermoso ejemplo de amor al fútbol.
Photos by Pablo Aro Geraldes

martes, 14 de diciembre de 2021

Roberto Batata campeón post mortem de la Copa Libertadores

Artículo publicado en conmebol.com
Por PABLO ARO GERALDES

El 14 de mayo de 1976 falleció trágicamente Roberto Batata, brillante puntero derecho del Cruzeiro. Había convertido un gol en la visita a Alianza Lima por la Copa Libertadores y, apenas regresó a Belo Horizonte, aprovechó el día libre, manejó su Chevette con rumbo a Tres Corações. "Estaba cansado, pero también ansioso por reencontrarse con su esposa Denise y su hijo Leonardo", comentaron sus compañeros. Un accidente en la ruta causó una enorme tristeza en Brasil, que admiraba su juego veloz y habilidoso.

Su descubridor João Crispim lo había llevado al Cruzeiro. Tostão, el gran ídolo del club azul, quedó encantado con su fútbol en 1971. Promovido junto a Palhinha, fue tetracameón mineiro. A Roberto Monteiro, tal su veradero nombre, Cispim lo llamaba Batatinha (en español Papita) y el cariñoso apodo le quedó para siempre.

Dos meses y medio después de su triste partida, Cruzeiro vencía a River Plate 3-2 en Santiago de Chile y conquistaba por primera vez la Copa Libertadores. Tras el pitazo final del árbitro chileno Alberto Martínez, todos los jugadores mineiros formaron un círculo y oraron por su memoria. Nunca un campeón de la Libertadores estuvo tan presente como él en la noche santiaguina. La emoción y las lágrimas enmarcaron la entrega del trofeo.

Hoy, su estrella de campeón post mortem brilla tanto como la Cruz del Sur que engalana el pecho del equipo Guerreiro dos Gramados.

Pura emoción. Pitazo final del árbitro Alberto Martínez, Cruzeiro es campeón de América y dedica la consagración a la memoria de Roberto Batata.

sábado, 4 de diciembre de 2021

El fútbol en los Estados Federados de Micronesia

Los Estados Federados de Micronesia son un archipiélago independiente de 607 islas, localizado en el Océano Pacífico, al noreste de Papúa Nueva Guinea, en la región de Micronesia. Su selección fue noticia por un récord nada agradable.

Actualización del artículo publicado en abril de 2010.
Por PABLO ARO GERALDES

El número es demoledor: 114 goles en contra en sólo tres partidos de los Juegos del Pacífico 2015 le valieron en la prensa internacional el penoso tí tulo de "peor equipo del mundo". Puede ser desde lo estadístico, pero detrás de tan pobre desempeño hay una historia por conocer.

En 1999 se fundó la Federated States of Micronesia Football Association (FSM-FA) y la selección comenzó una tibia actividad, pero dejó de tener competencia internacional en julio de 2003. Desde entonces, el fútbol se redujoa la actividad de los cuatro estados que componen el país: Yap, Chuuk, Kosrae y, principalmente, Pohnpei. En este último estado está Palikir, la capital federal. Casi todas las islas son atolones y arrecifes coralinos asentados sobre cordilleras submarinas, y en muchos casos antiguos volcanes como sucede en Chuuk, donde el perímetro de la laguna del atolón es un emerger de corales asentados sobre un cráter volcánico.
Chuuk - Kosrae - Pohnpei - Yap
Algunas estadísticas del fútbol micronesio:
Primer partido: Guam 3-0 Micronesia (1/6/1999).
Mejor resultado: Micronesia 7-0 Islas Marianas del Norte (12/7/1999).
Peor resultado: Micronesia 0-46 Vanuatu (6/7/2015, en Papua Nueva Guinea).
Último partido: Micronesia 0-46 Vanuatu (6/7/2015, en Papua Nueva Guinea).

