Las selecciones nacionales no exhiben publicidad pero sí llevan distintas historias detrás. Entra a la tierra de las playeras exóticas y sorprendentes, un mundo que de verdad parece mentira.Artículo publicado en la edición centroamericana de la revista Fox Sports, en junio de 2006. Ampliado y republicado en los diarios El Espectador (Colombia), Última Hora (Paraguay) y El Nacional (Venezuela).
Por PABLO ARO GERALDES
Hay tantas anécdotas de camisetas como selecciones nacionales alberga la FIFA. Involucran a países ricos y pobres, a campeones mundiales y a federaciones emergentes. Desde ‘Small’ a ‘Extra Large’, todas son historias sorprendentes.
LOS PARIAS No todas las federaciones consiguen firmar contratos millonarios para que las vistan Adidas, Puma o Nike. Las selecciones de los países más modestos no solamente no logran que les paguen por usar las camisetas: ni siquiera se las dan, deben comprarlas.
Así fue que, en las Eliminatorias camino al Mundial 2002, la selección de Vanuatu llegó a Australia y, antes de ir al estadio, pasó por un centro comercial y compró 16 camisetas rojas. Lo extraño es que tenían estampada una publicidad y la tuvieron que tapar con cinta adhesiva.
Aruba fue más previsora y para enfrentar a Puerto Rico encargó por Internet sus camisetas amarillas y celestes a un fabricante colombiano, que se las envió en una encomienda de correo.
En otros casos, un jugador emblemático carga con la responsabilidad de conseguirlas.
Liberia no tenía ropa y George Weah la obtuvo en Italia a cambio de una publicidad. Y el goleador Alí Daei fue más práctico y creó su propia marca: durante años, Irán jugó con camisetas ‘Daei’.
Otros países, que ni siquiera tienen estrellas, viven de la caridad: la Asociación Inglesa donó sus remanentes de camisetas para vestir a las selecciones de Lesotho y Malawi, en África. En ambos casos, una banderita cosida tapó el escudo inglés.
EXPERIMENTOS A veces las marcas ensayan nuevos modelos y utilizan a una selección para testear el mercado. Así fue que, en la Copa Africana de Naciones 2000, Camerún apareció con una novedosa ‘musculosa’ sin mangas. Fue un éxito que vendió 400.000 prendas en todo el planeta, pero la FIFA sostuvo que no respondía al reglamento y para la Copa del Mundo 2002 debieron agregarles unas mangas negras a último momento. La polémica alentó más a Puma y dos años después presentó su “pieza única”, que integraba en una sola prenda a camiseta y pantaloneta. Pero la FIFA contraatacó: le prohibió utilizarla y le quitó 6 puntos en la Eliminatoria camino a Alemania 2006. Finalmente le reintegraron los puntos, pero no pudieron alcanzar a Costa de Marfil.
CAMBIOS POLÍTICOS
El desmembramiento de la Unión Soviética hizo desaparecer la vieja camiseta roja con la sigla CCCP y dio lugar a 15 nuevas selecciones, cada una con los colores que históricamente fueron reprimidos desde el poder del Kremlin. Así aparecieron Kazakstán (azul y amarilla), Lituania (amarilla, verde y roja), Turkmenistán (verde y blanca) o Ucrania (amarilla y azul).
Lo mismo pasó con la ex Yugoslavia: cada una de las nuevas naciones quería diferenciarse de la casaca azul, más propia de los serbios que dominaron siempre la federación.
Renegar del color del adversario es una constante de los gobiernos autoritarios. Al tomar el poder, el dictador Francisco Franco obligó a la selección de España a cambiar el rojo tradicional por el azul, ya que la histórica camiseta le recordaba al comunismo.
En África, las revoluciones también cambiaron los colores del fútbol: pasó con Zaire, que dejó el verde cuando pasó a llamarse República Democrática del Congo y se vistió de celeste y amarillo; y también con Ruanda, que tras la Constitución de 2003 dejó las rayas rojas y amarillas por una casaca azul, más acorde a la nueva bandera.
Ese mismo año, Georgia vivió la Revolución Rosa, que terminó cambiando la camiseta nacional morada por una… blanca. El rosa no les parecía muy viril.
COLORES Y APODOS
La identificación de los aficionados con sus colores hace en muchos casos que a la selección se la conozca más por su vestimenta que por su juego. Si en Sudamérica la Albirroja identifica a Paraguay y la Roja a Chile, en otras geografías lejanas sucede algo similar.
Decir les Bleus (los Azules) es hablar de la Selección Francesa, la Blagult (azul-amarilla) es Suecia y la Bialo-czerwoni (rojiblanca) es Polonia, entre otras.
Otros nombres pueden resultar indescifrables a los oídos hispanos, pero todos hacen referencia a sus camisetas. ¿A cuáles selecciones nos referimos si hablamos de Al Theeb Al Ahmar, de los Tubaroes Azuis o la Nivheret Hatchelet? Es difícil, sí. Se trata de Bahrein (los Lobos Rojos, en árabe), Cabo Verde (los Tiburones Azules, en portugués) e Israel (la Selección Celeste, en hebreo).
¿SELECCIÓN O CLUB?
En el Mundial Italia 1934, Austria usó la franela celeste del Napoli para enfrentar a Alemania por el tercer puesto. Ambos vistieron históricamente de blanco y los austríacos aceptaron con gusto el ofrecimiento del club local.
En 1950, México enfrentó a Suiza y uno de los dos tenía que cambiar su camiseta roja. El comienzo se demoró 25 minutos, porque fueron a un sorteo y los aztecas resultaron favorecidos, pero igualmente declinaron el privilegio: los helvéticos jugaron de rojo y ellos utilizaron la azul y blanca que les prestó el Cruzeiro de Porto Alegre.
En la Copa Mundial Suecia 1958, Alemania y Argentina debutaban en Malmö, pero algo salió mal: la TV ya había llegado y los uniformes eran prácticamente iguales en la pantalla blanco y negro. Tras algunas demoras, la solución la aportó el IFK de esa ciudad: le prestó sus camisetas amarillas a los argentinos, que perdieron 3-1.
Algo similar le pasó a Francia en 1978. Para enfrentar a Hungría cambió su casaca azul porque, en TV blanco y negro, podía confundirse con la roja de su rival. Pero los húngaros pensaron lo mismo y los dos aparecieron de blanco. El problema era que no habían llevado el otro equipamiento y los galos jugaron con la extraña camiseta verde y blanca de Kimberley, club de Mar del Plata que se las acercó desde sus vestidores.
Otro que se mimetizó de club fue Costa Rica, pero no por accidente. Para enfrentar a Brasil en Italia ’90, los Ticos utilizaron el uniforme del desaparecido Club Sport La Libertad, que en ese año se convirtió en el primer equipo costarricense en cumplir cien años de existencia. Claro, la camiseta a rayas blancas y negras, el pantalón y las medias blancas son idénticos a la vestimenta de Juventus, por lo que la mayoría sospechó que se trataba de una suspicacia de los dirigidos por Bora Milutinovic buscando congraciarse con el público de Turín. La misma playera la usaron contra Suecia.
MODELOS EXCLUSIVOS
A veces, pocas, los diseñadores se inspiran en la cultura de un país. Ocurrió en 1998, cuando México concurrió al Mundial de Francia 1998 con una hermosa camiseta con el calendario azteca, o cuando Croacia se animó a vestir su tradicional damero rojo y blanco.
A principios de esta década, Canadá vistió una camiseta con una enorme hoja de arce, el emblema nacional, y en Francia ’98 el arquero de Jamaica tenía una camiseta ornamentada con una gran hoja de marihuana. Curioso.
Pero el máximo de la exclusividad lo aportó hace dos años la selección de Kuwait para homenajear al recientemente fallecido emir Sheik Jaber al Ahmad al Sabah: estampó su imagen en el pecho para enfrentar a Jordania. Ni los iraquíes, cuando los hijos de Saddam Hussein comandaban la federación de fútbol, se habían animado a tanto.
Cuando la empresa Puma se lanzó a diseñar las casacas de la mayoría de las selecciones africanas, puso en su pecho una imagen distintiva de cada una: en la de Costa de Marfil se lucía un elefante, en la de Togo un gavilán, en la de Ghana una gran estrella y en la de Túnez un águila.
SIN BANDERA
Las camisetas suelen repetir los colores de las banderas nacionales, pero no todas. El azzurro de Italia responde al color de la Casa de Savoia, que dominaba a principios del siglo XX, cuando se conformó el primer seleccionado. Algo similar al caso de Holanda: la Casa de Oranje se identifica con el color naranja.
El celeste de Uruguay llegó por una copia: en 1910, el River Plate de Montevideo debía enfrentar al gran Alumni argentino, ambos con casacas rayadas blancas y rojas. Para solucionar el inconveniente usaron unas celestes. Los uruguayos vencieron con ese color y la selección lo adoptó para dejar atrás los bastones azules y blancos que se confundían con la vestimenta argentina.
Venezuela con su tradicional casaca vinotinto, Japón que viste de azul, Australia de amarillo y verde, Nueva Zelanda de blanco, la India de celeste y Alemania, de blanco, siguen la línea de diferenciarse de sus banderas.
Mil y una camisetas, mil y una historias.