Paul Watson durante un entrenamiento con los jugadores de Pohnpei.
Pero no todo está ligado a las derrotas. El fútbol micronesio buscó un despegue, de la mano del británico Paul Watson, quien a principio de esta década asumió el cargo de seleccionador nacional. Desde Pohnpei se dedicó a activar la competencia interna. Con el combinado de ese estado venció 6-2 a las Island All-Stars, en medio de un clima tormentoso. Sí, el nivel es pobre, pero la única manera de crecer es salir a competir. Encerrados en sus atolones de coral, será imposible progresar.
Vanuatu, Nueva Caledonia, las Islas Salomon y Fiji llegaron a pelear las instancias finales para meterse en la Copa del Mundo. En 2010, por primera vez un equipo de Papua Nueva Guinea, el Hekari United, ganó la O-League, el máximo torneo de clubes de Oceanía y disputó luego el Mundial de Clubes. Tahití y Fiji metieron a sus selecciones en el Mundial Sub-20. Y aunque las goleadas humillan y seguirán viéndose, jugar es el único camino.

En febrero de 2010, durante la asamblea anual del Comité Olímpico de los Estados Federados de Micronesia, en Pohnpei, se volvió a formar la Federated States of Micronesia Football Association, con nuevas autoridades. Es uno de los 9 estados soberanos que no son miembros de la FIFA.

Steve Finnen asumió entonces la presidencia y la FSM-FA inició su relación con la Confederación de Oceanía, aunque no es miembro, y tampoco de la FIFA, por lo que no puede participar en Eliminatorias. Sus partidos no son reconocidos por la entidad madre del fútbol. Tampoco está afiliada a la NF-Board ni la ConIFA, organismos que agrupan a los seleccionados no reconocidos por la FIFA. Sí fue admitido en la división Oceanía del Comité Olímpico Internacional, pero en virtud de la Carta del Comité Olímpico Nacional, no le puede dedicar fondos para el desarrollo del fútbol hasta que el órgano rector internacional (la FIFA) reconozca el programa. En consecuencia, el mínimo desarrollo del fútbol es resultado de donaciones del sector privado en los estados, y más recientemente, a través de la asistencia de la FSM-FA.

Este parcial reconocimiento olímpico le permite competir en los Pacific Games (Juegos del Pacífico), la gran cita deportiva de las pequeñas naciones oceánicas.

El trabajo del DT Watson se centró en amalgamar a los jugadores de las diferentes islas, a la vez que la nueva federación empezó a estimular el fútbol desde el nivel escolar. En 2015 Jeff Wuthel asumió la presidencia de la FSM-FA y, aun con una competencia mínima, se lanzaron al desafío de participar en la XV edición de los Pacific Games, en Port Moresby, capital de Papúa Nueva Guinea, su primera participación en un torneo bajo el ala de la OFC.
Micronesia (camiseta naranja) en el 0-38 ante Fiji.
Allí sufrió tres goleadas humillantes sin siquiera anotar un solo gol: 0-30 ante Tahití, 0-38 con Fiji y 0-46 con Vanuatu. En defensa de estos jugadores, dirigidos por el australiano Stan Foster, es necesario aclarar que la mayoría de ellos nunca había jugado un partido "en serio", jamás había pisado una cancha de once... Muchos, ni habían salido de la isla en la que nacieron.

En declaraciones a The Guardian, Foster puso en palabras la diferencia con sus rivales: "fueron partidos de niños contra hombres. Estamos en el kindergarten del fútbol, tenemos mucho que aprender. Cuando hicimos escala en Guam, muchos de estos muchachos vieron por primera vez en su vida un ascensor o una escalera mecánica".

El camino será largo y duro para los Estados federados de Micronesia, pero alguna vez tenía que empezarlo. El anhelo de los micronesios es llegar a ser reconocidos por la FIFA e inscribirse en las eliminatorias para la Copa del Mundo. Soñar no cuesta nada...
La selección de los Estados Federados de Micronesia en 2001.